Cuántas vueltas es capaz de dar el ser humano para justificar lo injustificable y permitirse sus miserias.
El dilema, pese a lo que muchos pretendan, es muy sencillo: obrar bien o mal.
Punto.
Todo lo demás es querer disfrazarlo con supuestas "complejidades" que no afectan a la cuestión esencial, que es ética: Hacer lo correcto o lo que nos conviene.
Os están vendiendo un bien que SABÉIS que es ROBADO, y lo estáis comprando porque OS INTERESA, porque OS CONVIENE, en lugar de renunciar a ello porque sería LO CORRECTO. E insisto: hablamos de un BIEN DE CONSUMO, un puro producto de ocio, no de ninguna necesidad básica. Algo de lo que se puede prescindir sin más. No hablamos de robar para comer.
Estáis haciendo lo mismo que si yo me pongo a la puerta de un centro comercial a venderos a mitad de precio blu-rays que acabo de robar y me los compráis, conscientes de lo que estamos haciendo ambas partes. No os engañéis. LO MISMO. "¡Ah, no!", me diréis, "no es lo mismo, porque en este caso no hay opción, sólo puedo comprar el producto robado porque nadie me lo ofrece legalmente". Falso. Sí hay opción: NO COMPRARLO, aunque eso suponga quedarnos sin ello, PORQUE ES ROBADO y ESTÁ MAL hacerlo. Ah, pero claro, entonces saldríais perjudicados, entonces tendríais que sacrificar vuestra satisfacción personal –y sólo por obrar de forma justa, ya ves tú qué tontería– y eso sí que no. Quita, quita, que eso de tener "principios" es muy incómodo para la vida cotidiana.
Y no sólo estáis actuando de manera reprobable éticamente, sino que además, con vuestros actos, estáis contribuyendo a perjudicar el mismo mercado del que luego tanto os quejáis y estáis alimentando el negocio de gente sin escrúpulos, de ladrones. Estáis legitimando y perpetuando el mal, tanto en el terreno pragmático como en el moral. Por pura satisfacción egoísta de un deseo completamente banal.
¿Cómo que no puedo "juzgaros"? ¿Porque cada uno es libre de hacer con su dinero lo que le plazca? Valiente patraña. ¿El libre albedrío lo justifica todo? ¿También obrar mal? No necesito "juzgaros"; vuestras propias acciones lo hacen por mí. Y vuestras explicaciones os dejan aún más al descubierto.
No soy yo el que está adoptando una postura de superioridad moral. Sois vosotros los que os estáis degradando.
Pero no hay mayor ciego que el que no quiere ver.
Y si no lo entendéis, si no lo queréis entender, es inútil explicároslo.