A mí, qué queréis que os diga, pero se me antoja ridícula la idea de un grupo de amigos en una fiesta de despedida que acaban luchando contra la enésima reencarnación de Cthulu (por decir un monstruo) que arrasa Nueva York.
Si lo de la fiesta es metraje de la película, han de centrarse (por huevos) en la supervivencia de esos personajes en una situación extrema. Porque o el que se va a Japón (o a donde sea) es un miembro de la Brigada Internacional de Defensa Contra las Artes Oscuras, o eso va a cantar un huevo.