Esperaba un tono menos amable y complaciente, la sensación es que han ido sobre seguro. La trama recuerda algo a La red social, pero Lee Hancock no tiene la personalidad de Fincher. Michael Keaton está brillante, entiende muy bien lo que mueve a su personaje y su falta de escrúpulos (no sólo en la vida profesional, sino también en la personal). El resto del reparto cumple, con secundarios de peso como Nick Offerman, John Carroll Lynch o Linda Cardellini que aquí tienen papeles más destacados de lo habitual. Aceptable, pero queda lejos de sus propias ambiciones.