Un total de nueve nuevas galaxias enanas en órbita de nuestra Vía Láctea han sido descubiertas en el cielo del hemisferio sur cerca de las Nubes de Magallanes. Son unos mil millones de veces menos luminosas que la Vía Láctea y un millón de veces menos masivas, explican los astrónomos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), uno de los dos equipos autores del hallazgo. La más cercana de ellas está a unos 97.000 años luz de la Tierra, en dirección de la constelación de Retículo, y parece estar siendo desgarrada debido a las fuerzas de marea de nuestra galaxia; la más lejana, a 1,2 millones de años luz, está en el borde de la Vía láctea, hacia la constelación de Eridano.

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La Vía Láctea no está sola en el universo, sino que forma parte del denominado Grupo Local, con otras dos grandes galaxias espirales (Andrómeda y la menor denominada del Triángulo) y más de numerosas enanas, entre las que destacan las dos Nubes de Magallanes (la Grande y la Pequeña). La menor de las enanas conocidas tiene unas 5.000 estrellas, frente a algunos cientos de miles de millones de astros de la Vía Láctea, por lo que son difíciles de detectar dada su escasa luminosidad incluso en nuestro vecindario cósmico. Más de dos docenas de enanas habían sido identificadas ya alrededor de nuestra galaxia.

“El descubrimiento de tantas galaxias satélite en un área tan pequeña del cielo ha sido completamente inesperado. No podía dar crédito a mis ojos”, señala Sergey Koposov, investigador principal de uno de los dos equipos que, independientemente, presentan este martes el hallazgo, en un comunicado de la Universidad de Cambridge. El otro equipo está integrado por astrónomos del Dark Energy Survey, un programa internacional (con participación española) que se desarrolla con una cámara avanzada construida en Fermilab (EE UU) y que está instalada en un telescopio de cuatro metros del observatorio de Cerro Tololo (en Chile). Los dos grupos han basado sus análisis en los datos del primer año de observaciones de este programa.

Las nueve galaxias enanas componen el mayor número de estos objetos celestes descubiertos de una vez, señalan los científicos, que dan a conocer su investigación en la revista The Astrophysical Journal.


La Vía Láctea en el cielo del observatorio de Paranal (Chile), con los cuatro grandes telescopios VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO). / ESO/H.H. HEYER
Para los científicos el descubrimiento de esas nuevas galaxias enanas adquiere relevancia por lo que puede aportar a la investigación de la materia oscura, ese algo desconocido, que no emite ni absorbe radiación, que solo delata su presencia por su efecto gravitatorio y que supone el 26,8% de todo lo que existe (según los datos más actuales del satélite Planck), con un 4,9% de materia ordinaria y un 68,3% de energía oscura. Dado que la materia oscura, por ahora, solo se hace notar por la influencia gravitatoria que ejerce en las galaxias y entre ellas, el estudio del grupo local y la interacción entre sus miembros son datos esenciales para profundizar en su estudio. "El gran contenido de materia oscura en las galaxias satélite de la Vía Láctea significa que estos resultados son importante tanto en astronomía como en física", comenta Alex Drlica-Wagner, miembro del equipo de Fermilab.

“Las galaxias enanas satélite de las grandes son la última frontera para verificar nuestra teorías sobre la materia oscura”, afirma Vasily Belokurov, uno de los autores del reciente descubrimiento. “Necesitamos encontrarlas para determinar si nuestra imagen del cosmos tiene sentido y encontrar un número tan grande de esas galaxias enanas cerca de las Nubes de Magallanes fue una sorpresa dado que las observaciones previas del cielo del hemisferio sur habían aportado muy poco. No esperábamos dar con semejante tesoro”.

Los investigadores reconocen que de los nueve objetos celestes descubiertos, tres son sin duda galaxias enanas, mientras que para las otras no descartan que sean cúmulos globulares, grupos esféricos de estrellas.

De cualquier forma, el hallazgo es intrigante: “Tal vez estas galaxias enanas estuvieron en el pasado en órbita de las Nubes de Magallanes y han sido desprendidas por la interacción entre ambas. Tal vez formaban parte de un grupo gigante de galaxias que, junto a dichas Nubes de Magallanes, están cayendo hacia nuestra Vía láctea”, comenta otro de los investigadores de Cambridge, Wyn Evans.