Megalomaniaco, maniaco-depresivo, romántico, productor suicida, vinícola existoso y finalmente director de cine.
Todo eso es Coppola, y casi se podria decir que ha volcado su ser en lo último.
Debutar de la mano de Roger Corman con un film testimonial que ya apuntaba su gusto por cierto recreamiento en el poder resolutivo de la mente Dementia 13 y que visto hoy desvela mas sobre el propio Coppola.
Ello le llevaría a you are a big boy now su siguiente film y a llueve sobre mi corazón, en plena época universitaria, donde ya se le consideraba un genio con aires de grandilocuencia, que entre otras cosas, cautivó a un joven George Lucas, cuyos primeros pasos los hizo a su abrigo.
Y empezamos a llegar a la gestación de una de las obras capitales de la cultura del siglo XX. El padrino no era un film personal, sino un encargo para llevar a la pantalla un best seller de Mario Puzo. Vamos, algo así como el código da Vinci de aquellos tiempos. Incluso Francis lo aceptó como un trabajo alimenticio, para ir cobrando peso en la industria y que los productores pudieran confiar en él en proyectos futuros más personales.
Seguro que ni él mismo pudo predecir lo que después sería para su carrera y para la historia del cine ese film . Obra de dimensiones épicas a pesar de lo humilde y sencillo de su universo: la famlilia. Coppola mezcla con maestría temas tan complejos como la traición, el desarraigo, la fraternidad y la violencia con un fascinante ejercicio de estilo que toma elementos del cine negro francés , la tragedia griega y el neorrealismo italiano.
Por si fuera poco, consigue una autenticidad pocas veces vista con un casting que arriesgaba al máximo mezclando a desconocidos como Al Pacino y mitos como Marlon Brando.
La conversación fue pues, una obra mucho más independiente y personal, que se pudo permitir tras el taquillazo de el padrino. Obra pertubadora e inquietantemente visionaria, nos narra la obsesión por la falta de intimidad en la sociedad actual. Un final apoteósico para un film injustamente olvidado y que ganó la palma de oro en Cannes.
El padrino II la rueda ese mismo año, señal de que estaba en absoluta forma para desempeñar cualquier reto. Lejos de ser una secuela que aproveche el éxito de la anterior de un modo facilón, esta segunda entrega iguala y supera incluso los logros anteriormente conseguidos, ya que Coppola compone un retrato de la soledad absolutamente desgarrador. Confronta dos tipos de moral, dos épocas, dos personas que podrían haber tan próximas como distantes. Una descomunal muestra de talento en estado de gracia.
Apocalypse now culmina una de las etapas mas impresionantes que un cineasta haya tenido jamás. Otro impagable regalo para el espectador. Un viaje a las profundidades del alma humana, donde ya no se es uno sino que se es "su otro". Vietnam como un nuevo infierno dantesco. Marlon Brando como un mesías oscuro. Martin Sheen como un Ulises sin punto de retorno. Un film que es lo más cercano a una alucinación. Otra palma de oro y la culminación total de un artista.
A partir de aquí Coppola , aunque ruede algunos filmes francamente buenos, no llegará nunca al nivel exhibido en los 70. No era nada fácil, claro, ya que estamos hablando de obras maestras absolutas, pero no deja de ser triste que alguien que demostró tanto en tan poco tiempo, y dando la impresión de hacerlo de un modo natural, no volviera a esa senda. Posiblemente la experiencia terrorífica de apocalypse now le pasara factura, y Francis no volvería a volcarse de ese modo en la filmación en el futuro, salvo tal vez, con su siguiente film, corazonada.
Y es que ese fue el punto final de su productora Zoetrope, y por más que en el futuro trataría de resucitarla, nunca llegó a manejar presupuestos tan altos y estar tan cara a cara con las mayors como entonces ( american zoetrope es una productora mas modesta, responsable de, por ejemplo, jeepers creepers ).
Coppola, arruinado,empieza a hacer film puramente comerciales, como Rebeldes, aunque responde con otro golpe personal, la ley de la calle. Ésta es una muestra de lo que será a partir de ahora su obra: un film indudablemente interesante y magnífico, pero sin el aura que distinguía a sus mejores trabajos. Una oda al romanticismo que bebe de fuentes como la generación beat en su retrato del joven atrapado por su ambiente y el viaje como metáfora del autoconocimiento.
Cotton club, Peggy Sue se casó, Jardines de piedra, Tucker un hombre y su sueño, películas con las que Coppola no destaca especialmente, a pesar de que tienen buenas críticas en su mayoría. La acogida del público, sin embargo, es fría.
Y tal vez por eso, consciente de que necesita un taquillazo que le devuelva a la primera línea, Coppola acepta dirigir El padrino III. Y es aquí donde vemos que la magia se ha ido. Puede que porque la motivación para hacerla fuese esa y se nota, de hecho, Robert Duvall se negó a participar alegando ese motivo. Aunque siendo un muy buen filme, esta tercera entrega nace coja. Ya desde la baja a ultima hora de Winona Ryder y siendo sustituida por Sophia Coppola, actriz desafortunada, y siendo víctima de un tercer acto alargado y deudor del primer padrino, se ve que está claramente por debajo de las anteriores entregas.
Aún así se ven destellos del genio en secuencias concretas, pero el fallo de partida sigue ahí: El padrino III no añade nada que no estuviera en las anteriores.
Drácula prolonga su idilio con el público, con un canto al amor inmortal mucho más fiel a su estilo y motivaciones. Excelente cinefilia la demostrada por el italoamericano, sin duda , lo mejor de ese homenaje a Bram Stoker.
Finalmente Jack y legítima defensa, el primero dedicado a su hijo, el segundo un film de estudio que debido a su fracaso comercial rompe su vinculación con la paramount.
Llegamos a un youth without youth que no ha convencido a nadie.
Es cuando nos preguntamos si Coppola se ha quedado definitivamente anclado en el pasado, víctima de su temperamento, de haber abarcado tanto en tan poco tiempo, de convertirse en ídolo de los cinéfilos siendo tan joven, condenado como Orson Welles, a mirar hacia atrás.