He vuelto a verla después de bastantes años (y esta vez en condiciones, DVD & proyector) y me parece una gran película en todos los aspectos, lástima que el público y sobre todo la crítica la haya menospreciado tanto, porque a mí me parece una joya a redescubrir y perteneciente a un tipo de cine que (desgraciadamente) murió hace mucho tiempo.
SPOILERS
La construcción de la historia y de los personajes es modélica en todos los aspectos, como lo es la dirección de David Lean, un NARRADOR en mayúsculas que utiliza de manera sobresaliente los recursos cinematográficos a su alcance para trasladar a la pantalla las emociones de sus personajes, ya sean las ensoñaciones y frustraciones sexuales de Rosy Ryan (estupenda Sarah Miles), los sentimientos y descubrimientos de Michael, el tonto del pueblo (un colosal John Mills) o los celos, miedos y envidias que habitan en el remoto lugar de la costa irlandesa en que se desarrolla la historia.
Mención especial creo que merecen Robert Mitchum, muy contenido en un papel de hombre tranquilo que a priori no le pegaba demasiado, pero sobre todo el fantástico personaje de Trevor Howard, que como cura ejerce de juez moral de la comunidad robando cada uno de los planos en los que aparece con su carismática y autoritaria presencia (especialmente memorable es su modo de actuar en la escena que cierra el film o cómo, tras recriminar y empujar a uno de los habitantes del pueblo como cabecilla del ataque a Rose, éste le dice al cura algo así como que si cree que llevar sotana le capacita para ello, a lo que Howard le contesta que es "precisamente para eso").
El único problema que le veo como conjunto es el personaje de Christopher Jones, que está a punto de cargarse la película con su monótona expresión y pésimas condiciones actorales, dificultando enormemente la verosilimitud no ya de que Rosy Ryan se líe con él, sino la de que ambos mantengan una relación afectiva más allá de lo sexual (el tío, con su mirada perdida, incluso parece incapaz de prestar atención para cruzar una simple calle). Sin embargo, David Lean utiliza absolutamente todos y cada uno de los trucos de dirección existentes en el universo para hacer que sus escenas funcionen (desde hacer que sus diálogos sean pronunciados por otro actor hasta introducir metáforas visuales acerca del florecimiento sexual de la protagonista en su encuentro en el bosque) y aunque el efecto es extraño la película consigue salir a flote en ese sentido.
¿Qué opinión tenéis de La Hija de Ryan?
Saludos.