El mismo día en que políticos y autoridades de lo más variopinto sacan pecho en Valencia por la organización sin fisuras de un evento deportivo de magnitud internacional, se cumple un año del accidente de metro que se llevó 43 vidas entre las estaciones de Plaza de España y Jesús.
Una tragedia que se resolvió ( ironías del destino) por la vía rápida, señalando con el dedo a un único culpable, el maquinista (tristemente fallecido) de aquel convoy.
Este aniversario y el hecho de que el Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia haya decidido reabrir el caso, debería hacer ver a determinados personajes que hay cosas que ni venden ni sirven para salir en la foto, ni siquiera se resuelven instalando monolitos, simplemente acaban poniendo a cada uno en su sitio y tarde o temprano exigen alguna responsabilidad.