La última que he visto es The Living Daylights (1987). Mala acción. Me entraba la risa. No me ha gustado salvo por Andreas Wisniewski, un villano con presencia que también he disfrutado en Die Hard (1988), y por Maryam d'Abo, atractiva chica que me recuerda a Nastassja Kinski. Hasta Jeroen Krabbé, canalla estupendo en The Fugitive (1993), aquí está para reírse.
Floja.