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Documental sobre Manuel Delgado Villegas (El Arropiero), el mayor asesino en serie de España. Personaje semidesconocido a pesar de haber matado a más de cuarenta personas a finales de los 60 y principios de los 70 del pasado siglo. Si hubiese ocurrido en los EEUU, o en la España actual seguro que todos sabríamos de su existencia. Cierto que, por mi edad de 31 años, es normal que no hubiese oído nunca hablar de él, pero a todos los que he podido preguntar sobre esa época tampoco recuerdan nada. Todo ello deja una sensación de personaje fantasma, que sólo ha existido para los aficionados a la crónica negra de este país, como es el caso de Carles Balagué.

Carles Balagué, crítico y cineasta, creador de las salas Méliès de Barcelona dedicadas al cine clásico, ha dedicado estos últimos años ha realizar documentales sobre la España de los 60, crónicas de la parte más oculta que a los grandes medios no les interesa presentar. La casita blanca, De Madrid a la Luna y, ahora, Arropiero, el vagabundo de la muerte.

Con 80 minutos, Balagué, nos presenta un documental con aportaciones de las personas que conocieron a El Arropiero. Una capacidad de síntesis memorable, que resume perfectamente todo lo que nos quiere explicar. Con un montaje ágil que mezcla las narraciones de policías, jueces, abogados, médicos, testigos etc… Intercaladas con imágenes de fotografías y vídeos de la época e imágenes filmadas en los mismos lugares actualmente. Haciendo que cualquier profano en la historia del personaje pueda comprenderlo todo en 80 minutos. Si todos los documentales que nos hicieron ver en clase fueran como este, ahora sería un experto historiador.
Pero Balagué, no sólo muestra los hechos, si no que deja muestras de cierta ironía al mezclar imágenes con lo que comentan los entrevistados. Un ejemplo es en el que un juez nos habla de que El Arropiero fue expulsado de la legión porque su comportamiento era demasiado extraño y surrealista para el orden al que estaban acostumbrados. Para, seguidamente, mostrarnos una imagen de la legión en la que se ve un desfile con un mono subido encima de una cabra.

Como he dicho antes, de haber ocurrido esto en los EEUU, seguramente hubiésemos visto más de una película, serie de televisión y varias novelas. Aunque en estos 80 minutos hay suficiente tiempo como para mostrarnos todo lo que hizo, hay material suficiente para hacer una o varias temporadas de una serie de televisión sin que pareciera que se estuviera alargando como un chicle (o como Prison Break).

Por las pocas personas que me acompañaron en la sala, un viernes por la tarde en el día del estreno, me da la sensación que será una película que dure poco en el cine. Así que, los interesados en verla, mejor que no tarden mucho.

romita