Y además recuerdo que la película te ganó mucho, Bela. Yo la vi con trece añitos junto a mis padres. Quedé alucinado con la atmósfera de la película. Además, había visionado meses antes El cerebro de Frankenstein y, aunque me pareció maravillosa, tenía hambre de monstruo, de doctor y de laboratorio. Y en esta película estaban todos los elementos del mito. Con el tiempo, no encontraba copia que fuera digna, que respetase el ratio y el colorido sólido de la fotografía original. Cuando me hice con esa edición brasileña la recuperé. La vimos en pantallón veraniego en Villa Diodati (sí, con el Capitán Morgan y Mr. Cohiba Expléndido). Fue una velada inolvidable; al menos para mí.