Los lanzamientos de un pack de musicales Fox (conteniendo las ediciones especiales de 2 discos comercializadas con absoluta normalidad en el resto del mundo) y de algunos interesantes títulos Universal ("Scarface", "Arabesco", "Mandingo"...), se han visto drásticamente restringidos para la venta en un sólo comercio (para los casos mencionados, El Corte Inglés -tienda física, no on-line-).
Semejante anomalía (que cada vez se va convirtiendo en más habitual) responde, según las editoras, a que estos dvds tienen un interés tan minoritario que no merecen una distribución amplia ni demasiadas copias, y sólo el hecho de que una gran superficie como El Corte Inglés asuma comprar un "pedido cerrado" (entiéndase como aquel que no admite ningún tipo de devolución a la editora) justifica o permite el que estos títulos de escaso interés se comercialicen en nuestro país.
Dado que nos estamos refiriendo a películas de grandes multinacionales y de directores como Donen, Fleischer, Wise, Zinnemann, Hawks..., las razones aducidas por ambas editoras son bastante preocupantes.
Indican, desde luego, un retroceso con respecto a criterios anteriores y un peligro cierto para un futuro en el que cualquier título que no sea de reciente estreno y claramente taquillero puede ser considerado inapropiado para salir a la venta en España (en contraste con lo que ocurre en el resto del mundo, donde siguen editándose títulos como estos, y mucho más minoritarios, sin reticencia alguna).
Es más, de cara a los nuevos formatos cabe preguntarse: Si ahora, con un sólo formato ampliamente extendido y con un número de compradores razonablemente amplio y diversificado, a las editoras no les parece rentable comercializar en España títulos clásicos de sus catálogos, ¿qué ocurrirá cuando deban decidir si editarlos en tres formatos diferentes en plena competencia? ¿Sólo editarán los últimos bombazos de taquilla?
No sé si las razones esgrimidas por Fox y Universal son comercialmente válidas o no (Warner sigue editando sus clásicos aparentemente sin temor a la quiebra), si son un invento de sus correspondientes departamentos de marketing o responden fielmente a un rechazo masivo del público al cine clásico, pero con estos criterios el futuro en nuestro país de muchísimos títulos interesantes resulta muy incierto, por no decir inquietante.