De las horas perdidas:
Francis Ford Coppola ha criticado de una sóla tacada a Robert de Niro, Al Pacino y Jack Nicholson. Ha dirigido a los tres: a los dos primeros en El Padrino y secuela, al último en el film El Terror, de Roger Corman. Básicamente, considera que ambos han perdido el “hambre” por interpretar. De hecho, llega a insinuar que nunca han tenido las ganas de probar cosas nuevas con los papeles que se les daban, y que se han limitado a repetir una y otra vez, estereotipos más o menos exagerados de sí mismos en lugar de desaparecer en el papel.
“Me encontré a Pacino y De Niro cuando estaban en ascenso. Eran jóvenes e inseguros. Ahora Pacino es muy rico, quizás porque no gasta dinero, y lo esconde bajo la colcha. De Niro se inspiró en American Zoetrope (el estudio de Coppola) y ahora es rico y poderoso. Nicholson siempre fue una especie de bufón: pero es inteligente, siempre conectado con los grandes nombres y con los jefazos de los estudios. Pero no creo que busque los papeles por su ansia interpretativa”, considera Coppola en una entrevista concedida al magazine GQ y recogida por el diario NY Daily News.
“No se que es lo que quieren. No se si quieren las mismas cosas que antes. Pacino siempre decía que quería hacer teatro. Decía: ‘Crecí al lado de una fundición en Nueva York, y nunca iré a Los Ángeles’. Pero todos están pegándose la gran vida“, afirma el director.
Strike dos.
“Incluso en los días de El Padrino , no creía que esos actores estuvieran preparados para decir ‘Hagamos algo realmente ambicioso’”. Y ahora, vamos allá: “A un tío como Javier Bardem le emociona hacer algo bueno: ‘Déjame hacer esto’ o ‘Me pongo algo en la boca para cambiar mi apariencia’. No siento esa pasión por hacer un papel que sea extraordinario por parte de esos tres actores. Porque si la tuvieran, los harían”, termina Coppola.
Strike tres.
Bien…
Coppola está aquí cuestionando mitos. Lo que me parece espléndido. Se puede decir que cuestiona, con todas las letras, la falta de pasión por una profesión. La que sea. Pero antes de criticar nada, tengo que hacer un pequeño esfuerzo para entender lo que el director está diciendo aquí. Creo que Coppola tiene en la cabeza un modelo de interpretaciones que podrán ser descritas como heroicas: que prueban la resistencia física y mental de un actor a la hora de componer un personaje. Cuando cita a Bardem, es fácil saber a qué se refiere: Antes de que Anochezca, por ejemplo — un papel mucho, muchiiiisimo más complejo que el de Mar Adentro –. O interpretaciones como las de Harvey Keitel en Teniente Corrupto o James Spader en Crash o Christopher Walken en El Cazador. O cualquier puñetera cosa que haya hecho Daniel Day Lewis (Mi Pie Izquierdo a la cabeza). Bale. Norton: actores que de momento carecen de la edad suficiente para proporcionar esa profundidad psicológica que viene con la experiencia y que distingue a los actores veteranos, una falta (leve y comprensible) que intentan compensar con proezas físicas (pérdida de peso, etc, etc…).
¿Se han encontrado Robert De Niro, Jack Nicholson o Al Pacino en la tesitura, alguna vez a lo largo de su carrera, de esforzarse hasta el límite de sus posibilidades?. A bote pronto, me sale una película donde uno de estos tres actores se ha salido, literalmente, de todos los estándares habidos y por haber. De Niro en Taxi Driver. Pensando un poco más: Jack Nicholson suele estar especialmente espléndido cuando le dirige Sean Penn (Cruzando la Oscuridad o El Juramento). Pacino suele causar tanto impacto con sus delirios de farlopa (Pactar con el Diablo, Un Domingo Cualquiera) que se suelen olvidar de él cuando hace maravillas en Donnie Brasco o Insomnio (podéis decir lo que queráis de la peli de Nolan pero…¿dónde se ha visto un film en el que el héroe sea mucho más interesante que el villano?). Pero. ¿Alguna vez, como espectadores, hemos percibido que estos actores estuvieran realmente poniendo en juego su salud mental en una película? ¿Que estuvieran rompiendo con su imagen de icono cinematográfico? ¿Qué se arriesgaran a poner su carrera en juego. Por lo que he explicado en este párrafo, creo que sí. ¿Han hipotecado su vida como hizo el propio Coppola con Apocalypse Now? ¿Como Steve McQueen con El Enemigo del Pueblo? Esta cuestión es mucho más complicada. Y tras mucho pensar, quizás la respuesta sería un rotundo NO.
Personalmente, creo que Coppola hubiera jugado mucho más seguro si hubiera declarado que a estos tres les encanta hacer de estereotipos de sí mismos. Nada malo en ello cuando lo requiere la situación, pero es una táctica tan perezosa que luego no deberían extrañarse si les salen mierdas como 88 Minutos, o 15 Minutos, o Ejecutivo Agresivo.
De momento, Coppola tiene pendiente Youth Without Youth, su regreso al cine tras diez años de ausencia con una producción personal, privada, sentida. Un cómodo estrado desde el que criticar la maquinaria hollywoodiense. Recordemos todos que, sin embargo, la mano de Coppola se deja sentir en ciertos proyectos comerciales, como Sleepy Hollow o la muy apreciable El Buen Pastor, que dirigió…Robert De Niro. Con todo, no deja de ser interesante esta opinión experta, pero no tan cercana al ambiente actual que se respira en Hollywood como pretende.