El regreso de un Schrader en plena forma cuando ya nadie le esperaba. Puede ser su "canto del cisne", ya que vuelve a los temas que le obsesionan de forma magistral. Acertadísimo el uso del formato cuadrado y con un Ethan Hawke muy metido en su personaje. Contra todo pronóstico, una de las mejores película del año y la más relevante de su autor desde Aflicción.