Por rizar el rizo, y aquí lo dejaré porque no quiero acabar siendo plasta con las escenas de marras, de las clases de Adèle se extrae lo importante
(las lecturas y comentarios de texto premonitorios de lo que será su vida)
De una relación sexual,
para mí, todo es importante. Desde preliminares hasta el clímax. Y, aunque hay una en concreto que al final me resultó pesada, agradezco que por una vez se haya hecho algo así porque es la primera vez que de verdad me creo una escena de este tipo. Me da igual si el director tiene la mirada sucia, si se recrea, si podría ser más corta, si justifica que son "esculturas en movimiento"... Valoro por encima de todo poder creerme algo así en una película que habla sobre la evolución de una chica que lo está descubriendo todo, que pasa del vacío más profundo a la plenitud absoluta y que, pese a todo, no desentona en el tono general de la película. De hecho, la incursión de las escenas
después de, por ejemplo, el beso en el parque es tan brusca e inesperada que descoloca. Pero creo que esa es la sensación que tiene Adèle. Está tan descolocada y es un impacto tan grande lo que siente, que a partir de ahí su vida cambia por completo (para bien).
Además, comparativamente, no es mucho más larga que esa disertación entre Klimt y Schiele que tienen varios personajes en un momento de
La vida de Adèle o, por poner un ejemplo de otra película que para mí también comparte tono en gran medida, con la escena grupal de la cena en
Antes del anochecer. Simplemente estas no muestran una relación sexual. Podrían ser más cortas, sí, pero (sobre todo la de
Antes del anochecer) aporta mucho más de lo que resta.