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Tema: El Spielbergpost

  1. #51
    Dr. Jones Avatar de Macasfaj
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    a las películas no se va con manual de instrucciones, no digas bobadas
    ¿Bobada? Bobada la tuya diciendo que la novela no tiene ese final, sin haberla leido. :!

    Te podrá gustar o no el final de la novela, pero acaba tal y como la escribió la autora. Eso es lo único que he venido a decir en el post, así que menos chulerías y mejor rollito. )

  2. #52
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    ¿Bobada? Bobada la tuya diciendo que la novela no tiene ese final, sin haberla leido.
    Pero si te dije que lo aceptaba..., pero entonces la novela es una gilipollez de final.

    Y además me da igual, hablo de la peli de Spielberg.

  3. #53
    freak Avatar de welling
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Pues no es por nada Mo Cuishle, pero yo también me leí la novela, y es un gran libro. De hecho ganó el premio Pulitzer. Sí que es verdad que la relación entre Celie y la cantante Shug Avery es más intensa. Pero creo que Spielberg lo resuelve muy bien en la espléndida escena de ellas dos cuando están sentadas en la cama y comienzan a darse besos. Sutil, pero muy explicativo. Esa es una de las cosas que más me gustan de Spielberg.

    Como esa escena, para mí rodada por un maestro, en "El Imperio del Sol", cuando Jim está en el pabellón inglés a oscuras, espiando a la pareja que tiene al lado (la señora Victor), que están haciendo el amor. Justo detrás de él se encuentra la ventana, y al fondo se está librando una batalla con aviones que caen desde el cielo. El niño ni caso hace, sólo observa a la pareja en silencio. Los sonidos de la guerra de fondo y la cara de Jim no tienen desperdicio. Para mí es una escena antológica. Bella y poética.
    "Hoy has perdido chico, pero no tiene por qué gustarte"
    INDIANA JONES Y LA ULTIMA CRUZADA

  4. #54
    Dr. Jones Avatar de Macasfaj
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Pero si te dije que lo aceptaba..., pero entonces la novela es una gilipollez de final.
    Bueno, es una opinión respetable. A mí me encanta, la verdad. :agradecido

  5. #55
    Beti zurekin Avatar de Self
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Cita Iniciado por Runciter
    ¿Quien es mas culpable de que saquemos los pañuelos viendo ET, Spielberg o Williams?, mmmm que dificil elegir. :agradecido A mi me parece una de sus obras maestras, eso es indudable (se llevo el globo de oro al mejor drama del año), pero lo que hizo John aquí es simplemente de otra galaxia. ¿Que sería de esta peli si Williams no hubiera compuesto esa bso?. ET es la suma de dos magos en estado de gracia.
    Pues si, para mi el mejor Willians.
    NAVIDADES 2015: VENDO UN MONTÓN DE BDS Y DVDS A PRECIO DE BLACK FRIDAY!

  6. #56
    freak Avatar de welling
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost



    Me encanta esta película. Y además rodada en mi tierra. :amor

    "Hoy has perdido chico, pero no tiene por qué gustarte"
    INDIANA JONES Y LA ULTIMA CRUZADA

  7. #57
    Dr. Jones Avatar de Macasfaj
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Me encanta esta película. Y además rodada en mi tierra.
    Y a mí, ya lo veis en mi avatar. :amor

    Por cierto, ¿cuando cojones va a salir en DVD por estos lares?

    :>:

  8. #58
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    EL BUEN AMERICANO
    Por Adolfo Bellido
    Spielberg representa con su cine (y quizás lo demuestra en su vida) la (falsa) inocencia del buen americano o, sería mejor decir, del clásico americano. Un defensor de los extraordinarios valores de su sociedad que, por supuesto, es la que acoge a los buenos. Dios, por tanto, está de su parte. Sus maravillosos y verdaderos razonamientos son los únicos que deben ser admitidos. Su forma de vida es la única posible.

    Conceptos como los de familia, patria y Dios son fundamentales en sus películas, donde el individuo –cualquiera que lo desee y luche por ello- puede conseguir cuanto quiera. Indiana Jones, descarado espejo de Superman, encarna, sin ir más lejos, todos esos valores. Tímido, refugiado en si mismo como profesor, se convierte en el defensor de los enemigos de su patria cuando toma su sombrero, su látigo y su pistola. Pero sólo será así, cuando las circunstancias lo requieran. Entonces se convertirá en fiero vengador de los enemigos de su país (que por lo mismo son malos y tontos), y que, por tanto, también son los suyos, Eso sí, siempre bajo el amparo de un dios personal y único.

    Dios es uno de los centros de su obra. No hace falta ir muy allá para descubrir el camino de expiación, y por tanto de redención y perdón, que recorre la protagonista de El color púrpura. Escribe constantemente cartas a Dios diciéndole lo que sufre, lo que aguanta, pero todo estará bien empleado si al final recibe la recompensa... en este mundo. Ha sido buena y Dios le concede, por ello, riqueza y felicidad. Pero no es el único camino posible. Otros, en el mismo título, llevan a los personajes al encuentro con la divinidad, o mejor a que la divinidad acepte parar el sufrimiento. Es el caso de la amiga (y antigua amante de su marido) de la protagonista, quien en uno de los múltiples y edulcorados finales con los que nos martillea esta irregular película, abraza a su padre (representante de Dios): un acto que presenta la reconciliación entre lo divino y humano. Es imposible no entender tal unión dada además por un duelo coral, que proclama la dificultad de separar lo profano de lo espiritual. Todo, parece exclamarse, se convierte en espíritu.

    Indiana Jones también clarifica su pensamiento y su ideología en la serie que protagoniza el célebre personaje. Bastaría sólo señalar los títulos de dos películas de esa serie: En busca del arca perdida y La última (¿de verdad?) cruzada. En la primera se busca el arca de la alianza, cajón de truenos propios de un iracundo Dios judío, capaz de desatar, al abrirse, todo su furor contra los enemigos del país americano. No es simplemente gracioso el final de ese filme. Allí, los servicios secretos guardan, con mimo, el arca en sus dependencias. Más bien esconden el objeto con la finalidad de sacarlo a la luz en el futuro, en el instante en que los enemigos de la patria intenten alterar el orden. ¡Dios está con nosotros! ¡Benditos, seamos!

    Indiana Jones y la última cruzada echa mano de otro símbolo religioso, desde la doblez en la que se encuentra el propio Spielberg paseando, o jugueteando, desde su originario judaísmo al cristianismo, nacido de su antigua religión, como es la búsqueda y encuentro del Santo Grial, el cáliz de la Sagrada Cena. El Dios iracundo del Antiguo Testamento y el Dios del perdón de Nuevo Testamento aparecen como la parte indivisible de un todo.

    El tema religioso, pues, abunda en el cine de Spielberg. Su serie fantástica también lo proclama. Encuentros en tercera fase y E. T. son claras al respecto. La primera narra la llegada de los nuevos dioses –la segunda venida para los cristianos equivalente a una primera para los judíos- a la Tierra. Lógicamente, los que llegan sólo admiten a los elegidos de aquí y de allá. De ahí ese prólogo que nos lleva de un lugar a otro de la tierra. Los dioses que ya han llegado, marcan con una señal (de forma real) a los elegidos. Unos desoyen la llamada, otros dejan todo cuanto tienen y acuden al nuevo monte de las Sagradas Escrituras donde se les concederá la salvación y un viaje hacia la eternidad. Está claro que a la nave de los extraterrestres no podrán entrar quien lo desea. No, sólo serán admitidos los seleccionados. Los científicos sorprendidos asisten al llamamiento y “recibimiento” selectivo... desde lejos. E. T. resulta también esclarecedora en su narración. Lo mejor es beber de elementos, de partir de lo que se conoce, aunque no se enuncie como tal, pero en los que el discurrir de las acciones de forma inconsciente lleva a resaltar una identificación con determinadas propuestas.

    Se puede decir, sin lugar a dudas, que E.T. nace del cuento y del mito. Es una narración que llega a los niños, que se identifican con lo que se les cuenta. Tanto da que las imágenes unan el país de nunca jamás con una versión un tanto light de la vida de Cristo, sin olvidar otra serie de alusiones míticas. Spielberg narra cuentos al lucero del alba (sería interesante estudiar, analizar los elementos que aparecen en la productora, la Dreamwoks, en su logotipo, representación de, en definitiva, un mundo de –trabajo- sueños que se oferta a los niños y a todos cuantos desean volverse como ellos). Cuentos serios o de aventuras, cuentos con personajes reales o ficticios. Su varita mágica convierte todo en una narración infantilizada, que puede cabalgar en cualquier género, para gozo de un público infantil independiente de la edad que tenga.

    La idea de E. T. se resume en el propio cartel de la película: dos dedos tratando de unirse (uno que viene de arriba y otro que procede de abajo. El cielo y la tierra. El extraterrestre y el hombre): nada menos que una mirada propia sobre el cuadro de Miguel Ángel de la Capilla Sixtina, en el que se representa a Dios (el Creador) y al hombre (su creación). La creación del hombre por Dios, la relación entre lo divino y lo humano. Dejad que los niños se acerquen a mi, parece decirse, y Elliot se convierte, al inicio, en el único amigo del extraterrestre. Él sólo puede confiar en el niño. El tal E. T. tiene unos curiosos, como mínimo, poderes: cura a las personas, hace, digamos, milagros. Dice que ésta no es su casa, que la suya está allí arriba. Desea irse, pero para hacerlo debe ponerse en contacto con los suyos. Disfrazado, y acompañado de Elliot, una noche se dirigen ambos a un bosque. Allí E. T. intentará infructuosamente hablar con los suyos. El niño, mientras tiene lugar el fallido contacto, queda dormido. Tan “moderna” versión del Huerto de los Olivos termina con el despertar del niño y la agonía del extraterrestre. Muere a continuación pero vuelve a la vida y, ahora sí, recibe la visita de los suyos (en una montaña) que le hacen embarcar en una nave. El E. T. es despedido por Elliot, su madre, su hermana y otros niños amigos. Ante la petición de Elliot para que no se vaya el E.T. con gran seriedad le contesta, que no llore, que no se preocupa, que Él (lo dice señalando la frente del chaval con su dedo) estará siempre con él, ahí... La madre (cuyo nombre, curiosamente, es María) cae de rodillas, como entrando en éxtasis, mientras la nave en su trayecto deja en el cielo una señal parecida a la del arco iris. La promesa y el cumplimiento.

    La “cruzada” que organizan los personajes de Spielberg no surge como por arte de magia, tanto en los casos citados como también cazando un tiburón, un peligro que intentan atajar los habitantes de una isla; ayudando a los judíos, sacrificándose por salvarlos, en su marcha dolorosa al encuentro con la Tierra Prometida; luchando contra los enemigos de la libertad en Europa; liberando de la esclavitud a unos seres que marchan en un barco... Su nacimiento ha tenido lugar al comienzo de la era Reagan. Una serie de películas hablan, quizás con menos calidad, con menos sentido del espectáculo y también de la manipulación, de los tres conceptos indicados más arriba (Dios, patria, familia) y que son fundamentales (según sus enunciadores) para la supervivencia de un la civilización escogida. Ahí están otros ejemplos como La aventura del Poseidón o Superman, sin olvidar a toda una serie de obras de terror con el maligno intentando infiltrarse en la sociedad norteamericana. Son películas tales como El exorcista o La profecía. Tema, lo diabólico, igualmente presente en el cine del propio Spielberg bien directamente (Algo diabólico o algunos de los episodios de En los límites de la realidad) o bien colaborando de forma más directa de lo que se aparenta (Potergeist). Hay que redimir al país y darle una razón para luchar (o para vivir). Y los sueños de Spielberg se mueven en ese sentido.

    Si Dios es el referente, por tanto, de esa vuelta a un ayer que América está olvidando, no lo será menos su canto patriótico bien a los Estados Unidos, bien al pueblo de Israel como en el inconcebible final de La lista de Schindler donde los judíos rinden homenaje a su sufriente pueblo, olvidando que ese mismo pueblo está oprimiendo, ahora, a otro. Probablemente, Spielberg, piensa que es necesario el sufrimiento para la liberación o que ambos se hermanan. Por tanto bendito sea el ejecutor de desmanes sin con ello consigue la “liberación” de las víctimas. Una liberación de espíritu, claro. La larga fila de quienes depositan piedras en el plano final del citado filme no hace más que mostrar la cerrazón del un círculo que conecta con el cuento y el mito. Otra vez lo mismo. Cómo volverá a ocurrir con su afamado Salvar al soldado Ryan un canto a lo patriótico por encima de una crítica antibélica. El director, de forma incomprensible, se permite afirmar que tamaño despropósito repleto de banderas –norteamericanas, por supuesto- es el primer filme verdadero y antibelicista que se ha hecho sobre la guerra. Otro cuento de cuentos. Parece olvidar títulos tan potentes y críticos como Todos somos seres humanos (realizado en plena II Guerra Mundial, lo que tiene más mérito), Fuego en la nieve (ambos de Wellman), La colina de los diablos de acero (extraordinaria película de Anthony Mann) junto a otros de Fuller. Parece olvidarlo o intenta que lo olvidemos, ya que su Soldado Ryan no es más un refrito de todos ellos (incluido La chaqueta metálica de Kubrick) y de muchos otros, que tratan de conjugar el largo (y sufrido) metraje que trata de ofrecernos. Banderas americanas al viento, patriotismo que intenta esconderse entre tiros, horror y muerte...

    Y si Dios y la patria son imprescindibles no podemos olvidar otro sustento que alimenta su cine, el culto a la familia, laboratorio en el que se va a gestar el apogeo del buen vivir, de la tranquilidad (falsa y vacilante) del Imperio. Familias unidas o que se reconocen como tales (otro de los irritantes finales de El color púrpura) o que juntos deciden enfrentarse a los demás. Es curiosa esta defensa, y esta creencia en la necesidad de un padre fuerte y presente como símbolo y realidad, cuando Spielberg en su vida sufrió la marcha de su padre del hogar en que vivía. Un hecho que ha traspasado a su propio cine. Seres que intentan crear, o revivir, el hogar inexistente. Búsqueda del padre o encuentro consigo mismo en una crisis personal provocada por tal ausencia. Ese es el caso de títulos tan dispares como El diablo sobre ruedas y El imperio del Sol de Tiburón y E. T. de Hook y El color púrpura, de La lista de Schindler y Encuentros en tercera fase. Un recorrido iniciático que muestra ante todo la falta, el sufrimiento (y la razón de ello) de sus protagonistas. Un camino infantil en busca de un hogar donde uno sea admitido. De la tierra al cielo. De un padre de acá a un padre de allá. Del hombre a Dios.

    Refugiado en su mundo infantil, Spielberg explota hasta el máximo, desde la ingenuidad más absoluta, los valores de una sociedad que le ha permitido elevarse a él desde la nada hasta el poder económico de una gran empresa cinematográfica. Sabe lo que es contar historias, lo intenta, incluso, hacer desde el clasicismo de los grandes realizadores norteamericanos, pero olvida –y desconfía- muchas veces el poder del cine, de la profundidad de unas ideas sugeridas a través de imágenes aparentemente simplistas. Él se ha quedado en estructuras simplistas, bien, y a veces excelentemente, rodadas, pero repletas de buenos sentimientos, de sensiblería a raudales. Sus personajes, hoy como ayer, y aunque procedan de la idea de un realizador como Kubrick (caso de Inteligencia Artificial), provienen del reino de los cuentos: seres que buscan el país perdido de los sueños del nunca jamás. Cuentos como el de está última película donde un reconocible Pinocho, sin que falte el correspondiente Pepito Grillo, trata de ser humano. Para serlo, ya se sabe, lo primera es tener una familia y ser admitido por ello. Luego vendrá lo demás. Spielberg fabula sobre cualquier cosa y dibuja, por ello, mundos mitológicos que van desde el paraíso perdido (Parque Jurásico) hasta la llegada de los dioses. Al fin y al cabo, habrá que pensar que Spielberg sigue pensando en cielos coloristas donde encontrar, en la otra vida, al padre perdido o cumplimentar los ensueños de la vida, tal como pintó en aquella cosita titulada Para siempre. Probablemente su cine “importante” no sea (jamás) tan serio y profundo como parece y simplemente oculte los mismos defectos que su cine más juguetón. Habrá que pensar que muchas de sus imágenes serán barridas por el viento, de manera equivalente al excelente símbolo que presagiaba el cambio de vida del protagonista ante la contemplación del cartel de la afamada película de Fleming en El imperio del sol, y que naturalmente es el que anuncia Lo que el viento se llevo.

    Con todo, y reconociendo la fuerza de muchas de sus imágenes, esperamos que un día no muy lejano nuestro director reconozca que no es Peter Pan, y decida entonces crecer y ofrecernos algo más que unos cuentos de simplista ideología. De lo contrario tratará de seguir engañándonos. Es consciente de ello. Una escena de E. T. lo explica claramente: Elliot besa a la niña que quiere en la puerta de una clase de la misma forma que John Wayne besa a Maureen O’Hara en El hombre tranquilo. Una imagen que sin saberlo está recibiendo a distancia (en el colegio) Elliot, debido a que la película de Ford la contempla (en casa) el E. T. Una imagen no “entendida” (no se sabe que es recogida) por el espectador, pero que sin embargo le lleva a actuar de una determinada manera, dictada por unas imágenes. Un ejemplo, claro, de manipulación. Irónicamente Spielberg parece querer explicar lo que intenta hacer con su cine. Mostrar, y querer que los demás lo aceptan, lo orgulloso que uno puede estar de ser un buen americano, ingenuo amante de la elementalidad, dominador de tantas cosas. Pero, hoy, ante la crudeza de ciertos hechos, quizás S. S. tenga que despertar de un encantador sueño y descubrir que su país no es el mundo aislado y feliz donde la amistad surge por doquier. ¿Y si para conseguirlo la solución este en cerrarse al exterior como proclama Tiburón? Cruda inocencia la de este narrador que mira a la luna y piensa en sus trabajos de “ensueño” sin importarle, al parecer, que la vida es algo muy diferente a esos cuentos infantiles que se clausuran con el “todos fueron felices y colorín, colorado”...

  9. #59
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    EL ESPECTÁCULO SPIELBERG
    Por José Mª Ródenas Pallarés
    La pantalla se hizo imponente con la aparición sucesiva y gradual de un sinnúmero de coches. Todo un despliegue policial apabullante. Sobre todo, desproporcionado. Porque, a pesar de que los perseguidos y cercados eran unos delincuentes según la ley, su motivo de fuga no era sino la búsqueda de su propio niño.

    Aquello recordaba a Arthur Penn, en parte, a La jauría humana, a Bonnie & Clyde, quizá a algo de Peckinpah... Sorprendidos y, sobre todo, incrédulos nos dejó la primera comparecencia de una película del desconocido, entonces, Spielberg en la Semana de Cine de Valladolid de l975. La película era The Sugarland Express (1974). Para su presentación, titulada como La mujer imprudente, y que luego se estrenaría comercialmente bajo otro título, el de Loca evasión, con retraso y a la sombra del éxito taquillero de Tiburón (1975), la película que hasta a los críticos les hizo saltar de la butaca y que a los comerciantes de la distribución y exhibición cinematográfica les obligaría a repescar el no menos sorprendente El diablo sobre ruedas (Duel, 1972).

    La introducción de los productos Spielberg, pues, fue tortuosa en España. La respuesta cinéfila lo sufrió y, en especial, la crítica autoestimada como seria fue cogida a contrapaso, embebida como estaba con el «cine de autor» intelectualizado, austero, casi alternativo en algunos casos; renuente al cine «comercial» por lo de alienante y demás estribillos y latiguillos que tanto se contagiaron en la progresía asistente a las liturgias de unos cine-clubes, en trance, quién lo iba a suponer, de la más vergonzosa desaparición.

    Diez años después, asistimos a la total consolidación de lo que se denominó como la «fábrica Spielberg», pero aparejada con las más dispares respuestas de las críticas gacetilleras, desde el poema al libelo, desde el aprecio al desprecio, desde las flores idealistas a la estopa estructuralista... Ahora con el estreno de su penúltimo trabajo, A. I., ya no hay sitio para las críticas porque la «fábrica» desde hace meses ya nos informa y prepara a través de la radio, la prensa, la televisión y este invento de la red.

    Sin caer en lo que constituye la carcoma de la crítica de cine, ese afán por la valoración, dictaminando dogmática, subjetiva y precipitadamente la bondad o maldad de los productos, en función de categorías relativas y particulares, parece obvio que la línea de actuación ascendente seguida por Spielberg observó y observa el debido cuidado por tres dimensiones inseparables de lo que llamamos «cine»: el que sea un medio de espectáculo, el que para ello necesite indispensablemente de una fuerte infraestructura industrial y comercial, y el que exista una experiencia y una historia condicionantes de lo que ahora pueda ser hecho e, incluso, inventado en cine. Tres dimensiones que el «cine de autor», o el «cine a la europea», aunque las conoció, por una u otra razón abandonó, discutió o desnaturalizó. Todo esto lo escribo al margen de toda intención valorativa. Sencillamente es una verificación.

    El cine como medio espectacular ha reincidido en lo diferente, lo extraordinario y grandioso, en lo fascinante..., en todo aquello por lo cual merecía la pena abandonar la rutina, la cotidianeidad, entrar en una sala de proyección y enajenarse, estar en otra cosa, ser de otra forma, y creérselo a través de la percepción alucinada.

    Para conseguir el espectáculo han pensado muchos, y siguen pensándolo, que basta con la fastuosidad de los decorados y la presencia de numerosos «extras» en torno a unos actores y actrices cotizados y famosos. Spielberg acertó al no confiar sólo en esa dimensión y prescindir, salvo excepciones, de las «estrellas» con «currículum».

    El espectáculo también es obra del guión y de las tensiones emocionales que en él se predeterminan, más allá de esas divisiones que en los estamentos de la producción y de la exhibición, también de la crítica, se efectúan aceptando como espectaculares las superproducciones. Spielberg ya demostró en 1972, con El diablo sobre ruedas, que hasta una humilde película de «serie B», para cine o para televisión, podía alucinar de la misma forma que la superproducción más costosa. Y lo que sistemáticamente, ya desde ahí, ha hecho funcionar en todas sus películas ha sido un mismo modelo esquemático: algo cotidiano, individual o colectivo, natural o arbitrario, cercano y reconocible queda perturbado de una u otra forma por lo no-cotidiano, más o menos irreal, en buena medida fantástico, extraño, desmesurado, terrestre o extraterrestre, siempre de algún modo moral o físico superior, bien porque lo no-cotidiano comparece e irrumpe sorpresivamente en lo cotidiano entre lo terrorífico y hasta lo emocionalmente tierno (El diablo sobre ruedas; Tiburón; Encuentros en la tercera fase, de 1977; 1941, de 1979; E. T. el extraterrestre, de 1982; Parque Jurásico, de 1993, y su segunda parte de 1997), bien porque desde lo cotidiano los personajes se aventuran para adentrarse en lo no-cotidiano, en obediencia a los sempiternos mitos del camino, lo lejano, lo profundo, lo escondido, lo secreto... así en la trilogía de Indiana Jones de 1981, 1983 y 1989. Fórmulas que también aparecen hasta en los filmes no dirigidos por él, pero en los que de alguna forma, como productor, guionista o ambas cosas a la vez, ha participado (Poltergeist, Gremlins, Regreso al futuro, Los Goonies...)

    Dada tal polaridad estructural entre lo ordinario y lo extraordinario, en cuya trama anecdótica y en su correspondiente tensión narrativa se verá interpelado el espectador –ser cotidiano, rutinario y gregario–, la misión del uso de los recursos espectaculares será graduar las alternancias de los episodios argumentales y los conflictos de la acción entre el planteamiento y el desenlace, para procurar la experiencia de lo inverosímil como verosímil. Es más, para presentar lo extraordinario como palpable dentro de las dimensiones reales del espacio y tiempo fílmicos, ilusorios. Y esto con un talante que sólo se ha dado en el cine más intelectualmente puro, alejado del teatro, de la novela, del melodrama y de otras reminiscencias propias del discurso verbal escrito, es decir, en esos momentos inenarrables del cine cómico, del cine musical y del cine de aventuras, sobre todo, donde el cine no sustituye a ninguna otra modalidad literaria o espectacular y donde el cine es insustituible o irremedable por imposibilidad física y natural, donde él mismo es su propia verdad y simulacro, sin necesitar de otras referencias más allá de su ficción más gratuita, todo lo contrario a como sucede con otras películas impuramente intelectualizadas.

    Para llegar a esta pureza de lo que sólo es posible en el cine y en su pantalla, Spielberg se apoya inevitablemente en la experiencia y recursos del cine como industria, en el inexorable trabajo de equipo, en su capacidad de materialización visual de los imposibles físicos (trucaje y efectos especiales) y en sus tentáculos comerciales y publicitarios, el punto más vulnerable y en el que no voy a incidir por fácil. Ya que se acepta el juego, no tiene justificación escandalizarse de sus artimañas.

    Quien recuerde otras obras de Spielberg, como El color púrpura (1985), El imperio del sol (1987), La lista de Schindler (1993) o Salvar al soldado Ryan, pensará que no obedecen al modelo de contrarios señalado, ausente el conflicto entre lo ordinario y lo no-ordinario. Se trata de una ausencia aparente en un Spielberg que sí ha intelectualizado, sí ha caído en la tentación de cargar de «mensaje» o de intenciones sus relatos, convirtiendo hechos y situaciones extraordinarias en el ámbito de una peculiar cotidianeidad, la de los afroamericanos en medio de la segregación social (El color púrpura), la de los extranjeros anglosajones en el extranjero territorio lejano oriental (El imperio del sol), la de los judíos bajo la dominación y el terror nazi (La lista de Schindler), la de los soldados americanos en las batallas y en la guerra de la liberación europea (Salvar al soldado Ryan)... Spielberg ha pasado de la tensión narrativa y temática como motor de lo espectacular al espectáculo como opresión emocional y estética con sus pasajes de innegable belleza, y como opresión incluso sensorial a medida que el desarrollo de la tecnología del sonido le aportaba mayores medios y recursos de estimulación auditiva tanto en La lista de Schindler como en Salvar al soldado Ryan.

    Los límites de una aproximación general no me permiten profundizar en una de las dimensiones ya enunciadas de Spielberg: el que quiera manifestarse condicionado por la historia previa del cine. Bastará enunciar que, si le ha servido de guía, también le sirvió de trampa, sobre todo en esa parodia que lleva por título 1941, un filme construido a base de citas de una innumerable cantidad de películas, incluso de autocitas, la de Tiburón la más evidente. Ahí el espectáculo naufragó bajo el aluvión cinefílico y la tensión espectacular se anegó de una parodia desmesurada y aberrante. Y sin olvidar al mecánico personaje de Indiana Jones entre Clark Gable y el Superman cinematográfico. Aunque en ello anda otro nombre por medio, el de George Lucas, y eso sí que es otro capítulo.

  10. #60
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    GUÍA PARA CAPTURAR, VIVO O MUERTO, UN TIBURÓN MALVADO
    Por Mr. Arkadin
    Un camión (todopoderoso en su potencia) se enfrenta a un ser indefenso. Nadie a su alrededor parece “ver”, y por tanto ser consciente del peligro que corre. Enemigos extraños e invisibles se conjugan para evitar que el protagonista vuelva a casa. Él representa a alguien débil frente al camión u ogro, que parece provenir de crueles pesadillas. Nuestro héroe o antihéroe viaja solo por la inmensidad del espacio desértico de América. Un camino que deberá recorrer para encontrarse a si mismo. Realmente el camión, o el enemigo de fuera, no existe. A lo que debe enfrentarse es a si mismo. Poner en orden los pensamientos. Tomar una solución y actuar. Pasar de la pasividad a la lucha. Mantener un duelo personal, interior, mientras intenta escapar, huir de todo cuanto le atenaza. Es lo que Spielberg intenta contar en su primer largometraje. En principio un premiado telefilme, que alargó para que pudiera llegar a los cines. En España se conoció como El diablo sobre ruedas. Su título original clarifica mucho más las cosas: Duelo (Duel). La película resume en su final una idea: le necesidad del enfrentamiento como forma de lograr el triunfo del protagonista. El americano medio, conflictivo y aparentemente escapista debe vencer a sus demonios interiores (y exteriores) mirándoles a la cara. Está convencido de lograr superar al adversario. Esquema propio de cualquier western, el género americano por excelencia.

    Duel será el encuentro con un nuevo realizador, un tan hábil narrador como discutible expositor de ideas. Como su protagonista, Spielberg, convencido de la “seguridad” que le otorga el ser, sentirse y proclamarse norteamericano, se dispone a luchar en la industria del cine. Y, naturalmente, a salir airoso de sus empeños. Si sus primeras películas parecen no interesar al público, será su primer gran éxito, Tiburón, sostenida además por una inteligente campaña publicitaria, el que le catapulte a la fama, Y ya, desde entonces, vivirá en esa nebulosa o cielo infantil de eterna prosperidad, ante el reconocimiento taquillero que supone acudir a ver “un filme de Steven Spielberg”.

    Tiburón expone a la perfección toda la ingenuidad ideológica de un realizador que desea ser feliz a toda costa: felicidad y dicha inseparables del hecho de ser un ciudadano de América (en realidad de una parte de América, aunque ellos se apropien del “todo”). Los enemigos de América, parece exclamar sus imágenes, son mis enemigos. Hay que estar siempre alerta para repeler los ataques de todos cuantos envidian la prosperidad en la que viven los habitantes de las ciudades y pueblos de EE.UU. Para la mayoría de ellos el mundo nace y termina en su propio país. Un lugar protegido por un dios simplista y excluyente. Dios salve a América. El resto de los habitantes del globo (¡pobrecitos!) no cuentan.. Son como mínimo extraños alienígenas que desean el mal de América. Hay que defenderse de tan malignos seres y destruirlos. Lo mejor será encerrarse en una isla. Así todos los norteamericanos hermanados se defenderán mejor de los numerosos enemigos exteriores.

    El comienzo de Tiburón expresa a la perfección la ideología simplona de Spielberg. Seguramente él crea en la importancia y profundidad de las ideas que transmite. Veamos: unos jóvenes se encuentran bañándose en la isla llamada, y no casualmente, Amity. Es de noche. Viven dichosos. No se preocupan por nada. ¿Cómo pensar en un ataque desde fuera? ¿Cómo alguien va a pretender atacarles? Tan sólo desean disfrutar de ese feliz momento. Los jóvenes, inconscientes, probablemente no representan los valores de su país. ¡Vaya usted a saber la orgía que preparan al amparo de la noche! Quizás no sean “trigo limpio”. Si se han salido de una línea recta, de acuerdo con las normas de una sociedad moralmente... hipócrita, reprimida y represora, deben ser castigados. No obedecer los consejos desinteresados y “amorosos” de sus padres les puede llevar a una situación preocupante. Jóvenes, noche, isla, relajación... Palabras que tratan de mostrar el punto de partida de la historia. Ahora, sólo falta el ataque. El mal se cierne sobre los jóvenes. Independiente de ser inocentes o culpables, de representar personas fácilmente captables, devorados, por el mal, así ocurre. En el filme llega por la boca de un sanguinario tiburón.

    Estamos, pues, al inicio de la historia. No hay trampas. Todo está dado, de repente, en el brillante comienzo. Ahora habrá que hacer dos cosas. convencer a los habitantes de la isla, pero sin traumatizarles, de la existencia de un enemigo al que hay que capturar, y apresar y matar al animal. Tres personas serán las encargadas de ello, el policía jefe de la isla, representante del poder militar y responsable, por tanto, de que la isla permanezca tranquila y en paz; un oceonógrafo, alguien que posee saber y dinero; y un experto en la lucha con los tiburones, en realidad un empleado o trabajador que mantiene su personal cruzada, desde su puesto de trabajador, contra los tiburones.

    Poco a poco el poder absoluto es asumido por el policía, que no tendrá ningún reparo en dejar en segundo plano al alcalde, en quitarle su autoridad. No lo dice de una manera clara, pero se entiende perfectamente la idea que desea transmitirse: los políticos no se preocupan más que de su prestigio, son un mal menor que hay que asumir. El alcalde no se decide a actuar, no da órdenes destinadas a impedir una nueva llegada del tiburón. Por ello el enemigo volverá a aparecer, atentando ahora contra la totalidad de la población, aunque sus ataques sean selectivos al dirigirse contra unos niños. Para mayor claridad expositiva el tiburón reta a la población en un momento de máximo relajo (se muestra a personas de distintas edades y clases disfrutando de un excelente día en la playa), que se corresponde con ¡el 4 de julio!

    La captura del tiburón, en el último tercio del filme, tiene lugar en mar abierto. Los tres hombres dispuestos a terminar con el peligro se mueven por distintos motivos, monetario (es su forma de vida, su trabajo la capturar de los tiburones: el cazador), científico (desde una preparación intelectual, universitaria, pero también de clase adinerada: el estudioso observador) y de deber (la representación de quien ha sido elegido para proteger al pueblo de peligros e invasiones: el policía). El combate se desarrolla en el territorio del enemigo. Se va a su morada para evitar que el animal pueda volver a atacar en el lugar donde tan cómodamente vivían (y desean seguir haciéndolo)los isleños.

    Hay que insistir en una serie de detalles, que se establecen como normas indispensables de actuación. Una guía-decálogo que debe ser objeto de acatamiento, Se enumeraría más o menos de la forma siguiente:

    1.- Hay que proteger al pueblo. Proteger es decirle lo que tiene que hacer y pensar.

    2.- La isla aísla, en gran parte, pero no en un todo. El astuto enemigo vendrá de fuera e intentará vencer los impedimentos que los habitantes del lugar han preparado. La muralla natural propia del lugar puede ser un primer elemento disuasorio para el enemigo, pero no basta con ello.

    3.- Los políticos son propios de los periodos de paz (más bien en ellos se puede permitir su presencia), pero nada pintan en los tiempos de guerra. La única autoridad posible, en ese instante, es la que representa el poder (represor) policial-militar.

    4.- El enemigo debe ser encontrado en su propia “residencia”. Es el lugar donde se le debe combatir y vencer. Todos los que viven en “lugares” cercanos al enemigo comprenderán, ante el castigo inflingido, que nunca deberán atacar ciertos zonas.

    5.- Deben unirse todos los ciudadanos, independiente de las clases o de las ideas, para lograr la victoria final.

    6.- Hay que estar siempre preparado. El enemigo es muy astuto.

    7.- Los poderes, de cualquier tipo, deben convencer a la población de la importancia que tiene vivir en una isla. El aislamiento evita, aunque no de forma plena, la presencia de muchos desagradables seres. Si así no fuera habría más posibilidad de contaminación (llámese ideológica o de cualquier otro tipo).

    8.- Los jóvenes y los niños son los más indefensos al ataque de los enemigos. A ellos, sobre todo, hay que “educar” convenientemente. A continuación, en la lista ordenada de los que fácilmente pueden ser atacados o infectados, se encuentran los trabajadores. Saben su oficio, pero...

    9.- Cuidado con el “progreso”. Es bueno en cierta medida, siempre que no “traigan” nuevos enemigos, muchas veces disfrazados de nuevas ideas. Se debe evitar el pensar, reflexionar.

    10.- No hay paz mientras no se destruya totalmente al enemigo. La justicia importa poco.

    Tal decálogo, dentro de un planteamiento típico americano, es el que sostienen las imágenes de Tiburón. El reaccionarismo del que hace gala Spielberg en este filme no es raro, ya que aparece a lo largo de toda su obra. Su cine presenta la lucha (real o simbólica) contra los demonios que intentan dominar a los buenos ciudadanos... norteamericanos. Los demonios reales de algunas de sus películas no son más que el reflejo de otros demonios ideológicos que desean minar la fortaleza de sus compatriotas. La lucha será larga, pero venceremos, parece decir Spielberg como si fuera un Pepito Grillo repetidor –o enunciador- de slogans que ayer y hoy se pronuncian por los Jefes supremos de su país: “es nuestra cruzada”, “ojo por ojo, diente por diente”, “los que no están con nosotros están en nuestra contra”, “venceremos ya que somos los buenos.”, “estamos luchando el bien contra el mal”...).

    La muerte del tiburón, en el filme, viene precedida por la muerte del trabajador (realmente es “comido” por el tiburón), un personaje curiosamente “odiado” por el espectador. En el maniqueísmo del que hace gala Spielberg, el citado personaje ha sido mostrado (cara al espectador) como desagradable desde el instante en que aparece. En un pretendido efecto maniqueo, el director deja claras, desde el comienzo, sus preferencias. El científico tiene encanto y dinero, el policía es un héroe, el “trabajador” un paria repulsivo. Su presentación no de deja lugar a dudas. Se le conoce por hechos antes que en persona. Es, claramente, el personaje un reflejo del propio (peligroso) tiburón. Queda todo ello explicado en la secuencia donde los poderes públicos y las personas “representantes” (?) de lugar, están reunidos en la escuela (¡que curioso!). Allí se explica qué “son” los tiburones y cuáles sus métodos de actuación. De pronto alguien denota su presencia por el molesto ruido (a algunas personas les enerva) que hace al “rascar” con sus uñas la pizarra. El efecto es total: de tal acción, tal persona. El trabajador tiene experiencia (en cuanto vive de un oficio). Su problema es que ha “vivido” demasiado próximo a los tiburones. No es raro, por tanto, que haya sido contaminado por ellos. En realidad ha sido ya aprisionado, encadenado por ellos. El que sea comido por el “malvado” enemigo, más que un hecho “real”, es la conclusión de algo más profundo: el haber sido dominado, ganado, por la causa.

    El científico, rico y preparado intelectualmente, representa a un personaje muy distinto al del trabajador. Éste vive cercano y con los tiburones, el científico los observa desde lejos, no “convive” con ellos. Pone su inteligencia, y su dinero, al servicio de la buena causa. No triunfa, pero no es “comido”, simplemente se ve obligado a refugiarse en una jaula en espera de tiempos mejores. Alguien deberá utilizar medios más expeditivos que los suyos y destruir al enemigo. Es decir, espera el momento en que pueda abandonar su improvisado refugio, que por ahora le defiende de los ataques del tiburón. Una defensa es inútil ya que el animal espera (“husmea”) el refugio, da vueltas alrededor, esperando que salga el hombre.

    ¿Quién logrará el triunfo? La posición de “guerra” abierta proclamada por el hombre armado (igual da que sea policía o militar) llevará a la destrucción del enemigo. No hay piedad para los malvados, sólo destruyéndolos puede seguir existiendo la idílica “Amity”. Una vez eliminado el peligro, el científico podrá salir de la “jaula” y volver a la isla, siempre con la ayuda del policía. Consciente o inconscientemente, Spielberg ha enunciado una metáfora pro-americana, en la que no faltan los tópicos en los que viven sus ciudadanos. Aunque los culpables de tal estado de cosas (la espeluznante “inocencia” de sus habitantes) son los poderes fácticos y mediáticos que sustentan la farisiaca existencia del país.

    Los personajes de Tiburón no se preguntan por causas. Le interesan sólo los hechos que ocurren. Las preguntas llevan a reflexionar sobre los hechos, y eso no interesa. Pero hay preguntas para dar y tomar. Por ejemplo: ¿A qué se debe que un tiburón asesino haya aparecido en tal lugar? ¿Todos los tiburones son iguales? ¿Por qué ataca a la isla? ¿Quién es el culpable de su “soledad”? ¿Pueden pagar unos por lo que otros han hecho? ¿Lo único importante es mantener la isla en paz? ¿Se puede vivir sin problemas, sin preocuparse de los otros? ¿Somos unos o formamos parte del resto? ¿El aislamiento es sano? ¿Hay que estar abierto a una comunicación con el exterior? ¿De que somos nosotros responsables? ¿Somos justos o injustos?

    Las ideas de Steven Spielberg no parecen –en su retrogradismo- distar mucho de las grandes palabras de los altos dirigentes de los EE.UU , convencidos de su mesiánica misión como salvadores de la civilización occidental, depositarios únicos de Dios, orgullosos de un pasado edificado en el engaño, el crimen y el desprecio hacia los que no son iguales que ellos. Se está en posesión de la verdad, el enemigo –al igual que en el salvaje oeste- debe ser capturado “vivo o muerto”. Aparte de considerar que los enemigos, por el hecho de serlo, son claramente los malos, ya que ellos son los buenos. Elementalidad, infantilismo que Spielberg propugna en sus filmes convencido de tales ideas. Sin duda es el máximo embajador de los intereses norteamericanos en el mundo. Propagador de las ideas de sus magnates (¿quién manda en EE.UU.? ¿Los políticos, los militares, los poderes económicos?) a través de películas reaccionarias ideológicamente, pero bien construidas cinematográficamente. Algo que no proclama, ni mucho menos, la genialidad, de la que el realizador está muy alejada. Una cosa es imitar a los clásicos, querer ser como ellos y, otra muy distinta, conseguirlo. Su cine es eficaz en cuanto sabe mover los hilos para llegar de forma “sensiblera” (nunca desde el raciocinio) a los espectadores. Un cine, por otra parte, hecho de retazos (cada uno de sus filmes) de numerosos títulos famosos. Cuentista manipulador de imágenes, vendedor de engominadas fantasías, éste reencarnado rey Midas, es capaz de creer en la supremacía del americano medio respecto al resto de los mortales.

    Posteriormente a Tiburón se realizaría Piraña. La dirigió Joe Dante, quien luego trabajará en algunos producciones de Spielberg. Mientras que la producción de Tiburón contó con grandes medios, la película de Dante fue barata, de manera que puede considerarse como un filme de serie B. Pero en ella hay más inteligencia y creación que en Spielberg. Podrían estudiarse cómo unos mismos elementos aparecen en la obra de ambos realizadores pero con sentido diferente: niños, televisión, el “mal” dominador, los “mitos” de una civilización... Dante, si lo comparamos con Spielberg, sería un avezado izquierdista. La defensa, por ceñirnos a los filmes citados, que de lo “militar” hace Spielberg se convierte en furibunda crítica en Piraña. Aparte de la idea que pone en pie ambos títulos. En Tiburón el mal viene de fuera, en Piraña el mal ha sido creado por los propios militares del país (aunque en principio se consideran sus defensores).

    Después de Tiburón, el cuentista Spielberg seguirá proclamando su amor por el sistema en el que vive. Se aliará con unas tesis donde los buenos sentimientos empalagarán hasta el no va más. El niño que nunca ha crecido (reflejado en tantos otros niños de sus filmes) sigue mirando a la luna, mientras abraza, como el más preciado tesoro, a su juguete predilecto, y pregunta a una y a otro sobre cómo debe ser, actuar y pensar en el mundo en el que vive. ¡Que bien si siempre uno fuera un niño y, por tanto, tuviese los otros el poder de decisión!

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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    SALVAR AMÉRICA:
    UN POCO DE CINE E HISTORIA
    Por Luis Tormo
    Sobre La lista de Schindler y Salvar al soldado Ryan se ha escrito mucho (incluso desde estas mismas páginas de Encadenados), queremos ahora analizarlas, uniéndolas, desde el punto de vista histórico. Desde luego, como filmes considerados autónomos La lista de Schindler es un film muy superior a Salvar al soldado Ryan, tanto en su aspecto formal como en su contenido, pero reflexionemos ahora sobre ellas como un conjunto sobre dos hechos que acontecieron en la II Guerra Mundial.

    Las películas históricas, en el sentido estricto del término, son aquellas que tienen por objeto el estudio de un determinado periodo de tiempo o hecho, y son mejores cuanto más fidelidad guarden en la descripción de esos acontecimientos (veracidad en los datos, en las fechas, en los decorados, etc.). Pero esta visión positivista de la historia en el cine tiene también su complemento con aquella otra corriente que opina que las películas -al margen del periodo histórico que estudien- sirven también para hacer historia del momento en que se han hecho, revelándonos conocimientos sobre las personas y la sociedad que lo han producido.

    La lista de Schindler (1993) y Salvar al soldado Ryan (1998) constituyen dos visiones complementarias sobre el tema de nazismo y la lucha de EEUU en la II Guerra Mundial, son dos frescos sobre la reciente historia contemporánea donde en la primera película se muestra el horror del holocausto y en la segunda la lucha para acabar con el dominio nazi (el desembarco de Normandía fue el segundo frente de los aliados tras la campaña de Italia, para liberar Europa occidental); es decir, ambas se complementan en el sentido de que son causa y efecto, la visión del totalitarismo (La lista de Schindler) hace necesario el esfuerzo de EEUU en la lucha contra el nazismo (Salvar al soldado Ryan).

    Spielberg tuvo siempre interés en rodar la historia de La lista de Schindler pues compró los derechos de la novela manteniéndolos durante años hasta que pudo realizar el proyecto (por encima de otros directores también interesados como Scorsese). Concienciado sobre su condición de judío el director americano emprende el que hasta ese momento es su proyecto más ambicioso, una producción sobre el holocausto judío, basada en una novela de Thomas Keneally, sobre la figura real de Oskar Schlinder, un empresario alemán que salvó a 1.100 judíos de ir a los campos de concentración empleándolos en sus fábricas. De igual forma Salvar al soldado Ryan, mezclando acontecimientos históricos y ficción, describe de una manera realista el desembarco de Normandía y algunos episodios de la lucha contra los alemanes.

    Y es esta manera realista la que Spielberg utiliza para su acercamiento histórico mediante el uso de los siguientes recursos:

    a) Reproducción al detalle de los hechos históricos.

    El director americano, perfeccionista en los detalles, se obsesionó en reproducir de una manera concienzuda todos los aspectos que aparecen en estos filmes (datos, cifras, decorados, etc.) para ser fiel al rigor histórico de los hechos acontecidos. En ambos títulos encontramos al principio del film una escena importante, tanto por su duración como por su contenido temático y que en contra de lo habitual supone el momento cumbre o culminante en cuanto a fuerza dramática (hablaremos de esto en el apartado de simbolismo de propaganda). En La lista de Schindler tenemos la escena del asalto al gheto de Cracovia, a los 45 minutos del inicio, y que define rápidamente la posición de Spielberg frente a los hechos. En Salvar al soldado Ryan, también es toda la secuencia inicial de la playa Omaha. Ambas, a pesar de no estar rodadas en los mismos sitios donde ocurrieron, sí muestran realmente lo que ocurrió; Spielberg, para La lista de Schindler contrató un director de fotografía polaco, Janusz Kaminski, e intentó rodar en Auschwitz (aunque no se lo permitieron, por lo que reprodujo el campo de concentración de una manera idéntica).

    En ese camino de acercar la ficción a la realidad hay también un elemento que Spielberg introduce de una forma novedosa en su cine y es el uso de la violencia. Nunca como en estas dos películas se ve en la pantalla las dosis de violencia que tenemos en estas dos películas, violencia no sólo física (asesinatos, disparos, sangre que salta) sino también psicológica (véase la escena de la ducha al llegar al campo de concentración en La lista de Schindler).

    b) Empleo de técnicas del documental.

    Spielberg, uno de los pocos cineastas que puede imponer su criterio en grandes producciones, decide jugar con la fotografía y el movimiento de cámara como elección estética para conseguir ese tono de realidad que estamos acostumbrados a ver en los documentales. Así tenemos una fotografía en blanco y negro para La lista de Schindler y un color muy apagado para Salvar al soldado Ryan (en el bloque de la II Guerra Mundial), combinado con movimientos de cámara en aquellas escenas realistas (asaltos, batallas, etc.) y que remiten mucho al planteamiento que realizó Kubrick en las escenas bélicas de La chaqueta metálica.

    Hasta aquí todo perfecto, buen cine histórico según la primera acepción que hemos definido más arriba. Pero Spielberg apunta más alto y junto a lo anterior también encontramos otros aspectos comunes en los dos filmes y que podemos resumir en:

    c) Uso del simbolismo propio de filmes de propaganda.

    La elección del relato se centra en los acontecimientos más dramáticos. Así, en Salvar al soldado Ryan, de todo el desembarco de Normandía, se escoge el que tuvo lugar en la playa de Omaha que fue donde los americanos sufrieron el mayor número de bajas y se convierte, por lo tanto, en el acto más heroico, pues debido a las inclemencias del tiempo se llegó incluso a pensar retirarse tras un sinfín de bajas.

    Uso de la violencia por una parte de los bandos; los alemanes son los que utilizan la violencia de manera gratuita, los americanos la utilizan sólo cuando deben e incluso resistiéndose mucho (el personaje del traductor que acompaña a la patrulla en Salvar al soldado Ryan es un ejemplo de esto).

    Humanidad y sentimentalismo centrados en los protagonistas, mientras los alemanes son los malos (obviamente, lo son; pero no de una manera tan burda). En La lista de Schindler el ejemplo más claro es el uso del color rojo en el vestido de la niña en el asalto al ghetto y que vemos luego muerta. En Salvar al soldado Ryan sólo identificamos a los americanos (conversaciones sobre su pasado, su vida, etc.) nunca a los alemanes.

    Los americanos son un todo (mezcla de culturas) y en la patrulla de Salvar al soldado Ryan hay de todo (un negro, uno de origen italiano, uno judío, uno puro americano, etc), los enemigos son uno solo, no están definidos.

    Los prólogos y los finales de los filmes enmarcan todo el contenido temático, rompiendo incluso con algunos apuntes que aparecen a lo largo de todo el film. Por ejemplo, el supuesto antibelicismo de Salvar al soldado Ryan, se va al garete con el final patriótico y en el cual se remarca que la guerra es necesaria para el mantenimiento del orden y la familia (todos detrás del anciano). Y cuidado con esto porque se suele leer en las críticas de Spielberg eso de "magnifica película menos el final", quitándole un poco de hierro al asunto, el film se debe juzgar en su totalidad y más a quien tiene el dominio y el poder de decidir la dirección y el montaje final (no son finales impuestos).

    Ahora bien, ¿por qué este uso propio de los filmes de propaganda?, ¿por qué hechos que se observan con 50 años de diferencia no tienen una mirada reflexiva? Esta claro que si uno ve Objetivo Birmania (1945) de Raoul Walsh se va a encontrar con un film de propaganda (magnífico) pues en ese momento se está luchando contra los japoneses; lo que no es normal es encontrarse con un film propagandístico sobre la II Guerra Mundial, a finales del siglo XX.

    El porqué de esta toma de postura de Spielberg nos la facilita esa segunda visión que comentábamos al principio de este artículo y que decía que los filmes históricos también reflejan de igual forma la ideología y el momento en que se hacen (y quien lo hace). En realidad la lección de historia que estamos aprendiendo es que para el director de Inteligencia artificial así es cómo se explican los acontecimientos, no hay reflexión sobre el porqué, no hay una gama de grises, todo es blanco o negro.

    Esto es más difícil de entender en La lista de Schindler porque el hecho del holocausto es un genocidio tan monstruoso que posibilita pocas opciones a la reflexión, pero aún así contiene dos errores graves, uno el identificar al personaje de Ralph Fiennes con un psicópata que lo hace más malo a los ojos del espectador cuando la reflexión más ajustada a la realidad sería presentarlo de una manera normal y preguntarse cómo fue posible tal grado de crueldad en un pueblo, el alemán, considerado uno de los más cultos de Europa; es decir, cómo un país se pudo embarcar en un proceso de genocidio tan brutal; y cómo EEUU permaneció agazapada hasta su entrada en la guerra (Pearl Harbour) mientras toda Europa caía.

    El segundo error emana del epílogo donde los judíos de la lista rinden homenaje a Schindler trayendo la memoria del holocausto a la actualidad mientras en esos mismos momentos se comenten asesinatos (en nombre de la patria, la religión e incluso la raza) contra el pueblo palestino. En Salvar al soldado Ryan, esto se acrecienta pues es mucho menos sutil que La Lista de Schinler, es mucho más descarada mostrando ese mundo que para Spielberg, y la creencia general americana, está dividido en buenos y malos. La falta de reflexión y el considerar al enemigo como un mero objeto es lo que favorece la aparición de fenómenos que no deberían repetirse; y no hace falta poner ejemplos de atropellos a la humanidad, con EEUU a la cabeza (véase el lanzamiento de las bombas atómicas, Vietnam, bloqueos a países, guerras en Oriente Medio, etc.).

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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    SALVAR AL SOLDADO SPIELBERG
    Por Israel L. Pérez


    Añora lo que sucedió cuando todavía no pintaban canas en su cuidada barba y lucía un sucio casco de camuflaje en lugar de una radiante gorra roja; cuando todavía era simplemente un soldado. Recuerda aquel desembarco, sin embargo, no estaba allí; porque él, al igual que un ET, cayó del cielo. Consiguió no ahogarse o ser devorado por algún Tiburón, aterrizando en tierra firme con su seguro paracaídas. Mientras tanto, muchos de sus belicosos compañeros –futuros amigos con los que se atrincherará para contar Cuentos asombrosos- sobrevivían en la orilla de la playa a duras penas.

    El Capitán Zemeckis, el Sargento Dante y los soldados De Bont, Hooper y Landis (entre otros) salieron ilesos y se fueron En busca del arca perdida (o como se le conoce comúnmente, Rey Midas). El soldado Spielberg ya era conocido en el mundo entero por dirigir grandes hazañas, pero este escuadrón ansiaba encontrarlo para que sus objetivos tuvieran un productor ejecutivo.

    Muchas fueron las monstruosidades que vieron en su aventura, y buena nota tomaron de ello para proponérselas al rescatado salvador. Gremlins (Joe Dante, 1984), Gremlins 2: la nueva generación (Joe Dante, 1990), Men in black (Barry Sonnenfeld, 1997), Evolution (Ivan Reitman, 2001) o Parque Jurásico III (Joe Johnston, 2001) fueron la artillería que prosiguió a la bomba extraterrestre del aventajado. El cual, también se encargó de plasmar la barbarie de un modo serio y realista con La lista de Schindler, y produciendo una serie de documentales: Survivors of the holocaust (1996), The last days (1998), Eyes of the holocaust (2000) o Shooting war (2000).

    En medio de esta lógica de, todo(s) para mí y yo para todos, evidencia el tamaño de su ego apareciendo en documentales como “él mismo”, hablando de Stanley Kubrick, Chuck Jones, Clint Eastwood y, sobre todo, de él y su obra.

    A la sombra de la bandera americana, cuando el calor más aprieta, es el momento de unir a las familias. Una lección que aprendieron los buscadores cuando se toparon con una familia desahuciada por las crueldades de la guerra: hay que salvar a los niños, hay que cuidar su pureza de espíritu e inocencia infantil. Nada mejor que atacar cada periodo estival o navideño con historias para toda la familia (la mayoría de las citadas más arriba también lo son). Los goonies (Richard Donner, 1985), Los Picapiedra (Brian Levant, 1994) o Casper (Brad Silverling, 1995), arrastran al grupo. Las tres partes de Regreso al futuro (Robert Zemeckis, 1985-89-90), Esta casa es una ruina (Richard Benjamin, 1986) o La máscara del Zorro (Martin Campbell, 1998), buscan al sector adolescente. Mientras que Poltergeist (Tobe Hooper, 1982), Aracnofobia (Frank Marshall, 1990) o The haunting (Jan De Bont) son falso cine familiar destinado a las desviaciones hogareñas juveniles.

    Cubriendo todos estos flancos sólo falta por atacar uno para una estrategia completa de aquel que fue soldado. Y así lo hace; abriendo fuego, acribillando, cosiendo a dibujos animados el cine y la televisión. Series como “Family dog” (1993) o “Animaniacs” (1993), esta última derivada en varios largometrajes para televisión, y películas como Balto (1995), las de Fievel, las del valle encantado, y Shrek (2001), son algunos de los muchos títulos.

    Dudábamos de nuestra conducta ante semejante bombardeo a todos los públicos, hemos tomado la determinación de atrincherarnos y esperar que pase el aluvión. Nos preguntamos dónde está la personalidad (¿o es que acaso es ésta?), el terror y la angustia creados por un escualo, y la calidad cinematográfica de un desembarco. ¿Estará adormecido con morfina, como el resto de ese bélico relato? ¿Qué hay de apoyar proyectos tan personales como Yume/Los sueños de Akira Kurosawa (Akira Kurosawa, 1990)? Todos buscan al soldado Spielberg. Nadie parece encontrarlo.

    Ha habido un alto el fuego, estamos en época de tregua por la muerte del General Kubrick, Spielberg ha tomado el mando de su proyecto más ambicioso. Anteriormente cogió prestado algo de él: la secuencia del francotirador. Esta vez va en serio. El rango que ha cogido podría ser demasiado grande, el consejo de guerra sería inminente

  13. #63
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    EL DOCTOR JONES, SUPONGO
    Por Patricio Ruiz
    Se abre el telón y aparece un hércules golpeando un gong. Cualquier aficionado con años se sitúa en los años 40,una productora inglesa The Rank Organisation abría sus películas de aventuras con este logotipo. Aparecen multitud de coristas miméticas con geométricas coreografías ¿Great Zigfield, Busby Berkeley? La protagonista, ¿Vampiresas...?, dice mirando al espectador: todo puede ocurrir. Se retiran las coristas y enlazan con la aparicion de Harrison Ford con un smoking Rick Bogart y los malos: Fu-man-chú (vuelvo a apelar a los aficionados añosos) el prototipo del oriental taimado y malvado; con él el mundo de los tongs: miríadas de orientales enloquecidos con armamento exótico persiguiendo al protagonista. Se suceden escenas de screwball, de slapstick y la huída de un club que se llama "Obi Wan" (Kenobi por supuesto).

    Enlaza con el cine de los años 30, el mundo de los gangs: ominosos automoviles negros con gangsters armados con metralletas en los estribos disparando cargadores sin fin. Los fugitivos, indemnes en la mejor tradición a pesar de los numerosos disparos, acceden a un avión que recuerda al de Casablanca. Harrison Ford se quita el smoking y empieza Indiana Jones y el Templo Maldito.

    Spielberg nos ha expuesto sus filias cinéfilas. A partir de ahí, su maniqueismo ético, religioso y político, envuelto en celofán, en forma de modernas parábolas.

  14. #64
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Principal
    Arriba
    El buen americano
    El espectáculo Spielberg
    Salvar América
    El color púrpura
    Capturar tiburón malvado
    Salvar al soldado Spielberg
    El doctor Jones, supongo
    Los paraísos perdidos
    LOS PARAÍSOS PERDIDOS
    Por José Luis Barrera
    Viendo el otro día ese filme en su tiempo un tanto maltratado por la crítica llamado El imperio del sol y cuyo fracaso parece haber provocado un inflexión definitiva del director Steven Spielberg, de dejarse de hacer un cine más adulto e independiente para inclinarse por lo más comercial, como ha sido hasta ahora ya su camino cinematográfico habitual, pensaba en la tozuda insistencia del cineasta de presentar siempre en sus filmes a sus personajes en una actitud constante de búsqueda, en un afán de hallar algo que se ha perdido. Este algo perdido se encuentra a veces representado en su cine de aventuras en “arcas perdidas”, en su cine bélico en “soldados Ryan” que hay que salvar, en padres desaparecidos (la misma El imperio del sol), en madres que se quieren encontrar (sú última A.I. Inteligencia Artificial), o para terminar, en infancias que no se quieren abandonar (véase Hook).

    Sin duda mucho tiene que ver en esta temática la biografía íntima de este cineasta: sabido que Spielberg se crió prácticamente sin padre, ya que éste abandonó el hogar cuando era muy niño, pero también la educación religiosa judía que habría recibido. Sospecho que ésta no sería estrictamente semítica sino que también elementos religioso-cristianos se colarían de rondón en su educación familiar religiosa. El judaísmo con su mesianismo intemporal, su tierra prometida y su paraíso perdido. Y la infancia como un tiempo de inocencia y gracia donde Dios puede resplandecer (“Dejad que los niños se acerquen a mí, porque de ellos es el Reino de los Cielos”, se dice en el Evangelio).

    Es por eso que muchos de sus filmes, a veces de tapadillo otras muy abiertamente, tomen un cariz muy religioso, de deseo de que el ser humano encuentre la felicidad a través de un encuentro, de un hallazgo de la plenitud del ser que es el estado de suma felicidad que para Spielberg se encuentra en el goce de las seguridades de la infancia, del hogar perdido, de la madre acogedora, de la patria segura. El grito de ET, “¡Mi ca... sa...!”, no es entonces una anécdota sino toda una declaración de principios. Igualmente, el sufrimiento del pueblo judío en La lista de Schindler y el deseo expresado con la frase de ¡El año que viene en Jerusalén! es una manifestación de esto que decimos. El mismo arranque del filme sobre el comerciante alemán que salvó a los judíos, una vela que se enciende a la vez que se recita la oración judía de “Shemá , Israel”, da al filme un fuerte carácter religioso, de nostalgia de una patria perdida, de reafirmación de una promesa de Yavhé sobre una tierra de promisión que fue antaño paraíso perdido. Igualmente en El imperio del sol, junto a una canción que se canta varias veces y que habla de promesa de futuro de un mañana mejor, el filme concluye con una bellísima canción coral religiosa ¡que es un Te Deum!

    No en vano muchos de los protagonistas de los filmes de Spielberg son niños, e incluso si no lo son, nuestro cineasta nos los recuerda como niños en los prólogos de sus filmes (véase al scout River Phoenix encarnando a Indiana Jones adolescente. Y es que Spielberg piensa que la infancia es la única edad del ser humano donde éste es realmente humano, donde la dicha de ser hombre se da en toda su plenitud: está llena de todas las posibilidades, la vida se convierte para el niño en un reto, la unión por el cariño de los padres hace posible esa felicidad. Cuando este cariño desaparece, cuando falla la familia, el hombre es un desdichado y, como nuevos Adán y Eva, es expulsado del paraíso. Por eso el afán constante de volver, de encontrar lo que se ha perdido. Se llame mi casa, se imagine como un campo lleno de flores ce color púrpura, se denomine “el País de Nunca Jamás” o sea algo tan fúnebre como la tumba en su tierra patria de un soldado. En Inteligencia Artificial el niño robot no cesa en su empeño y no llega a la plenitud de su felicidad hasta que éste logra realizar el encuentro con su madre perdida.

    Un poco resumiendo todo lo que aquí hemos ido reflexionando sobre ese sueño eterno de regresar al paraíso deseado cuando la infancia y su inocencia se pierden podríamos resumirlo siguiendo el recorrido que el protagonista de El imperio del sol realiza. En un primer período el protagonista es feliz, vive sumido en la más inocente de las infancias: no se entera prácticamente de lo que ocurre a su alrededor aunque éste sea a veces amenazador; disfruta de sus juegos, del cariño de sus padres. En un segundo período viene la ruptura, que es brutal: en el filme es separado bruscamente de sus padres y arrastrado por la multitud, los pierde y va a parar a un campo de concentración: allí empezará un tercer período de prueba, de pérdida definitiva de la inocencia, de iniciación a la vida. El período final (y éste es el que suele muchas veces estropear las intenciones de Spielberg, pues suele recargar este tramo de sus películas de excesivo acaramelamiento) es el encuentro del nuevo paraíso perdido, donde otra vez se reencuentra con sus padres: ahora es feliz pero con una felicidad que la da también la madurez, la conciencia, el vivir la vida como un adulto, el conocer el mal (¡esa luz brillante que ve en el horizonte de la bomba sobre Nagasaki!). Al final, es necesario decir adiós a la infancia para poder ser feliz.

    Curiosamente, este esquema que se puede seguir en muchos de los filmes de Spielberg se sigue casi muy literalmente en su última película: A.I. Inteligencia Artificial. Pero esto merecería otro artículo.

  15. #65
    Over The Moon Avatar de Elliott
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Que se te va la ollaaaaaaaa !!!

  16. #66
    freak Avatar de welling
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Pues a mí me parecen interesantes estos artículos.
    "Hoy has perdido chico, pero no tiene por qué gustarte"
    INDIANA JONES Y LA ULTIMA CRUZADA

  17. #67
    sabio Avatar de davimo
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    1.Duel: 7 - Nostamal. Pa ser la primera

    2.The Sugarland Express No vista - vi un trocito y no me atrajo mucho

    3.jaws 8 - no la vi de pequeño. Un gran fallo. Aun asi, de mayor me ha parecido graciosa

    4.Close Encounters of the Third Kind 8 - mmmm

    5.1941 6 tiene un par de escenas memorablemente graciosas

    6.Raiders of the Lost Ark 9 Es puro cine de aventuras. El mejor de los ochenta.

    7.E.T. 7 - la he vuelto a ver de mayor y me ha decepcionado y aburrido un poco. Sin embargo...

    8.Indiana Jones and the Temple of Doom ( 7 ) Si, la mas floja de las del aventurero y eso que de pequeño era mi favorita de indiana

    9.The Color Purple 8 - Infravalorada desde siempre por haberla sobre expuesto los fines de semana a medio dia y creyendo la gente que es una temática que no nos concierne a los blacos... se pierden una gran peli. Hay momentos que se te pone la piel de Gallina.

    10.Empire of the Sun Esta solo la vi una vez de pequeño y no me gusto mucho. Estoy esperando a volver a verla

    11.Indiana Jones and the Last Crusade 8 Muy amena y divertida. Vivan las aventuras

    12.Always No la he visto

    13.Hook 5 por lo que recurdo, un poco flojita. Cuando Robin williams no entra, no entra por el ojo.

    14.Jurassic Park 7- en el estreno no me gusto nada pero... la volvi a ver y es muy entretenida.

    15.Schindler´s List 10 - para mi la primera gran obra de Spilberg.

    16.The Lost World 7 - Divertida y desfasada. Si se la mirara con otros ojos... Hay que volver a ver tambien la tercera que me parece incluso la mejor de las tres

    17.Amistad 6 - No es perfecta pero tiene momentos como el principio que son... Increibles

    18.Saving Private Ryan 9 - El desembarco ya vale 8 de los nueve puntos que le doy

    19.A.I. 10 - Para mi, como muchos de aqui... LA OBRA de spilberg. Desde aqui deja de hacer peliculas que bajan del sobresaliente. Entra en una nueva etapa que comenzo con Salvar a soldado ryan

    20.Minority Report 9 - Diría que no hay muchas peliculas como esta hoy en dia pero mentiría. No hay nunguna pelicula de ciencia ficción que intente lo que esta y le salga bien. Los aficionados a la ciencia ficción y a Philip k dick no estabamos tan contentos desde Blade Runner

    21.Catch Me If You Can 9 Pelicula triste e incomprendida por ese aire ligero que esconde una vida llena de lujo, represiones y depresiones

    22.The Terminal 9 - Si, como si una pelicula capriana fuera un insulto. Como si significara insulso. No solo es mas incomprendida que la anterior si no que además dicen que es babosa. La historia de un tio que no tiene familia ni amigos, es pobre y come keptchup con galletitas saladas y que es una revisión (humor splastick incluido) de Chaplin. Un tio que no se lleva la chica (que se va con un cabron). Repito que hay que volver a ver esta pelicula otra vez. La Zeta (que a mi no me gusta) aqui convence y esta guapisima como han dicho por aqui. Música, al igual que catch me, increible de verdad.

    23.War of the Worlds 9 - Mira que iba a decepcionarme. Que ningun director actual (salvando Tarantino) ha hecho 4 pelis seguidas bien hechas. Mira que el argumento daba para una peliculita de paso, un encargo. Pero no. Repito: LOS AFICIONADOS DE LA CIENCIA FICCION ESTAMOS PASANDO UNA GRAN EPOCA GRACIAS A ESTE HOMBRE.[/b]

  18. #68
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Welling, son artículos muy interesantes, sobre todo por ver la irracional fobia que tienen algunos hacia Spielberg, y también para saber de qué pie cojea Steven (algunos artículos sí son coherentes)

    Voy a clasificarlas, como en el Eastwoodpost, que se me olvidó (y a ver si así se anima Bela, que me interesa su opinión)

    Obras Maestras
    Inteligencia Artificial
    La lista de Schindler
    El imperio del sol
    En busca del arca perdida
    Tiburón
    El diablo sobre ruedas

    Buenas (pero imprescindibles)
    La guerra de los mundos
    Minority Report
    Salvar al Soldado Ryan
    Indiana Jones y el templo maldito
    ET
    Encuentros en la tercera fase

    Curiosas
    Atrápame si puedes
    Indiana Jones y la última cruzada (rozando el grupo de abajo)
    Loca Evasión (a falta de revisionado)

    Prescindibles (cuasi-malas, pero bien filmadas)
    La Terminal (aunque no la tengo fresca)
    Amistad
    El mundo perdido
    Hook
    Always
    Parque Jurásico (a falta de revisionado y rozando lo curioso)
    Cuentos Asombrosos
    En los límites de la realidad
    El Color Púrpura (rozando lo curioso)
    Portergeis (rozando el grupo de arriba)
    1941



    Conclusión: excelente director, con un puñado tan extenso de títulos interesantes que entrará, y fuertemente, en la historia del cine. Lástima que su carrera sea tan irregular, debido siempre a los textos en los que se mueve.

  19. #69
    freak Avatar de el nen
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    Predeterminado : El Spielbergpost

    Diga lo que se diga Spielberg es el amo. Solo hay que ver su trayectoria, la calidad de todas sus peliculas (pueden gustar más o menos, pero todas tienen calidad), la variedad de sus tematicas, lo que entretienen todas (alguna aburrida ?) y lo que es indudable es que tiene un sello propio. Hay planos, que por posicion de la camara o iluminación los identificas con Spielberg. De los pocos actuales con estilo propio.

    Me edito para añadir :
    Ademas tiene obras maestras : El diablo sobre ruedas, Tiburon, Encuentros en la tercera fase, La lista de Schindler, En busca del arca perdida, ET... Que para una trayectoria de veinte y pico peliculas no esta nada mal como mantiene el liston.

  20. #70
    El Tijeras Avatar de Scissorhands20598
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Lo primero decir algo por lo que ya se me ha escandalizado más de uno alguna vez pero que es ni más ni menos lo que pienso: que dentro de unos años se incluirá a Spielberg en la misma lista que a John Ford, Alfred Hithcock o Stanley Kubrick como uno de los mejores cineastas jamás habidos, ni más ni menos.

    Y ahora a comentar las pelis (dejando claro que con Spielberg no puedo ser imparcial):

    War of the Worlds (2005) Gran película, como ya dije en el otro post se ha convertido ya en la invasión alienígena más espectacular y emocionante vista en el cine. Un 9
    The Terminal (2004) Siendo un Spielberg menor, y sobrándole bastantes tópicos, no deja de ser una película agradable de ver y que entretiene. Un 7,5
    Atrápame si puedes (2002) Sorprendente por ser tan distinta de todo lo que había rodado antes. Spielberg demuestra que también puede con la comedia (tras el desastre de "1941") y nos ofrece una película fresca y muy divertida. Un 9
    Minority Report (2002) Una de las mejores muestras del cine de acción-ciencia ficción de los últimos años. Trepidante, espectacular y muy recomendable. Un 9'5
    Artificial Intelligence: AI (2001) El mejor homenaje póstumo que Spielberg podía hacerle a su amigo Stanley Kubrick: una preciosa y muy triste revisitación de "Pinocho" con momentos de gran cine. Un 9,5
    Saving Private Ryan (1998) Solamente por la media hora inicial ya merece la pena la película: no se como sería realmente el desembarco de Normandía, pero desde luego no se me ocurre una forma más realista de retratarlo. El resto del film aunque quizá no alcanza las cotas de perfección de ese inicio (algo inevitable) también es un retrato de la guerra y sobre todo del ser humano digno de reseñar. Un 9'5
    Amistad (1997) Injustamente denostada, un bello alegato contra la esclavitud con excelentes interpretaciones de Djimon Honsou y Anthony Hopkins. Un 9.
    The Lost World: Jurassic Park (1997) De niño-adolescente, "Jurassic Park" era mi película favorita, y por ello esperaba con tantas ganas su secuela (incluso leí la novela de Crichton) que quizá me decepcionó un poco. Aún así es una película entretenida y visualmente tan espectacular como la primera. Un 7.
    Schindler's List (1993) La mejor película de la década de los 90 (para mi, se entiende) y una de las mejores de todos los tiempos: dura, emotiva, poética... una obra maestra. Un 10.
    Jurassic Park (1993) La película que marcó un antes y un después en la historia de los efectos especiales. Como ya dije antes, fue mi película favorita en mis años mozos y siempre la recordaré con un enorme cariño. Y cómo olvidar la primera aparición en la gran pantalla del T-Rex :alloro Un 9,5
    Hook (1991) Otra muy denostada y que yo adoro: con excepción de algunas escenas con los niños perdidos que si dan algo de grima, el resto me parece una maravilla, y no me duele reconocer que suelto la lagrimilla al final de la peli Un 9,5
    Always (1989) Una pelicula bastante gris, cuyo mayor atractivo quizá sea ver por última vez en pantalla a la gran Audrey Hepburn. Olvidable. Un 6.
    Indiana Jones and the Last Crusade (1989) Mi favorita de la trilogía de Indy, donde la química entre Ford y Connery es evidente y con un tramo final inolvidable. Un 9,5.
    Empire of the Sun (1987) Otra joya más, a pesar de que es fácil que el niño protagonista caiga un poco repelente al principio. Otro precioso alegato antibelicista con esa frase mítica: "Hoy he aprendido una nueva palabra: bomba atómica". Un 9,5
    The Color Purple (1985) Aunque el primer visonado no me convenció, en el segundo si me pareció un muy buen film, posiblemente el más romántico de los rodados por Spielberg. Un 8'5.
    Indiana Jones and the Temple of Doom (1984) Aún más espectacular que el primer Indy, y una de las películas que más veía de pequeño en video. Aunque quizá sobren las gracias del niño, otra maravilla de peli. Un 9,5
    E.T. the Extra-Terrestrial (1982) El film más personal de Spielberg, una de mis 10 peliculas favoritas y la mejor demostración de lo que significa la tan utilizada frase de "la magia del cine". Para llorar sin complejos y sentirse niño eternamente. Un 10.
    Raiders of the Lost Ark (1981) La primera entrega de una de una trilogía mítica, y todavía una película que siempre se cita como ejemplo de lo que deber ser el buen cine de aventuras. Un 9,5.
    1941 (1979) Una payasada indigna de Spielberg. Imagino que en V.O. será menos ridícula, pero viéndola doblada da vergüenza ajena. No se quién le engañó para que hiciese esto. Un 2.
    Close Encounters of the Third Kind (1977) Una de las cumbres del género de la ciencia-ficción, con un Dreyfuss nacido para este papel y un inolvidable encuentro entre civilizaciones con la música como lenguaje común. Otra joya. Un 10.
    Jaws (1975) Título mítico (otro más), que suele ser citado como una de las cumbres del género del suspense. Se huele el miedo cada vez que la inolvidable música de Williams nos anuncia la aparición del escualo. Obra maestra. Un 9,5
    The Sugarland Express (1974) Aunque no la recuerdo todo lo bien que debiera, si me pareció una "road-movie" entretenida, sin más. Desde luego no es de lo más destacable de Spielberg. Un 6.
    Duel (1971) La única película de Spielberg que les gusta a sus detractores ) Un ejercicio de buen cine tan simple en su planteamiento como eficaz. Un 8.

    Y aquí termina mi pequeño homenaje al gran Steven Spielberg

    Un saludo.

  21. #71
    maestro Avatar de Javi-Wan Kenobi
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Vamos a puntuar a mi queridísimo Steven.

    La Guerra de los Mundos(2005) Después de las decepciones del Episodio III y Batman Begins. No tenía muchas esperanzas en esta. Gratísima sorpresa, pero tampoco es que sea de lo mejor del maestro. Con Tom Cruise de nuevo, tras Minority Report ya no lo temía tanto. Un 8
    La Terminal (2004) Me gustó, sin más. Le vi un cierto aire a ¡Qué bello es vivir y ese tipo de pelis! Agradable de ver. Un 6,5
    Atrápame si puedes (2002) Me encantó sobre todo la ambientación. Spielberg consiguió que pudiera soportar a DiCaprio, todo un logro. Un 7
    Minority Report (2002) De lo mejor que he visto en mucho tiempo. Otra tarea cuasi imposible: Lograr que aguante a Tom Cruise. Misión cumplida. Un 9
    A.I.: Inteligencia Artificial(2001) A esta, aunque me gusta mucho y sé que muchas veces está infravalorada, no le veo ese punto de Obra Maestra que decís muchos. Un 8,5
    Salvar al soldado Ryan (1998) Gran película. ¡¿Qué más puedo decir?! Un 9'5
    Amistad (1997) Coincido con Scissorhands en lo de injustamente denostada. Sin embargo, me sigue pareciendo una película menor. Buena, pero menor. Un 7.
    El Mundo Perdido: Jurassic Park (1997) La película de Spielberg en la que el elemento "niño" está peor metido. No llega a la altura de su predecesora, pero aún sigue siendo bastante entretenida. Un 6.
    La Lista de Schindler(1993) Reconozco sus virtudes y entiendo que es una obra maestra... pero qué queréis, a mí no me termina de gustar. Un 8.
    Parque Jurásico (Jurassic Park) (1993) Una maravilla de película. Genial en casi todos los aspectos. Un 9
    Hook (El Capitán Garfio) (1991) Vuelvo a coincidir con Scissorhands. ¡Me encanta esta peli! Sé que no es de lo mejor de Spielberg, pero no puede ser TAN mala como muchos decís Un 8
    Always (Para siempre) (1989) Un peliculín que se ve con agrado y poco más. Me encanta la canción y me encanta Holly Hunter. Un 6,5.
    Indiana Jones y la Última Cruzada (1989) Vuelvo a concidir con Scissorhands: Mi favorita de la trilogía. Reconozco que quizá sea "objetivamente" peor que El Arca Perdida, pero esta me gusta más. Un 9,5.
    El Imperio del Sol (1987) Me gusta, pero no demasiado. Me cansa, me parece muy larga y lenta. Un 7,5
    El color púrpura (1985) Buena película, aunque muy pastelosa. También larga y lenta. Un 7,5.
    Indiana Jones y el Templo Maldito(1984) La que menos me gusta de las tres. Un 8
    E.T.: El Extra-Terrestre (1982) Me encanta. :amor Es algo superior a mí. Tras superar un trauma infantil (la vi con 2 años, no entendí nada, y tuve pesadillas con el bicho hasta los 10 años ), esta película fue la razón de que me aficionase al cine en general y adorase a Spielberg y John Williams en particular. Un 10.
    En Busca del Arca Perdida (1981) La mejor de las tres. Todo un clásico. Un 9,5.
    1941 (1979) Debo romper una lanza a favor de esta película. Me gusta bastante, y creo que tiene una de las mejores bandas sonoras de John Williams. Cuando la veo, me olvido que es de Spielberg, me imagino que es de John Landis, Harold Ramis, Ivan Reitman o alguno de esos y la disfruto mucho. Aún así, reconozco que hace bajar bastante la media de calidad de la filmografía. Un 5,5.
    Encuentros en la Tercera Fase (1977) Una joya, desde luego. Quizá algo lenta. Un 9.
    Tiburón (1975) Obra maestra. ¿Hace falta decir algo más? Un 9,5
    Loca Evasión (1974) Para ser un debut en pantalla grande, posiblemente un trabajo de encargo, no está nada mal. Un 6.
    Algo diabólico (1972) Telefilme de terror/suspense que no está mal. Un 6,5
    El Diablo sobre Ruedas(1971) Simplemente genial. Suspense en estado puro. ¿Cuántas veces la habré visto? He perdido la cuenta. Pues aún sigo quedándome sin uñas cada vez que la veo. Un 9,5.

    En los límites de la realidad: La Película Posiblemente, lo peor que haya hecho Spielberg en toda su vida. La película es mediocre, pero su fragmento se lleva la palma. Más pasteloso y ñoño imposible (y eso que sus películas están llenas en mayor o menor medida de momentos pastelosos y ñoños). Un 1
    Cuentos Asombrosos: El episodio La Misión, aparte de tener un reparto para tirar cohetes, es una pequeña maravilla. Un 7,5
    El episodio El tren Fantasma vuelve a caer en la ñoñería fácil, pero, con todo, es más ameno que el fragmento de En los límites de la realidad. Un 4
    Colombo: Homicidio de acuerdo con el libro Se nota que es uno de sus primeros trabajos, de cuando estaba en "prácticas" en la tele, y seguramente en una serie así uno no puede poner mucho de su cosecha, sino ceñirse a unas pautas. De todas formas, un gran trabajo. Me encanta Colombo. Me encanta Spielberg. ¿Qué más pedir? Un 6,5

  22. #72
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    A mi parecer, Spielber sigue siendo uno de los grandes, y esta en plena forma. De sus ultimas peliculas, no he visto La Terminal, pero tanto I.A. como Atrapame si puedes, me parecen de las mejores películas americanas que he visto en los últimos años, y Minority Report y La guerra de los mundos son muy buenas peliculas, en las que se ve una sabiduria y un dominio de la técnica que no se ve habitualmente en un cine. Puede que a la gente le pueda resultar ñoño, cursi, comercial, pero para mi este hombre lo que es es un genio.

  23. #73
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    War of the Worlds (2005) Un gran espectáculo de acción, suspense y terror que estoy seguro que mejorará en un segundo visionado. 8.
    The Terminal (2004) Injustamente menospreciada en mi opinión, una muy apreciable película del maestro. 8.
    Catch Me If You Can (2002) La tengo bastante olvidada, pero recuerdo que en su día salí muy satisfecho del cine. 8,5.
    Minority Report (2002) Estupendo film de acción/ciencia-ficción en el cual, como a la mayoría, me falla el final. Aún así, muy muy disfrutable. 9.
    Artificial Intelligence: AI (2001) Sin duda, la mejor película de Spielberg. Una absoluta obra maestra en la que no falta ni sobra nada. 10.
    Saving Private Ryan (1998) Otro gran espectáculo del director, y también algo más que eso, con un inicio que ha pasado ya a los anales de la historia del cine. 9.
    Amistad (1997) No recuerdo prácticamente nada, sólo que no me acabó de convencer. No me atrevo a ponerle nota.
    The Lost World: Jurassic Park (1997) La vi en el cine en su día y sólo recuerdo el cristal de una caravana rompiéndose y una niña repelente gritando. Sin nota también.
    Schindler's List (1993) Buena y bonita, con unos espléndidos Neeson y Kingsley, pero no su mejor película. 8,5.
    Jurassic Park (1993) Cine palomitero cien por cien, sin mucha chicha. 7.
    Amazing Stories (1985) No vista.
    Hook (1991) Una de las películas favoritas de mi infancia, es decir, pesa más la nostalgia que sus (¿discutibles?) valores artísticos. 8.
    Always (1989) No vista.
    Indiana Jones and the Last Crusade (1989) Divertido y paródico refrito de la primera, con un gracioso Connery como papá Jones. 8.
    Empire of the Sun (1987) No vista, muy a mi pesar.
    The Color Purple (1985) Infravalorado melodrama del maestro con un cumplidor reparto. 8.
    Indiana Jones and the Temple of Doom (1984) Mi favorita de la trilogía (a pesar del niño), con esos toques de terror tan impropios del director. 9.
    Twilight Zone: The Movie (1983) No vista.
    E.T. the Extra-Terrestrial (1982) Un clásico con muchas escenas memorables y un final muy emotivo, que no sensiblero. 9,5.
    Raiders of the Lost Ark (1981) Estupenda película de aventuras, con un carismático Harrison Ford en el papel de su vida. 9.
    1941 (1979) No vista.
    Close Encounters of the Third Kind (1977) Su mejor película, al ladito de A.I. Me encanta. 10.
    Jaws (1975) Lo recuerdo como un grandísimo film de suspense, pero nada más. Sin nota.
    The Sugarland Express (1974) No vista.
    Duel (1971) Estupendo debut del director que, como dicen por ahí, creo que mejoraría en su versión corta. 8,5.

    Saludos

  24. #74
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    Pues vi ayer La Terminal, por eso del revisionado. Joder, ¡qué mala! Tiene algún que otro momento de inspirada planificación, una música celestial y un Arte glorioso, pero la película...: ¡qué cosa más aburrida, tonta, insuficiente, absurda, contradictoria! Joder, mala, mala.

    También revisioné Amistad: más o menos lo mismo, aunque de otra índole, claro.

    También El color púrpura, y me mantengo en lo mío.

    Spielberg, cuando se para a fijarse o trabajarse mucho los personajes sin reternerse en los contextos colosales que los enmarca, la caga por completo. Es un director de acción dramática y espectáculo, él fracasa por completo observando a sus personajes, pero no cuando sólo los mira.

    Por cierto, me compré Loca Evasión, a ciegas. Llevo la mitad y es de lo más deliciosa, muy sencilla y discreta, pero de lo más deliciosa y con el Spielberg inicial ya claramente detrás de la cámara, aunque tímido. Mañana os confirmaré cuando la acabe.

    Pues ya, ya sólo me falta una para completar: ¿ALGUIEN SABE DÓNDE COMPRAR PARQUE JURÁSICO? No puedo creer que una película de estas caracterísiticas sea inencontrable.



    A/A Nacho A. y admiradores de la fotografía:

    ¿Cómo un tipo como Kaminski, que llevaba una carrera bastante notable, puede hacerme la foto de La Terminal como si de un capítulo de CSI se tratara? Porque son gente que ha demostrado que ama la técnica, capitaneada nada menos que por Spielberg, y por mucha prisa que lleven no entiendo como gente como Kahn (sin ningún raccord hoy en día) o personas como Kaminski (por Dios, esos filtros y esos retoques digitales planos) no llamen antes al oficio que a la prisa, y conciban esos horrores.

    La de La Guerra de los mundos tampoco me gusta, pero es menos contemplativa y molesta menos a una historia ágil, con algún momentillo inspirado..., y la de Atrápame si puedes yo si la aprobaba (qué opinas tú de esta). La anterior carrera a estos títulos me parece bastante intachable, con varias cimas. ¿Tú qué opinas?

    Un abrazo.

  25. #75
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    Predeterminado Re: El Spielbergpost

    En las ultimas con Kaminski odio q siempre haya algun momento, por corto q sea, en q se hace notar con esos fogonazos o sobreexposiciones suyas. Te saca literalmente de la peli. Recuerdo el momento en la cocina de Leo y su madre, o el plano en q se acerca S Tucci a camara y parece un alien de ENCUENTROS...

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