Leído y "fusilado" del Blog de Francisco Javier Moya
Un par de páginas donde muestran y se comentan las fotos más famosas de la historia, o las que han cambiado el mundo.
Visita Obligatoria para cualquiera, hay verdaderas maravillas... y/o atrocidades insultantes...
Unos Ejemplos:
Bonzo
Thich Quang Duc, nacido en 1897, fue un monje budista vietnamita (también llamados bonzos) que se inmoló hasta morir en una calle muy transitada de Saigon el 11 de junio de 1963. Su acto de inmolación, que fue repetido por otros monjes, fue el más recordado, ya que fue atestiguado por David Halberstam. Mientras su cuerpo ardía, el monje se mantuvo completamente inmóvil. No gritó, ni siquiera hizo un ruido. Thich Quang Duc estaba protestando contra la manera en la que la administración oprimía la religión Budista en su país. Después de su muerte, su cuerpo fue cremado conforme a la tradición budista. Durante la cremación su corazón se mantuvo intacto, por lo que fue considerado como santo y su corazón fue trasladado al cuidado del Banco de Reserva de Vietnam como reliquia. Este es el origen de la expresión “quemarse a lo bonzo”, que al revés de lo que la gente piensa no se refiere a la forma de quitarse la vida, sino al hecho de matarse como forma de protesta política.
El Beso
Esta hermosa foto, que data de 1950, está considerada como la más vendida de la historia, con unos 410.000 copias despachadas. Esto fue debido a la intrigante historia con la que fue descrita durante muchos años: según se contaba esta foto había sido tomada fortuitamente por Robert Doisneau mientras se encontraba sentado tomándose un café con su Rolleiflex en la mano. Dicho fotógrafo acciono su cámara entre la multitud que caminaba frente a él y quedo grabada esta hermosa imagen de un par de amantes besándose con pasión mientras caminaban en medio de la muchedumbre. Esta fue la historia que se conoció durante muchos años hasta 1992, cuando dos impostores se hicieran pasar por la pareja protagonista de esta foto. Sin embargo el Sr. Doisneau indignado por aquella falsa declaración, revelaría la historia original aclarando así aquella leyenda: la fotografía no había sido tomada al azar, sino que se trataba de dos actores en los que se había fijado y a los que pidió que posaran para su lente, enviándoles una copia de la foto como agradecimiento. 55 años después Françoise Bornet (la mujer del beso) subastaría la copia de esta foto recibiendo por ella 200.000 dólares.
The Falling Man
The Falling Man es el título de una fotografía tomada por Richard Drew durante los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra las torres gemelas del World Trade Center, a las 9:41:15 de la mañana. En la imagen se puede ver a un hombre caer desde una de las torres, que seguramente eligió saltar al vacío en lugar de morir por el calor y el humo. La publicación del documento poco después de los atentados encolerizó a ciertos sectores de la opinión pública norteamericana. Acto seguido, la mayoría de los medios de comunicación se auto-censuraron, prefiriendo mostrar únicamente fotografías de actos de heroísmo y sacrificio. Un documental trato de averiguar la identidad de aquel hombre.
Dalí Atomicus
Philippe Halsman es posiblemente el único fotógrafo haber hecho una carrera fotografiando los retratos de la gente saltando. La fotografía es un homenaje de Halsman a la nueva edad atómica y a la obra maestra surrealista “Leda Atomica” de Dalí (véase a la derecha, detrás de los gatos, e inacabado por aquel entonces, 1948). Necesitó seis horas, 28 saltos, y un cuarto lleno de ayudantes que lanzaban gatos y cubos de agua en el aire para conseguir la exposición perfecta. Pero antes quedarnos en este “Atomicus”, sabemos hoy, que Halsman rechazó otros conceptos para la toma. Uno era la idea de lanzar leche en vez del agua, pero ésta fue abandonada por el miedo de que los espectadores, recientes aun las penurias de la Segunda Guerra Mundial, lo condenaran por la pérdida de la leche. Otros pensaron en estallar un gato para capturarlo “en la suspensión,” sin embargo habría sido discutible la pérdida de gatos. Los métodos de Halsman eran tan únicos como eficaces. Sus retratos del “salto” de la celebridad aparecieron en por lo menos siete portadas de la revista Life y empujaron una nueva - y radicalmente más adventurera - era de la fotografía de retrato.
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