Acabo de enterarme de la muerte del cantautor madrileño y sólo puedo decir que me ha consternado. Parece ser que arrastraba una profunda depresión y que incluso ha dejado una carta de despedida, pero eso no significa que no lamentemos su pérdida todos los que admiramos su música y que hemos crecido con ella, desde aquel lejano Los cuatro luceros.
En noviembre del año pasado tuvimos ocasión de asistir a un concierto que dio en La Línea (Cádiz), y no perdimos mis amigos y yo la oportunidad de bajar a su camerino para que nos firmara unos CD's y charlar un ratillo con él. Bueno, lo único que puedo decir es que nos encontramos con una estupenda persona, cortés y amable como pocos artistas, y no solamente hablamos unos minutos con él, sino que además nos hicimos las pertinentes fotos. Nos proporcionó su dirección personal de e-mail para que se las enviáramos y nos despedimos con un "hasta pronto".
No me corresponde a mí hablar de su legado artístico, eso lo harán gente más especializada, incluso historiadores musicales de nuestro país, pero hoy, en este momento, estoy aún más convencido de que dos de sus discos están entre los veinte mejores que se han grabado en nuestro país: De paso y La estrella del alba. Cuando estuvimos con Hilario le soltamos que "De paso era uno de los 5 mejores LP's españoles", él se limitó a sonreír y darnos las gracias por el cariño que mostrábamos hacia su trabajo.
Esta misma tarde volví a recordar/recuperar esos temas que me han acompañado desde el Instituto y que nunca conseguí tocar bien con la guitarra. Parafraseando a Wilder cuando asistió al entierro de Lubitsch: lo peor no es que haya muerto Hilario, sino que ya no podremos escuchar nuevas canciones suyas.
Descansa en paz, amigo. Hasta siempre.