Iniciado por
Abuelo Igor
Me he visto otra vez la secuencia de la escuela por retomar el hilo temático que inicié en “Roma” (de la cual creo que repite el mismo actor pelirrojo que hacía del director) y, aunque está llena de genialidades y apunta más a la educación tal como se entendía en aquella época que a la educación en general, sí que aparecen ciertos lugares comunes como el típico maestro con enormes lentes de culo de botella, o la “loba” de enormes pechos que enseña matemáticas. También está la profesora de arte, que bebe de una petaquita bajo su mesa antes de hablar de Giotto y la “pros-pet-ti-va”, que, bueno, es friki pero cae bien. El que me da cierta pena es el profesor de griego, que se afana con todo su esfuerzo en enseñar la pronunciación de una lengua muerta, para que el chavalín del pelo lacio siempre termine la palabra con una pedorreta. Por un lado es un saber considerado inútil, un idioma que ya nadie habla, y encima pone caras raras, cuando les enseña cómo colocar la lengua y todo eso, pero por otro lado es un tipo que le echa buena voluntad y paciencia, hasta que la pierde, claro. Todo lo cual para mí es un ejemplo de cómo estos personajes, pese a ser breves caricaturas, están concebidos con una mirada no del todo superficial. La clave es que, para un niño que quiere jugar, todo profesor es un fascista ridículo, sea el país y la época que sea, y evidentemente Fellini adopta ese tipo de óptica en sintonía con sus “recuerdos inventados”. Pero claro, como trabajé unos cuantos años en la ESO, me encontré de repente haciendo el papel de “fascista ridículo”, de ahí que, aunque entienda lo que Fellini quiere decir, la sonrisa a veces se me hiela un poco: por muy normal que puedas parecer, siempre se te va a caricaturizar por algo, y las espontáneas bromas y gamberradas de los chicos van a generar para ti situaciones de gran presión, cuando no amenazas de despido.