Hay
un anuncio ahora en televisión que me resulta la mar de educativo. Se trata del anuncio del Seat Ibiza, y se titula algo así como
La sorprendente historia de la hormiga y la cigarra. Y dice así:
[center:8a176e9e8f]Juan se pasó todo el verano estudiando
Mientras, su amigo Pedro tocaba la guitarra en su casa
Juan se esforzaba pensando en su futuro
Y Pedro seguía con su música
Al llegar el invierno, Juan entró en una multinacional
Y cómo no, Pedro tocaba y tocaba
Juan empezó a prosperar en su empresa
Sin embargo, Pedro necesitaba descansar
A Juan las cosas le fueron bien y se compro un Ibiza
En cambio, Pedro... también se lo compró[/center:8a176e9e8f]
Y claro, no podría acabar de otra forma que con un
Y colorín colorado este cuento ha cambiado. Todo ello aderezado por estupendas imágenes como Juan
el pringao metido en un ascensor con lo que parecen ser insectos -es decir, otros
pringaos como él-, o un gran edificio sede de la citada multinacional al que parecen entrar hormiguitas (más insectos pringaos). Mientras tanto, Pedro (el que necesita descansar) no sale de su cuarto, y aparece acostado en su cama, o tocando la guitarra en el suelo, es decir, no pegando
ni chapa. Algo que supongo que Pedro podrá permitirse hasta agosto, porque a partir de entonces tendrá que pagar durante seis largos años 137 euros al mes. Que no es mucho, pero no los gana uno acostado en la cama. Bueno, dependiendo de a lo que se dedique, claro, pero Pedro no tiene pinta de follar mucho, tampoco, porque seguro que no tiene pasta ni para irse de fiesta...
No me quiero poner en modo Paulo Coelho (es decir, moralista), pero siendo que el texto original es una fábula de La Fontaine con moraleja, me siento algo autorizado. Bueno, el caso es que siempre he pensado que el esfuerzo personal es un valor a fomentar, y anuncios como estos me parecen, lo confieso, un poco repugnantes y muy engañosos. Realmente, me siento como si me estuviesen llamando idiota, aunque todo sea dicho, la idea es tan burda y poco sutil que yo tampoco diría que se trata de publicidad subliminal (quizá analizando las gamas de colores que aparecen en las escenas de uno y otro personaje saliese algo, pero yo no soy publicista ni tengo ganas de intentarlo). Dejando aparte el tema del trabajo profesional y la remuneración (es decir, que hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar), la idea de realizarse, de esforzarse por conseguir algo, luchar por tus sueños (que poético queda eso), por construir tu propia vida, en lugar de abandonarse a las circunstancias siempre me ha parecido loable. Y es que Pedro -la cigarra- no parece en ningún momento esforzarse por ni siquiera tocar bien la guitarra. No sé si los creativos de este anuncio del Ibiza pretendían despertar este tipo de reacciones (imagino, un poco en modo
piensamalyacertarás, que en parte sí), pero desde luego, estoy seguro de que ellos no fueron los que se quedaron oyendo música acostados en su cama. O visto lo visto, quizá sí.
Me siento mucho más atraido, aunque también es verdad que un poquitín más miserable y fracasado en el sentido que hablaba el otro día (mamá, ya lo sé), por un anuncio que el BBVA tenía hace algunos meses acerca de sus programas de becas (que pueden ser, es cierto, mejores o peores, pero no entro en eso como no he entrado en si el Seat Ibiza es mejor o peor):
No sabemos quién descubrirá la vacuna contra el cáncer, ni quién será el primer hombre en pisar Marte, pero lo que sí sabemos es lo que está haciendo en estos momentos: estudiar. Uf, joder, joder. Y es que casi me siento culpable.
No sé, serán cosas de mi educación, que ha hecho estragos en mi, qué le voy a hacer...