De "El Periódico" de hoy:
Una ejecución en Ohio tarda hora y media en acabar con la vida del reo
"¡No funciona, no funciona!", exclamó Joseph Lewis Clark. Atado a la camilla donde el martes le ejecutaron por medio de la inyección letal, este reo tardó 90 minutos en ser declarado muerto en la prisión estatal de Lucasville (Ohio), y con ello avivó el encendido debate sobre el uso de este método en 38 estados de EEUU para aplicar la pena de muerte.
Clark, que tenía 57 años, había sido condenado a la pena capital por dos asesinatos cometidos en 1984. Cuando finalmente llegó la hora de su ejecución, los verdugos no pudieron encontrar una vena en su brazo derecho para administrarle el cóctel letal. "Costó unos 22 minutos hasta que encontraron una vena apropiada" en el izquierdo, explicó después la portavoz de la prisión, Andrea Dean. A las 10.25 horas (seis horas más en España), las drogas empezaron a entrar en su organismo, pero el proceso se detuvo bruscamente. "Tras 3 o 4 minutos, el recluso levantó la cabeza de la camilla y dijo: esto no funciona", añadió Dean.
Ante la insólita situación, los funcionarios de prisiones corrieron a toda prisa las cortinas para ocultar la cámara de la ejecución a los testigos presentes, mientras se apresuraban a tratar de solventar el problema. "Esto no había pasado nunca", confesó la portavoz de la prisión.
Al cabo de media hora, el proceso continuó y las cortinas fueron abiertas para que los presentes pudieran contemplar la muerte del reo, que había sido drogadicto, un factor que pudo dificultar la localización de las venas de sus brazos para la ejecución, indicaron los funcionarios de prisiones. "El que a hierro mata, a hierro muere", dijo Clark, en tono filosófico, antes de ser declarado muerto, a las 11.26 horas.
"FUE TORTURADO" "La cortina que cerraron en la cámara de ejecuciones no puede ocultar el hecho de que este hombre fue torturado", denunció el doctor Jonathan Groner, un activista contra el uso de la inyección letal. "Las tres sustancias que se utilizaron para matarle están consideradas tan inhumanas que los veterinarios tienen prohibido emplearlas de la misma forma para poner fin a la vida de animales", añadió.
El pasado enero, el Tribunal Supremo de EEUU suspendió un ajusticiamiento en Florida aceptando el argumento de que la inyección letal es un método cruel e inhumano de ejecución y, por tanto, anticonstitucional. Al mes siguiente, California suspendió la de otro reo, al no hallar personal médico que quisiera administrar la inyección.