La mirada del silencio (Joshua Oppenheimer, 2014)

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A través de la obra cinematográfica de Joshua Oppenheimer (The Act of Killing) sobre los responsables del genocidio indonesio, una familia de supervivientes descubre cómo fue asesinado su hijo y la identidad de los hombres que lo mataron. El hermano más joven se decide a romper ese silencio y miedo con el que viven los supervivientes, enfrentándose así a a los responsables del asesinato de su hermano - algo inimaginable en un país donde los asesinos permanecen en el poder.


https://www.youtube.com/watch?v=CUDP4bcwCZM


Estreno en cines el 10 de julio.

La ignorancia, una infelicidad moderada

Joshua Oppenheimer se trasladaba a Indonesia en "The Act of Killing" donde criminales de guerra contaban con pelos y señales, además de orgullosos de ello, las matanzas que habían llevado a cabo décadas atrás. Esta, a modo de apéndice o complemento de aquella, nos vuelve a trasladar a la zona, nos acerca de nuevo a estos asesinos, pero va un poco más allá, siendo acompañado por el hermano de uno de los muchos asesinados en aquella época, el cual confronta (aunque estos al principio no saben quien es) a los verdugos y cabecillas de su muerte.

En de nuevo una mezcla de orgullo, soberbia y locura entre otras cosas, asistimos a un duro y atroz relato al que además se suma el factor mencionado y el protagonismo central del "juego" de miradas al que hace referencia el título cuando el que perdió a su hermano revela el por qué de su presencia a los asesinos. Algunas con atisbo de remordimientos pero en su mayoría cobardes, cargadas de excusa e incluso altaneras, con gente que debería haber sido juzgada como criminales de guerra y actualmente ocupan puestos de poder y nobleza en el país.

Un documental, de nuevo, sobre la sinrazón, sobre el instinto animal más básico y deplorable del ser humano, que es capaz de matar simplemente por que si, porque te cruces en su camino, no le caigas bien, por un simple rumor o por placer, cual niño psicópata que no puede discernir el bien del mal. Poco a reprocharle más allá de que en su contra juegue el perder un poco el factor de impacto si has visto el anterior y el para mi, prescindible e innecesario papel del viejo y enfermo padre del asesinado, recreándose en su pobre situación de salud sin que a priori tenga relación con el rostro del relato y dando la sensación de caer en el morbo por la crudeza de sus apariciones.

Y hablando de cosas duras y remitiéndome al título que le pongo a la crítica, la reflexión sobre si lo hecho por el protagonista sirve de algo y si por ejemplo, a una madre ya de por si traumatizada que no superó aquello, revivir viejas heridas, conocer nombres de culpables, le hace más mal que bien.

Nota: 7