Absolutamente.
Con esta Raising Cain (En nombre de Caín) precisamente, tuve una época en que la revisé frecuentemente (algo poco frecuente en mí), degustando los pequeños detalles técnicos y narrativos (no es gratuito que el revisionado de su filmografía, saque a relucir detalles que nos habian pasado inadvertidos en un primer visionado).
Y es que hay tantas secuencias con una dirección y montaje apabullantes (la frecuentemente citada escena de la comisaria), que consiguen que el espectador se quede hipnotizado ante la pantalla, a lo que ayuda la presencia de un (o cinco ) John Lithgow pletórico.
Estoy seguro de que si De Palma filmase uno de los monótonos trayectos en metro que realizamos habitualmente, conseguiría en apenas cinco minutos, montar una set-piece dotada de un suspense inmejorable.