He escuchado muchas veces las bondades de congelar pan, de guardar esa barra que ha sobrado para que el día que falte por haberte olvidado, sacarla en actitud triunfante y poder disfrutar de esa manjar ya descongelado en toda su crujiente pero esponjosa plenitud.
Pues no.
Cuando descongelas el pan se torna quebradizo y seco. Se deshace en la mano y se suicida la corteza. Pierde toda elasticidad y sabor, volviéndose hasta rancio.
Sin embargo no paro de oir alabar las excelencias de esta costumbre.
¿Alguien lo ha hecho alguna vez? ¿Le pasa como a m? O por el contrario debo ser yo el que, con mi aúrea del lado oscuro de la gafez, torno el delicioso pan en soso y poco apetecible alimento... :ein