Me sorprende que esta joya no tenga hilo propio. Qué decir de esta película? Que en 80 minutos y sin diálogos nos da una lección sobre cine y, lo que es más importante, sobre la vida. Porque la historia, tan simple como vacua, de un hombre que acaba atrapado en una isla desierta se convierte en el ciclo completo de lo que es vivir.
El director holandés (ganador de un Oscar, no se olviden) nos viene a decir, con su imaginación, que aunque no elijamos nuestro destino podemos ser completamente felices. Tan solo tenemos que buscar las cosas bellas en los pequeños e insignificantes detalles que nos rodean. Todo el que se considere humano y tenga empatía, se le saltará alguna lágrima. En caso de no hacerlo, mejor que no se acerque a mí.
Obra maestra de la animación y que encajaría perfectamente para verla en una doble sesión con la otra maravilla francesa llamada La jeune fille sans mains. Si se la pierden es su problema, yo ya lo avisé.
Ghibli ha vuelto triunfar tras estrenar El cuento de la princesa Kaguya.
8,5/10