Ahora que hablamos de Megadrives y Nintendos recuerdo con especial cariño aquel bloque blanco de infinita diversión, aquel mazacote de inmensa adictividad: la Game Boy Tocho
Era la primera consola "portátil", y tanto era así que los chavales de la época presumían de ello con gran orgullo. Las dimensiones de aquel puto ladrillo difícilmente entraban en una mariconera, como para entrar en un bolsillo, pero la mente de la chavalería era muy influenciable, y si en los anuncios de Nintendo se decía que te la podías meter en el bolsillo, tenía que ser verdad.
El niño que poseía una Game Boy Tocho, aparecía cojeando por el patio con un bulto de forma rectangular del tamaño de un brick de leche, alojado en la zona de su muslo. Dicha disposición hacía que la Tocho fuera extremadamente frágil tanto a los golpes, como a los abusones que rondaban en el patio cuales rapaces al acecho de consolas, relojes o dinero. Se podría decir que el 50-60% de las Game Boy manufacturadas en aquellos tiempos acabaron en casa de los abusones de turno. Los pobres niños, entre la tristeza de la terrible pérdida y la falta de riego en la pierna padecían enormes sufrimientos y penas
Imagen a escala real del invento
Qué decir de aquellos gráficos minimalistas pero profundos como el mar, aquella musiquilla simple pero ambiental como pocas... y ante todo la adicción, la profunda adicción. Recuerdo cuando me la dejó un amigo, yo apenas había jugado a videojuegos antes. Bien, estuve toda la santa noche encerrado en el baño, con los cascos puestos jugando al Mario Bros, dios aquello era peor que la cocaína no me podría separar de ello (oye).
Definitivamente eran otros tiempos si señor, los videojuegos se disfrutaban de otra manera. No sé si mejor o peor, pero desde luego aquello era distinto a ahora