Ya he comentado en el hilo correspondiente al suceso, que me ha dejado entristecido porque Walker siempre me cayó muy bien.
Y aunque ahora los representantes del estudio propietario de los derechos de "Fast & Furious" deben ser los primeros que saltarán a la palestra a darse golpes en el pecho con lágrimas en los ojos, lo cierto es que entre bastidores deben estar frotándose las manos sobre como esto va a repercutir positivamente a los ingresos de la próxima película y en cómo se va a revalorizar la serie durante las próximas semanas. No olvidemos que el morbo vende.
Para tratarse de una saga que empezó siendo un no muy inspirado remake de "Le llaman Bodhi", su posicionamiento comercial es innegable. Este capricho del destino es lo que la serie necesitaba (más allá de la calidad de la nueva entrega) para subir los peldaños que le faltaban y convertirse en "mítica". Ahora tienen en Walker a su particular James Dean.