Vista ayer, magnífica peli, de una belleza y plasticidad maravillosa. Como es de costumbre en sus peliculas, la influencia del maestro Bergman, siempre sigue presente.

El único inconveniente quizás para mí, ese ese excesivo movimiento de cámara, (efecto Dogma95), que en ciertas escenas y para mi gusto personal es un poco insufrible.

Maravillosa la escena final, cuando recogían ramas para construir su "cueva mágica", me recordó mucho a una escena de la pelicula Dersu Uzala de Kurosawa, cuando el protagonista y su acompañante recogían hierbas y ramas para cobijarse del extremo frío de la tundra. La fotografía en concreto de esa escena del maestro japonés, la tengo para mí como la mejor de la historia del cine.

Calidad técnica también fantástica, otro puntazo para Cameo por estas maravillosas ediciones.

Saludos.