Cito fragmentos interesantes de la crítica (muy positiva), de Sergio Benítez a Morír Todavía en Blogdecine:
https://www.blogdecine.com/criticas/...os-de-grandeza
Lo que en muchas ocasiones se utiliza como arma arrojadiza para atacar lo excesivamente afectado de las actuaciones o la dirección de una cinta, en el caso de Kenneth Branagh fue, hasta que su personalidad comenzó a diluirse, marca de fábrica que caracterizaba de espléndidas formas su manera de hacer cine. Obvia apreciación si de lo que se trata es de analizar los muchos méritos de 'Enrique V' o de cualquiera de las traslaciones de textos shakespearianos que han trufado su filmografía —con esa obra maestra que es 'Mucho ruido y pocas nueces' ('Much Ado About Nothing', 1994) a la cabeza— es en su cine "normal" donde mejor quedan éstas expuestas.
Considerando como tal el grupo formado por el presente filme, 'Los amigos de Peter' ('Peter's Friends', 1992), 'Frankenstein de Mary Shelley' ('Mary Shelley's Frankenstein', 1994), 'En lo más crudo del crudo invierno' ('In the Bleak Midwinter', 1995) y 'La huella' ('Sleuth', 2007), y dejando fuera por motivos más que obvios sus tres últimas incursiones tras el objetivo, queda claro atendiendo a cualquiera de ellas que la visión teatralizada de la puesta en escena de la acción es algo que en Branagh pesa tanto como la vehemencia que sus intérpretes —él incluído— ponen en que los personajes tengan ese halo de gravedad tan propio de los escenarios.
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Y esto último es algo que cualquiera de los cuatro intérpretes principales de 'Morir todavía' exponen a la perfección y que sus secundarios rubrican de forma precisa: da igual que atendamos al detective encarnado por Branagh, a esa mujer amnésica que tan creíble hace Emma Thompson, al anticuario al que da vida ese monstruo llamado Derek Jacobi, a ese periodista que interpreta Andy García o que nos fijemos en Hanna Schygulla o en el pequeño papel reservado a Robin Williams; todos y cada uno quedan envueltos en unas maneras que se mueven a caballo entre el plató y las tablas de un escenario, aportando al resultado final una cualidad totalmente reconocible.
A que esa teatralidad bien entendida y fusionada con un clasicismo de formas que por momentos hace que su cine parezca extraído de otra época, quede amplificada notablemente acude la grandeza, el lirismo y lo desaforado de las partituras que Patrick Doyle ha ido creando para los filmes de su viejo amigo y compañero de escena. Una música que entiende a la perfección las cualidades que Branagh quiere aportar a sus cintas y que adquiere tintes operísticos tanto en 'Morir todavía', con esos créditos iniciales tan efectistas o ese clímax final tan "grandguiñolesco" —y magnífico, porque qué gran secuencia— o, por supuesto, en la megalómana escena de la creación de 'Frankenstein'.
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Cabría citar establecer aquí comparaciones, por ejemplo, entre el famoso travelling con el que Charles Foster Kane irrumpía en la redacción de su periódico en 'Ciudadano Kane' ('Citizen Kane', Orson Welles, 1942) y el soberbio plano secuencia en travelling circular con el que Branagh visualiza la primera sesión de hipnosis en su filme; o, hablando en términos más generales, de cómo toda la cinta queda fuertemente impregnada tanto por 'Rebeca' ('Rebecca', Alfred Hitchcock, 1942) como por 'Vértigo. De entre los muertos' ('Vertigo', Alfred Hitchcock, 1956) —por no hablar de obvias reminiscencias visuales y temáticas a 'Recuerda' ('Spellbound', Alfred Hitchcock, 1945).
El caso es que... también coincido con esto. Veo lo que Marty ve porque está ahí y entiendo porque lo ve cómo lo ve, pero a mi me encanta.