A Caracalla también se lo hicieron, y a algún otro.
Pero no te olvides de que Cleopatra fue... la última antirromana. Casi todo lo que sabemos de ella es por los escritores romanos, que lógicamente, la presentaron como un bicho: lasciva, derrochadora, cruel, indulgente con sí misma... Una mujer que bebía perlas disueltas en vinagre y probaba venenos en esclavos. Lo cierto es que todos los que precedieron a Cleopatra en el trono fueron unos prendas. El padre, como dice César en la versión de Manckiewicz, era un flautista borracho que se acostaba con su hermana y que compró el trono de Egipto con sobornos. La corte de los Ptolomeos era un avispero de intrigas y corrupciones: de todos los gobernantes que hubo entre el primer Ptolomeo y Cleopatra, sólo Cleopatra tuvo paciencia para molestarse en aprender el egipcio (de hecho, hablaba muchas lenguas), acabar con la corrupción y el exceso de burocracia y cortar de raíz las intrigas (para lo cual no dudó en matar a su hermano y mandar a su hermana al exilio). Y además, era una experta en música. Bernard Shaw la presenta (con los encantadores rasgos de Vivien Leigh) aprendiendo a tocar el arpa (si bien su obra de teatro es muy inexacta desde el punto de vista histórico, es una delicia).
Tampoco es que Shaw (o Pascal, que es quien la lleva al cine) buscaran una gran fidelidad histórica, sino más bien, ironizar sobre ciertos aspectos de la sociedad de su tiempo, al igual que hacía con Androcles y el león (el colonialismo, el lugar que ocupan las mujeres en la sociedad...). El propio Shaw era un personaje muy avanzado para su tiempo (vegetariano, socialista, feminista, animalista...). No busca, como Shakespeare, presentar a personajes grandiosos rasgados por pasiones violentas. Su Cleopatra es una niña... pero una niña que ha estado toda su vida de malos ejemplos y que , pese a todo, es inteligente y está aprendiendo rápido. La película de Manckiewicz, en cierto modo, combinaba las versiones de Shakespeare y Bernard Shaw. Tenía una primera parte dotada de cierta ironía ingeniosa que mostraba el encuentro de Cleopatra con César, y una segunda, más exuberante y romántica, sobre su relación con Marco Antonio.