Las decisiones de Sabrina son bastante cuestionables, incluso incoherentes. Lo que hace con el tontolaba de su novio es más que reprobable. El hermano del chaval muere por culpa de las que ahora son sus amigas brujas, pero ella no se lo cuenta. Intenta arreglarlo sin decirle nada y convierte una tragedia en un trauma tremendo al obligar a su novio a destruir al zombi en el que se ha convertido su hermano. Esto, con un desarrollo dramático normal, tendría que ser un punto de inflexión brutal en la serie, con Sabrina tomando conciencia de su posición en el mundo como bruja, con poder sobre la vida y la muerte (ahí es nada) y las consecuencias que eso tiene en la gente que la rodea y la quiere.
Pues no.
Están dejando como única vía de arreglar el percal que su ex, que desciende de una familia de cazadores de brujas, se convierta en su antagonista y la obligue a afrontar las consecuencias de sus actos y la influencia que sus decisiones tienen sobre los demás. Si la segunda temporada no se centra en eso, la serie carecerá totalmente de sentido y se va a desplomar. De hecho ya se está resintiendo de ello de forma perceptible para el espectador, que comprende que algo no está evolucionando en lo dramático como debiera... como si faltara algo.
Y es que, además, ese enfrentamiento con ese ex tendría unas connotaciones interesantísimas, por razones que se pueden intuir y que están mucho de actualidad.
La verdad es que tengo curiosidad por donde van a tirar. Porque las semillas para unas tramas polémicas están sembradas. ¿Las aprovecharán?