"La lucha por la liberación (de Zimbabwe) terminó en 1980. Pero ahora tenemos otra guerra con los elefantes. No se nos permite matarlos, así que solamente los asustamos, pero no sé dónde voy a obtener comida para sobrevivir cuando todo haya sido pisoteado por estas criaturas", dijo.
"Los elefantes son demasiados, y creo que deberían ser reducidos mediante el sacrificio. Hace poco destruyeron 50 hectáreas de cultivo de maíz que pertenecían a algunos aldeanos. Eso significa que todos nosotros necesitamos asistencia alimentaria incluso antes de cosechar", explicó, luciendo tan devastado como su jardín.
Unos 600 kilómetros al norte de Gokwe, en las tierras comunales de Omay, en el distrito de Nyaminyami, los agricultores bajan de un destartalado atalaya construido en lo alto de un árbol. Han trabajado en turnos durante la noche, protegiendo sus tierras de las manadas de elefantes.
Los países de África austral están sumidos en una crisis de manejo de elefantes y de degradación ecológica que demanda una acción urgente.