El origen del problema debe estar en la ausencia de denuncias por parte de quienes tienen los derechos de comercialización, o en la ausencia de legislación clara que las apoye, o en la lentitud (y/o arbitrariedad) de las resoluciones administrativas correspondientes.
No es normal que haya editoras que durante años y años lanzan y comercializan, sin pagar licencias o derecho alguno, decenas de títulos, mes tras mes, sin que haya ninguna actuación en contra ni consecuencia alguna.
Si son las grandes multinacionales las que hacen dejación de sus derechos, habrá que concluir que les importa un pimiento lo que está ocurriendo o que realmente no pueden hacer legalmente nada efectivo que impida estas ediciones.