Emotivo documental sobre la vida del luchador y actor André René Roussimoff. Contiene fotos y vídeos de su juventud e inicios en la lucha, cuando tenía una razonable buena forma física y movilidad para alguien de sus dimensiones.

El testimonio de sus hermanos en Francia, de su hija, y el de su mejor amigo, Tim White, es lo mejor. Se detalla la legendaria capacidad de ingerir alcohol de Roussimoff, que bebía litros y litros sin apenas emborracharse, casi como el Captain America. También se expone su generosidad, su amabilidad, y el peligro que suponía adelantarse y pagar la cuenta cuando se comía con él.

Arnold Schwarzenegger interviene y cuenta alguna anécdota durante la experiencia de Conan the Destroyer (1984). También salen Robin Wright, Cary Elwes y Rob Reiner, que trabajaron con él en The Princess Bride (1987), seguramente el papel más recordado de Roussimoff.

Me ha sorprendido saber que tuvo éxito con las mujeres, muchas de las cuales se sentían atraídas por su tamaño. En la recta final de su vida soportó constantes dolores de espalda y en las articulaciones. Hulk Hogan se consolidaba para coger el testigo, para derrotar a un gigante que, a esas alturas, dejaba el bastón antes de subir al ring, y que se agarraba a las cuerdas para sostenerse durante el combate.

Vemos al gigante pasando buenos momentos en su querido rancho de Ellerbe, North Carolina.

Al documental le sobran unos 15 minutos. La parte de la organización de los combates en América se podría haber condensado más. El triste epílogo nos lleva a París y al Hôtel de la Trémoille, donde Roussimoff se alojaba tras asistir al funeral de su padre.