Tema: Las últimas pelis que has visto en casa

Iniciado por cinefilototal

Fíjate que a mi me gusta mas la versión de Diana Ross, que la original de Gloria Gaynor:

https://www.youtube.com/watch?v=TPpfSp40qy0

¡Cuestión de gustos supongo!.

Diana Ross me encanta. Llevo años admirándola, desde que compré un recopilatorio de éxitos de la Motown, en vinilo precisamente, a principios de los 90. Después ya me interesé por las Supremes (que no la de Móstoles ). Pero al César lo que es del César. Esta canción, I will survive, la tengo tan en mente por la Gaynor, que no se me ocurre escucharla por cualquier otra voz. Sería un sacrilegio para mí, aunque Diana sea una diosa. Pero para mí, siempre tiene más fuerza, más verdad (casi siempre) lo original. :9

Iniciado por tomaszapa

Diana Ross me encanta. Llevo años admirándola, desde que compré un recopilatorio de éxitos de la Motown, en vinilo precisamente, a principios de los 90. Después ya me interesé por las Supremes (que no la de Móstoles ). Pero al César lo que es del César. Esta canción, I will survive, la tengo tan en mente por la Gaynor, que no se me ocurre escucharla por cualquier otra voz. Sería un sacrilegio para mí, aunque Diana sea una diosa. Pero para mí, siempre tiene más fuerza, más verdad (casi siempre) lo original. :9

Ok Tomás.
Para mi Diana Ross también es una diosa, me encanta, tengo casi toda su discografía, me enganché con el single "Muscles" que le escribió Michael Jackson en el 82, y de ahí, religiosamente (con sus altibajos y los mios...) la he seguido... tanto en vinilo como en cd.

Respecto al anterior comentario de Muchogris: hay aún muchos vinilos que no se han pasado a cd, ni se han remasterizado ni nada... si acaso cuando sale un cd de un musical lo que sale es una copia del LP tal cual, con sus scratches y todo, tengo algún otro para probarlo. Y sobre todo las portadas de algunos LP no tienen nada que hacen con la pequeñita carcasa de los cds...

No acabo de entender esta nueva moda del vinilo.

Yo todavía conservo en casa varios cientos (algunos míos, otros de mis hermanos mayores) pero no me interesa para nada arreglar el viejo tocadiscos (en realidad cambiarle la clavija para poder enchufarlo al amplificador de la cadena) dado que el sonido de los más antiguos deja bastante que desear.

Ciertamente la belleza de las portadas de los vinilos es insustituible y además uno podía leer las letras de las canciones sin tener que usar gafas pero donde esté la limpieza del sonido del CD y el poder oir una y otra vez sin merma en el mismo las canciones es algo a lo que el vinilo no puede optar.

No deja de ser ciertamente paradójio que en la era digital en la que estamos inmersos lo analógico tenga todavía cabida.

Curiosamente algo similar se está dando en lo audiovisual pues si bien es cierto que el DVD acabó con el VHS (al que nunca le estaremos lo suficientemente agradecidos por traernos el cine - a la carta - a nuestros hogares), en cambio el BD no ha podido canibalizar al DVD. Y, me temo que lo mismo va a pasar con el 4K.

En cualquier caso yo no soy partidario de la desaparición de los formatos físicos, todo lo contrario. Primero como grabador compulsivo de las películas emitidas por la tele (en VHS), luego con la compra masiva de DVDs y ahora BDs (paso del 4K, en algún punto hemos de establecer el límite) me congratulo en disponer de un stock impresionante tanto de cine clásico como del cine más actual.

Y como amante del cine en 3-D si lamento la decisión de compañías tan poderosas como la Disney (+ Pixar + Lucasfilm + Marvel + ... ) de prescindir en sus lanzamientos domésticos de dicho formato y más cuando muchas se estrenan sin problemas (y con gran éxito de público) en relieve.

En fin, cómo se nota que estamos en viernes.

Y lo más llamativo es que desde mediados de los 90 hubo un declive tal del vinilo que creíamos todos que iba a desaparecer. Yo creo que ha sido una nueva moda establecida desde hace poco menos de 8 o 10 años. También yo he vuelto a ver en Fnac o en ECI sección entera de tocadiscos.
Ya digo, hemos llegado a ver vinilos en los rastrillos o en tiendas de segunda mano, algunos maravillosos, por dos gordas y media. Como si fueran morralla de basura. Y ahora se cotiza todo. Yo también tengo una colección importante de discos.
Y también soy coleccionista de una buena cartera de dvds y bds (y algunos uhds, sin tener televisor adaptado).
Pero en lo que refiere a la música, estoy con Alcaudón, en el sentido de que me da mucha pereza volver a poner un disco, limpiarlo, arreglar la aguja, etc...
Hoy en día, la música que pongo suele ser en el mp3 o en el ordenador, y si pongo algo físico (cada vez menos) es algún cd en el repro de Bds.

Y sí, es viernes!!!

Iniciado por Alcaudón

...
En fin, cómo se nota que estamos en viernes.

Hombre, ya sabemos que lo del 3D te pone, pero hasta ahora todos los comentarios han sido de lo más castos y puros. Ahora bien, si nos tientas, acabaremos pasándonos de la raya y tendrá que salir Jane Olsen de su cripta mohosa para reñirnos.

Como diría seguramente la amiga Olsen el cine murió cuando surgió el cine sonoro.

Iniciado por mad dog earle

Hombre, ya sabemos que lo del 3D te pone, pero hasta ahora todos los comentarios han sido de lo más castos y puros. Ahora bien, si nos tientas, acabaremos pasándonos de la raya y tendrá que salir Jane Olsen de su cripta mohosa para reñirnos.

Exacto, nos estamos haciendo mayores. ya pasamos de los viernes calentitos a los musicales. Janes estará por ahí, rezando el rosario

Volviendo al cine:

55 días en Pekín (55 Days at Peking) (1963), de Nicholas Ray.

Segunda producción de Samuel Bronston dirigida por Ray. En esta ocasión, a diferencia de la anterior, Rey de reyes, que me deparó una agradable sorpresa, el resultado me parece muy poco atractivo. Ninguno de los interesantes aspectos visuales que destaqué en el film anterior aparecen aquí: no me ha parecido ver ni rastro del efecto split-focus diopter (a pesar de que Manuel Berenguer aparece acreditado como cámara de la segunda unidad), ni hay tampoco esos osados planos en picado del film sobre Jesús (solo destacaría el plano final en que vemos entrar a la emperatriz china en el salón del trono, aunque el picado tampoco es tan extremo como en los de Rey de reyes), ni siquiera el color está presente con la misma fuerza expresiva ni hay un esfuerzo de dotar de un bello carácter pictórico a las composiciones de los planos. En esta ocasión firma la fotografía un veterano Jack Hildyard (responsable, por ejemplo, de El puente sobre el río Kwai o De repente, el último verano). Especialmente pertinente resulta la mención al film de Lean, porque hay algo de leaniano en esta película, esa mezcla de historia y romance, de épica e intimismo, pero que en realidad se queda más en el papel que en las imágenes (guion de nuevo de Philip Yordan y Bernard Gordon, pero con más participantes en la escritura). Como pasó a menudo en las películas de Ray, el rodaje fue accidentado y además no lo pudo finalizar: Ray sufrió un severo ataque al corazón que obligo a que acabaran la película el británico Guy Green y el que era director de la segunda unidad, Andrew Marton (al que todos recordaremos como codirector de Las minas del rey Salomón).

Un problema de la larga, larguísima historia que se nos narra, es que carece de interés más allá de la posible espectacularidad de las imágenes. Contar el conflicto de los bóxers en China en el año 1900 es casi como hablar de la historia de los marcianos. Ni las intrigas de la corte de la emperatriz Tzu-Hsi (una espléndida Flora Robson, quizá lo mejor de la película),



entre el general Jung-Lu (Leo Genn) y el príncipe Tuan (el sibilino Robert Helpmann),



nos interesan ni están suficientemente bien explicadas, ni comprendemos qué demonios es eso de los “bóxers” (¿grupo político, movimiento religioso, milicia paramilitar, radicales nacionalistas? ¿Un poco de todo?),



ni entendemos el porqué de la presencia de una docena de países occidentales en Pekín (bueno, sí, la codicia imperialista, pero ¿por qué tantos países?), la mayoría con sus ejércitos correspondientes, descritos además con toda la carga de tópicos habituales: el contraste entre la legación norteamericana, con un contingente militar dirigido por el mayor Lewis (un Charlton Heston entre aguerrido y chulesco), y la británica bajo las flemáticas órdenes de Sir Arthur (David Niven, con su elegancia proverbial), es de manual.



El resto, rusos, japoneses, italianos, alemanes, franceses (incluso españoles), dan la nota de color, banderas, fanfarrias y desfiladas incluidas.

El conflicto va a provocar que todas las legaciones occidentales queden encerradas en Pekín durante los 55 días del título, al no aceptar el ultimátum de dejar la ciudad en 24 horas. Es Sir Arthur quien, muy británicamente, los convence de permanecer (uno de los diplomáticos comentará que seguramente Dios debe ser inglés). A partir de ese momento serán sometidos a un cruento ataque primero de los bóxers y luego también en combinación con el ejército imperial. Hay notables agujeros en el guion, situaciones no explicadas o elipsis excesivas, que impiden comprender con detalle qué está pasando. Tampoco la relación sentimental entre el mayor Lewis y la baronesa Ivanoff (una Ava Gardner bastante ajustada a su papel, aunque al parecer su participación fue peor que un dolor de muelas para todo el equipo de rodaje, hasta el punto que se comenta que el personaje muere para poder librarse de la actriz) tiene mayor interés, inconstante en la narración, con largos períodos en que no juega ningún papel, y con una resolución un tanto fría.



Destaca la presencia de algunos secundarios, en especial el doctor (Paul Lukas), el sacerdote (Harry Andrews) o el sargento norteamericano (John Ireland).

Desde un punto de vista visual, parece todo supeditarse al formato de pantalla, que condiciona los planos en exceso: todo son largas trincheras, murallas, desfiladas militares, etc., sin saber trascender los límites de la dimensión del plano.







Poco me parece destacable en los 148 minutos (versión DVD) de la película. Hay algunos momentos de cierta tensión (la voladura del arsenal del ejército chino) o espectacularidad (el ataque de la torre de asalto) y algún plano de cierta belleza, pero el final, después de los 55 días de asedio, me parece simplemente bochornoso: la llegada sincronizada de todos los ejércitos extranjeros, al son de sus bandas militares, en una desfilada doblemente humillante para los chinos, que se supone que en última instancia luchaban para mantener el control de su país. Una auténtica apología del colonialismo y del intervencionismo occidental. Mientras tanto, vemos a la emperatriz sola, parece que abandonada por su corte, declarando que su dinastía ha llegado a su fin. Como colofón, Lewis se llevará a lomos del caballo una niña mestiza, hija de un oficial americano muerto en combate y de una mujer china que falleció con anterioridad. Ese toque “emotivo” del bondadoso, además de eficaz, militar norteamericano resulta particularmente artificioso.

Y con este film prácticamente acaba la carrera comercial de Nicholas Ray. Con poco más de 50 años, Ray podría haber dirigido aún muchas películas, pero lo cierto es que solo lo encontramos detrás de un film de terror abortado, The Doctor and the Devils (sobre los famosos ladrones de tumbas de Edimburgo, Burke y Hare); de otro experimental, We Can’t Go Home Again, rodado con sus alumnos; un corto erótico para un film colectivo, “The Janitor”, dentro de Wet Dreams; y finalmente una película testamentaria, dirigida junto a Wim Wenders, que es el testimonio fílmico de su muerte, antes de llegar a los setenta años, Lightning Over Water, con el que cerraremos el ciclo (¿te atreves, Alcaudón, aunque no apetezca?).

Iniciado por mad dog earle

Hombre, ya sabemos que lo del 3D te pone, pero hasta ahora todos los comentarios han sido de lo más castos y puros. Ahora bien, si nos tientas, acabaremos pasándonos de la raya y tendrá que salir Jane Olsen de su cripta mohosa para reñirnos.

Aprovechando tu comentario: Jane, es Blood for Dracula una fiel adaptación? Es que desde mi punto de vista es bien sabido que Wagner se inspiró en la leyenda de Dracula para Der fliegende holländer hablando del amor tras la muerte. Curiosamente Morrissey comparte varios elementos en común con un director que me gusta mucho, Visconti. Desde el mas profundo hedonismo, usando imágenes preciosistas y hasta usando a actores de similares rasgos. El personaje de Udo Kier se inspiró en Helmut Berger haciendo de Dietrich en La caida de los dioses. Y desde esta depravación que supone no tener gusto y salirse de las normas, surgieron rumores de un romance entre ambos. Era bien sabida la homosexualidad de ambos, y de muchos directores de la época. Pues bien, atacando cabos se dice que Wagner cien años antes escribió el texto Der heute gehört uns Deutschland, un morgen die ganze welt... Una apropicionismo de los nazis que consiguió eliminar el verdadero significado que ocultaban sus textos. Porque es bien sabido por sus cartas (Con Ludwig II) y romances que lo que realmente querían conquistar era mundo con libertad sexual. Eso, y que los yogures de melón que tanto le gustaban a Stoker en los que está inspirada Blood for Dracula realmente saben a fresa.

Spoiler:

Si, es viernes. Pero también es el aniversario de la muerte de Thomas Beecham.

Iniciado por mad dog earle

Volviendo al cine:

55 días en Pekín (55 Days at Peking) (1963), de Nicholas Ray.

Segunda producción de Samuel Bronston dirigida por Ray. En esta ocasión, a diferencia de la anterior, Rey de reyes, que me deparó una agradable sorpresa, el resultado me parece muy poco atractivo. Ninguno de los interesantes aspectos visuales que destaqué en el film anterior aparecen aquí: no me ha parecido ver ni rastro del efecto split-focus diopter (a pesar de que Manuel Berenguer aparece acreditado como cámara de la segunda unidad), ni hay tampoco esos osados planos en picado del film sobre Jesús (solo destacaría el plano final en que vemos entrar a la emperatriz china en el salón del trono, aunque el picado tampoco es tan extremo como en los de Rey de reyes), ni siquiera el color está presente con la misma fuerza expresiva ni hay un esfuerzo de dotar de un bello carácter pictórico a las composiciones de los planos. En esta ocasión firma la fotografía un veterano Jack Hildyard (responsable, por ejemplo, de El puente sobre el río Kwai o De repente, el último verano). Especialmente pertinente resulta la mención al film de Lean, porque hay algo de leaniano en esta película, esa mezcla de historia y romance, de épica e intimismo, pero que en realidad se queda más en el papel que en las imágenes (guion de nuevo de Philip Yordan y Bernard Gordon, pero con más participantes en la escritura). Como pasó a menudo en las películas de Ray, el rodaje fue accidentado y además no lo pudo finalizar: Ray sufrió un severo ataque al corazón que obligo a que acabaran la película el británico Guy Green y el que era director de la segunda unidad, Andrew Marton (al que todos recordaremos como codirector de Las minas del rey Salomón).

Un problema de la larga, larguísima historia que se nos narra, es que carece de interés más allá de la posible espectacularidad de las imágenes. Contar el conflicto de los bóxers en China en el año 1900 es casi como hablar de la historia de los marcianos. Ni las intrigas de la corte de la emperatriz Tzu-Hsi (una espléndida Flora Robson, quizá lo mejor de la película),



entre el general Jung-Lu (Leo Genn) y el príncipe Tuan (el sibilino Robert Helpmann),



nos interesan ni están suficientemente bien explicadas, ni comprendemos qué demonios es eso de los “bóxers” (¿grupo político, movimiento religioso, milicia paramilitar, radicales nacionalistas? ¿Un poco de todo?),



ni entendemos el porqué de la presencia de una docena de países occidentales en Pekín (bueno, sí, la codicia imperialista, pero ¿por qué tantos países?), la mayoría con sus ejércitos correspondientes, descritos además con toda la carga de tópicos habituales: el contraste entre la legación norteamericana, con un contingente militar dirigido por el mayor Lewis (un Charlton Heston entre aguerrido y chulesco), y la británica bajo las flemáticas órdenes de Sir Arthur (David Niven, con su elegancia proverbial), es de manual.



El resto, rusos, japoneses, italianos, alemanes, franceses (incluso españoles), dan la nota de color, banderas, fanfarrias y desfiladas incluidas.

El conflicto va a provocar que todas las legaciones occidentales queden encerradas en Pekín durante los 55 días del título, al no aceptar el ultimátum de dejar la ciudad en 24 horas. Es Sir Arthur quien, muy británicamente, los convence de permanecer (uno de los diplomáticos comentará que seguramente Dios debe ser inglés). A partir de ese momento serán sometidos a un cruento ataque primero de los bóxers y luego también en combinación con el ejército imperial. Hay notables agujeros en el guion, situaciones no explicadas o elipsis excesivas, que impiden comprender con detalle qué está pasando. Tampoco la relación sentimental entre el mayor Lewis y la baronesa Ivanoff (una Ava Gardner bastante ajustada a su papel, aunque al parecer su participación fue peor que un dolor de muelas para todo el equipo de rodaje, hasta el punto que se comenta que el personaje muere para poder librarse de la actriz) tiene mayor interés, inconstante en la narración, con largos períodos en que no juega ningún papel, y con una resolución un tanto fría.



Destaca la presencia de algunos secundarios, en especial el doctor (Paul Lukas), el sacerdote (Harry Andrews) o el sargento norteamericano (John Ireland).

Desde un punto de vista visual, parece todo supeditarse al formato de pantalla, que condiciona los planos en exceso: todo son largas trincheras, murallas, desfiladas militares, etc., sin saber trascender los límites de la dimensión del plano.







Poco me parece destacable en los 148 minutos (versión DVD) de la película. Hay algunos momentos de cierta tensión (la voladura del arsenal del ejército chino) o espectacularidad (el ataque de la torre de asalto) y algún plano de cierta belleza, pero el final, después de los 55 días de asedio, me parece simplemente bochornoso: la llegada sincronizada de todos los ejércitos extranjeros, al son de sus bandas militares, en una desfilada doblemente humillante para los chinos, que se supone que en última instancia luchaban para mantener el control de su país. Una auténtica apología del colonialismo y del intervencionismo occidental. Mientras tanto, vemos a la emperatriz sola, parece que abandonada por su corte, declarando que su dinastía ha llegado a su fin. Como colofón, Lewis se llevará a lomos del caballo una niña mestiza, hija de un oficial americano muerto en combate y de una mujer china que falleció con anterioridad. Ese toque “emotivo” del bondadoso, además de eficaz, militar norteamericano resulta particularmente artificioso.

Y con este film prácticamente acaba la carrera comercial de Nicholas Ray. Con poco más de 50 años, Ray podría haber dirigido aún muchas películas, pero lo cierto es que solo lo encontramos detrás de un film de terror abortado, The Doctor and the Devils (sobre los famosos ladrones de tumbas de Edimburgo, Burke y Hare); de otro experimental, We Can’t Go Home Again, rodado con sus alumnos; un corto erótico para un film colectivo, “The Janitor”, dentro de Wet Dreams; y finalmente una película testamentaria, dirigida junto a Wim Wenders, que es el testimonio fílmico de su muerte, antes de llegar a los setenta años, Lightning Over Water, con el que cerraremos el ciclo (¿te atreves, Alcaudón, aunque no apetezca?).

Ok. La semana que viene me pongo con ella. Ya sabes que está como extra en la edición de EL AMIGO AMERICANO de Wim Wenders de la mano de A Contracorriente.

Muchas gracias (Alcaudón y Mad Dog Earle) por las criticas de "55 días en Pekín", a mi siempre me ha resultado una película interesante pero demasiado larga y un poco ampulosa... Creo que quisieron abarcar demasiado... pero bueno, no está mal, aunque prefiero mil veces "Rey de reyes".

Lo que nunca pude entender es como su protagonista femenina moría a mitad de metraje, sin darle importancia ninguna...y ahora me entero por vosotros de los desmanes personales de Ava... pues que feo su poca profesionalidad...
Por todo ello este título no forma parte de mi colección.

Otra cosa que me ha sorprendido es que esta fuera su última película como director en años.. la de 1980 ni idea... ¿porqué fue así?, ¿estuvo enfermo?, tampoco era tan mayor... no sé, me dejó así...

Iniciado por tomaszapa

Es cierto lo de Cohen. Él, de hecho, quería hacer una película R-rated, que lo contara todo, mientras los dos miembros de la banda quería algo más suave, una PG-rated. Está claro que de lo contrario, no hubiera hecho ni la mitad del taquillazo que ha hecho (y sigue, porque aún está en cartelera)
Además, creo que el hecho de poner una cara "relativamente" nueva como Malek, que en el cine no había hecho gran cosa, en vez de Cohen que en la zona anglosajona lo conocen muchísimo, ha sido todo un acierto para hacer más creíble el personaje y no caer en distracciones.
Por cierto, que se habla mucho de Singer, pero en la práctica hay que ser justos con Dexter Fletcher, que fue el que retomó el proyecto, y a él se debe gran parte del resultado final. Un Dexter Fletcher que es el director del biopic próximo de Elton John

Y si mal no recuerdo,corrigeme si me equivoco compañeo,Dexter Fletcher fue el que iba a dirigir en principio la pelicula,pero tambien por problemas y discusiones creativas abandono el proyecto,hubo varios retrasos con la produccion y llego a manos de Bryan Singer.

Y curioso cual boomerang,Singer salio despedido y volvieron a llamar a Dexter Fletcher para terminarla.

Iniciado por Herbert_West

Y si mal no recuerdo,corrigeme si me equivoco compañeo,Dexter Fletcher fue el que iba a dirigir en principio la pelicula,pero tambien por problemas y discusiones creativas abandono el proyecto,hubo varios retrasos con la produccion y llego a manos de Bryan Singer.

Y curioso cual boomerang,Singer salio despedido y volvieron a llamar a Dexter Fletcher para terminarla.

Sí, estás en lo cierto. Allá por finales del 2013 salió la noticia de Fletcher, de que iba a dirigir este proyecto. Fijaros la fecha, hace 5 años.
Tuvo problemas con uno de los productores, Graham King y él mismo decidió retirarse de la producción. Y después del despido de Singer por problemas (hay dos versiones: retrasos unilaterales en la producción por parte del director y mal rollo con Malek ) se volvió a contar con Fletcher, que en este sentido (el de hacer musicales) es un valor seguro.

Aparte de los dos guionistas que cita mad dog de 55 días en Pekín (Philip Yordan y Bernard Gordon), quiero citar a los otros dos, que aportaron diálogos adicionales.
Uno era Robert Hamer, que comenzó como montador (véase Posada Jamaica de Hitchcock) y después compaginó la dirección y el guión en sus películas. Una de las mejores fue Ocho sentencias de muerte, una estupenda comedia british con Alec Guiness.
El otro era Ben Barzman, canadiense, que coincidió previamente en el guión de El Cid con Philip Yordan y más tarde escribió el guión de La visita del rencor, con Anthony Quinn e Ingrid Bergman de protagonistas. Una película que vi solo una vez hace muchos años, pero de la que guardo un gran recuerdo, con una Bergman en plan vengativo maravilloso.

Iniciado por cinefilototal

Muchas gracias (Alcaudón y Mad Dog Earle) por las criticas de "55 días en Pekín", a mi siempre me ha resultado una película interesante pero demasiado larga y un poco ampulosa... Creo que quisieron abarcar demasiado... pero bueno, no está mal, aunque prefiero mil veces "Rey de reyes".

Lo que nunca pude entender es como su protagonista femenina moría a mitad de metraje, sin darle importancia ninguna...y ahora me entero por vosotros de los desmanes personales de Ava... pues que feo su poca profesionalidad...
Por todo ello este título no forma parte de mi colección.

Otra cosa que me ha sorprendido es que esta fuera su última película como director en años.. la de 1980 ni idea... ¿porqué fue así?, ¿estuvo enfermo?, tampoco era tan mayor... no sé, me dejó así...

Sobre Ava Gardner, como ya se ha dicho más de una vez en este hilo, vale la pena ver la serie de Paco León Arde Madrid como información sobre la vida disipada de la actriz durante su estancia en Madrid, y lo marciano que resultaba todo este proyecto de Bronston.

El porqué de que Ray dejara de dirigir, no lo sé con certeza, no he leído ninguna biografía sobre el director, pero creo que se mezcla la desconfianza de las productoras, su salud poco fiable (si no me equivoco, el alcohol también jugó un papel importante) y probablemente el cansancio de tener que luchar siempre hasta el fin para poder controlar sus películas (algo que me temo que consiguió muy pocas veces). Luego se dedicó a la enseñanza en la universidad (Jim Jarmusch fue alumno suyo) y ya en la fase final, su cáncer terminal, que es lo que se filma en esa Lightning Over Water codirigida por Wim Wenders (no la he visto aún, pero por lo que he leído más bien es un film dirigido por Wenders que tiene a Ray como protagonista y colaborador necesario).

Iniciado por tomaszapa

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El otro era Ben Barzman, canadiense, que coincidió previamente en el guión de El Cid con Philip Yordan y más tarde escribió el guión de La visita del rencor, con Anthony Quinn e Ingrid Bergman de protagonistas. Una película que vi solo una vez hace muchos años, pero de la que guardo un gran recuerdo, con una Bergman en plan vengativo maravilloso.

Película que parte de una famosa obra de teatro del autor suizo Friedrich Dürrenmatt, "La visita de la vieja dama". Para los cinéfilos Dürrenmatt siempre estará ligado a esa espléndida película de Ladislao Vajda, El cebo (o Es geschah am hellichten Tag), de la que fue autor del guion, que después convirtió en novela, y que años después recuperó Sean Penn para su El juramento (The Pledge).

Iniciado por mad dog earle

Película que parte de una famosa obra de teatro del autor suizo Friedrich Dürrenmatt, "La visita de la vieja dama". Para los cinéfilos Dürrenmatt siempre estará ligado a esa espléndida película de Ladislao Vajda, El cebo (o Es geschah am hellichten Tag), de la que fue autor del guion, que después convirtió en novela, y que años después recuperó Sean Penn para su El juramento (The Pledge).

Magnífica película, El cebo. Es una de las películas que más me ha gustado de los últimos tiempos. Hay una magnífica edición de la Filmoteca Fnac, con libreto bastante interesante.

Iniciado por mad dog earle

Sobre Ava Gardner, como ya se ha dicho más de una vez en este hilo, vale la pena ver la serie de Paco León Arde Madrid como información sobre la vida disipada de la actriz durante su estancia en Madrid, y lo marciano que resultaba todo este proyecto de Bronston.

El porqué de que Ray dejara de dirigir, no lo sé con certeza, no he leído ninguna biografía sobre el director, pero creo que se mezcla la desconfianza de las productoras, su salud poco fiable (si no me equivoco, el alcohol también jugó un papel importante) y probablemente el cansancio de tener que luchar siempre hasta el fin para poder controlar sus películas (algo que me temo que consiguió muy pocas veces). Luego se dedicó a la enseñanza en la universidad (Jim Jarmusch fue alumno suyo) y ya en la fase final, su cáncer terminal, que es lo que se filma en esa Lightning Over Water codirigida por Wim Wenders (no la he visto aún, pero por lo que he leído más bien es un film dirigido por Wenders que tiene a Ray como protagonista y colaborador necesario).

He leído bastantes críticas negativas sobre este documental. Por el aprovechamiento que hace Wenders de la debilidad de Ray, mostrándonos imágenes que podía haberse ahorrado y por querer ser más protagonista que el mismo Ray.

Iniciado por tomaszapa

He leído bastantes críticas negativas sobre este documental. Por el aprovechamiento que hace Wenders de la debilidad de Ray, mostrándonos imágenes que podía haberse ahorrado y por querer ser más protagonista que el mismo Ray.

Como no lo he visto todavía, no puedo opinar. En todo caso, tomaszapa, en cosa de una semana tendrás los comentarios de primera mano de Alcaudón y mío. De todas formas, no creo que Ray se prestase a esta película ingenuamente, o sea que pienso que seguro que era consciente de lo que aparecería en pantalla. Hay que tener en cuenta que Ray conocía a Wenders desde hacía años, y que incluso participó como actor en Der amerikanische Freund, haciendo de pintor, actividad que también ejercitaba el propio Ray. Como aperitivo podemos leer esta entrevista que le hizo poco antes de morir Kathryn Bigelow.

Iniciado por mad dog earle

Como no lo he visto todavía, no puedo opinar. En todo caso, tomaszapa, en cosa de una semana tendrás los comentarios de primera mano de Alcaudón y mío. De todas formas, no creo que Ray se prestase a esta película ingenuamente, o sea que pienso que seguro que era consciente de lo que aparecería en pantalla. Hay que tener en cuenta que Ray conocía a Wenders desde hacía años, y que incluso participó como actor en Der amerikanische Freund, haciendo de pintor, actividad que también ejercitaba el propio Ray. Como aperitivo podemos leer esta entrevista que le hizo poco antes de morir Kathryn Bigelow.

Ya me ha picado la curiosidad. Yo también veré el documental para comprobar si es cierto o no lo que he leído.

Iniciado por tomaszapa

En El Pico hay mucha verdad. Trataba un tema muy duro que ya empezaba a preocupar a muchas familias en muchos barrios de ciudades y pueblos de España. A principios de los 80, la libertad también trajo una facilidad para conseguir drogas, y en este caso, la heroína, de manera brutal. Mucha gente se enganchó (en mi mismo barrio) y también mucha murió, bien de la droga, bien por haber contraído el sida con los problemas que ocasionaba, o bien en el talego durante años y años.
De los protagonistas, solo dos sobrevivieron a esa época, y uno de ellos (Enrique San Francisco), de chiripa, porque tambiéne estuvo muy enganchado.

Curiosa esta pequeña entrevista al protagonista, José Luis Manzano, que hablaba de su personaje, el Jaro. Él terminaría igual.

En efecto, fueron años muy duros respecto de todo el tema de drogas. No sé si hay por ahí -si no lo hay, sería interesante que lo hubiera- algún documental sobre lo que supuso el cine de De La Iglesia, con toda u crudeza y visceralidad, y su preferencia por temas polémicos y cierto tratamiento sensacionalista. Como dice el compañero Alex, de toda esa peña son muy pocos los que sobreviven a día de hoy. También las drogas y el sida hicieron estragos, por ejemplo en el mundo de la música de la época.

Iniciado por tomaszapa

Desaparezco diez minutos y las que montáis ...

Iniciado por Alcaudón

LA CONEXIÓN KIM NOVAK / RICHARD QUINE – PARTE II:

O

BELL BOOK AND CANDLE (1958, ME ENAMORÉ DE UNA BRUJA) [sin coma entre BELL y BOOK]



Estudio: Phoenix Productions, Inc. / Columbia Pictures Corp.

Productor: Julian Blaustein.

Guión: Daniel Taradash, basado en la obra teatral homónima de John Van Druten (Nueva York, 14 de noviembre de 1950).

Dirección artística: Cary Odell.

Fotografía: James Wong Howe (en Technicolor y formato panorámico (1.85:1)).

Música: George Duning.

Reparto: James Stewart (Sheperd Henderson), Kim Novak (Gillian Holroyd), Jack Lemmon (Nicky Holroyd), Ernie Kovacks (Sidney Redlitch), Hermione Gingold (Mrs. Bianca De Pass), Elsa Lanchester (Queenie Holroyd), Janice Rule (Merle Kittridge).

Duración: 106 minutos.

Inicio de rodaje: 3 de febrero de 1958.

Estreno: 11 de noviembre de 1958.

No deja de ser una coincidencia que ME ENAMORÉ DE UNA BRUJA surja, al igual que PICNIC, de la adaptación a la gran pantalla de una obra teatral. Lo más gracioso es que la actriz Janice Rule (que aquí encarna a la prometida de James Stewart) fue la Midge original en la obra dirigida por Joshua Logan (o sea, el papel que más tarde interpretaría en el cine Kim Novak y que la convertiría en una estrella). Las vueltas que da la vida.

La compañía formada en 1955 por el productor Julian Blaustein y el guionista Daniel Taradash, Phoenix, produjo únicamente tres películas en su corta singladura (STORM CENTER (1956), COWBOY (1958, ídem) y la película hoy comentada) [películas, por cierto, que espero caigan pronto en esta sección].

Harry Cohn, el presidente de la Columbia, quería a Jack Lemmon para acompañar a la pareja Stewart / Novak en la comedia que hoy revisamos pero los dos primeros estaban todavía rodando la super(obra) maestra de Alfred Hitchcock VERTIGO (1958, DE ENTRE LOS MUERTOS) – película recientemente reseñada en este mismo rincón – por lo que finalmente se decidió que Lemmon interviniera primero en el magnífico western de Daves y así poder retener al actor bajo contrato.



[Recordemos que Novak fue cedida a la Paramount a cambio de que Stewart fuese, a su vez, prestado a la Columbia para esta película].

Aunque VERTIGO no fue el éxito de taquilla que se esperaba lo cierto es que la excelente química que transmitían Stewart y Novak sería aprovechada por el más que interesante (y hoy bastante olvidado) Richard Quine en esta la segunda (de las cuatro) colaboraciones entre el director y la actriz.

Simpática comedia romántica con un notable reparto (además de la pareja Stewart / Novak y el mencionado Lemmon, el simpático Ernie Kovacs, la excéntrica Hermione Gingold (que ese mismo año intervendría en la maravillosa GIGI (1958, ídem) de Vincente Minnelli) y la dicharachera Elsa Lanchester (la “auténtica” novia de Frakenstein)) y que sirvió, como decíamos, para prolongar el idilio (cinematográfico, se entiende) entre el veterano Stewart y la fascinante Novak.



Una historia donde las brujas (y los hechiceros) existen en la vida real y no sólo eso sino que conviven sin que unos tengan conciencia de la existencia de los otros.

Nuestra protagonista, una bellísima (lo siento, amiga Olsen) Kim Novak, se dedica a la venta de antigüedades. Lleva una vida solitaria (tan sólo su hermano Nicky (que toca los bongos en un antro sólo para personas de su condición (¡!) y su tía Queenie le ayudan a combatir la soledad) y añora conocer a alguien que la aleje de la monotonía.

Casualmente encima suyo vive el atractivo editor Shep Henderson (un divertido James Stewart) por el que Gillian se siente atraída.

Así que con ayuda de su gato Pyewacket elaborará un hechizo de amor sobre el incauto vecino, cuyas consecuencias no serán, precisamente, las esperadas.



Y hasta aquí puedo contar.

Una película que se beneficia de la extraordinaria fotografía en Technicolor del gran operador James Wong Howe (que trabajaba igual de bien el b/n como el color) así como de la bella partitura del excelente George Duning.

Me gustaría destacar especialmente el vestuario que el modisto Jean Louis diseñó para la actriz, usando exclusivamente el negro y el rojo mientras la protagonista es una bruja y optando por el blanco cuando ésta se enamora y pierde sus poderes. Y, por supuesto, el fetichismo del director sobre la hermosa espalda de la bella actriz que no deja de repetirse en todas sus colaboraciones.











Ah, y por cierto, todo el revuelo por la presencia de Jack Lemmon en la producción y su papel es meramente anecdótico.

Como decía una película menor en comparación con la anterior obra conjunta de ambos (la inmarcesible VERTIGO) pero que me ha supuesto una más que refrescante velada y más en estos tiempos en los que parece que los buenos sentimientos, el amor y los finales finales parecen haber pasado a la historia.

Feliz tarde y cuidado ahí fuera.



[Toca la campana, cierra el libro, apaga la vela].

BONUS TRACKS:

Kim Novak, portada de la edición del 24 de noviembre de 1958 de la revista "Life".



Edición de la que parto para el comentario (Sony Pictures Entertainment Iberia, 2019):



Excelente calidad tanto de imagen como de sonido, con un buen subtitulaje. Sólo incluye como extra el trailer original de la película.

Si a mí la Novak me parece que era una mujer guapísima ... pero como actriz bastante limitadita ... Tendría que volver a ver esta peli (la versión antigua no la he visto) pero recuerdo que en su día no me hizo demasiada gracia. No acertaba a ver por qué una mujer de bandera como la Novak se podía enamorar de un papafrita -y bastante mayor que ella, encima - como lo era el Stewart, que le quitabas el Winchester, lo bajabas del caballo o hacías que dejase de ser el abogado de los pleitos pobres y se convertía en un tipo bastante inaguatantable ...

Iniciado por Charles Lee Ra

Yo también me he quedado flipado con la resurrección del vinilo. ¡Que los he visto en el Carrefour! ¡¡¡En el Carrefour, por amor de dios!!!

Yo he coleccionado vinilos desde chaval. Mi padre tenía una colección de música clásica y también cosillas de autores españoles de la época, desde Julio Iglesias a Hombres G. Tengo una anécdota al respecto, la cadena de música de mis padres: vinilo, con su ampli y altavoces, además de doble pletina de casette... ¡era una pasada! Siempre soñé con que algún día, cuando se quedara viejo y se compraran otro para el salón, ese me lo llevaría yo a mi habitación. Pues bien, un buen día íbamos a mudarnos del piso, y los muebles del salón se los regalamos a diversos familiares. Les dejamos las llaves para que los recogieran (nosotros ya estábamos instalados en la otra casa y no estábamos presentes) y alguien arrambló con el equipo de música, aunque en ningún momento dijimos que se lo pudieran llevar. A día de hoy, ni mis dos tíos ni los amigos de mis padres que se repartieron los muebles, reconocen habérselo llevado. Desapareció por ciencia infusa, al parecer, o bien fueron los gremlins.

Yo tengo una colección modesta, por falta de espacio. Solo compro música clásica y bandas sonoras, como digo, mi limitación es el espacio, si no me encantaría tener muchísimas cosas más. Mi cuñado es DJ y tiene una colección de 4.000 vinilos De hecho, durante la "era oscura" del vinilo, antes de la compra online y tiendas como discogs, cuando en las ciudades pequeñas como la mía no había forma de encontrar discos, era él quien me los conseguía de grandes ciudades donde hacía macro pedidos.

Solo espero una resurreción similar del VHS alguna vez, antes de morirme, por favor

El auge del vinilo es una de esas modas que no entiendo. No se oye especialmente bien. Es grande, ocupa mucho sitio, recoge polvo en cantidad, requiere de cuidados especiales para su manipulación y conservación, no es cómodo de usar...

Yo estoy encantada con mi disco duro externo, donde llevo varios centenares de películas, de libros, de música... Y abulta menos que una caja de zapatos...

Iniciado por mad dog earle

Lo mismo vale para ECI: ya hace tiempo desapareció la sección de Portal de l'Angel, y la de plaza Catalunya es la increíble sección menguante, ahora mezclada con la de discos. También vale para el MM de Diagona Mar, que ya solo dedica a las películas unas incómodas estanterías en un pasillo. Si a eso añadimos la desaparición ya hace tiempo de Gong, de Balada, etc., el panorama empieza a ser desolador. En cambio, cada vez hay más espacio dedicado a los vinilos. Me lo hubieran dicho hace solo unos pocos años y me hubiera carcajeado.

Lo del ECI con la música, en especial, la clásica, es un desastre. Y llevan así desde hace años. Después, los mismos problemas con la música, han pasado a las películas. Aparte de que el personal que trabaja allí, por lo general, no tiene NPI. Así les está pasando lo que les está pasando, y yo hasta cierto punto, me alegro. Se cargaron el pequeño comercio y las tiendas especializadas: ahora Internet se los está cargando a ellos .

Yo dejé de comprar ahí hace bastantes años. Primero empecé comprando ahí lo que no encontraba en otros sitios, y ahora ni éso.

Iniciado por mad dog earle

Volviendo al cine:

55 días en Pekín (55 Days at Peking) (1963), de Nicholas Ray.

Segunda producción de Samuel Bronston dirigida por Ray. En esta ocasión, a diferencia de la anterior, Rey de reyes, que me deparó una agradable sorpresa, el resultado me parece muy poco atractivo. Ninguno de los interesantes aspectos visuales que destaqué en el film anterior aparecen aquí: no me ha parecido ver ni rastro del efecto split-focus diopter (a pesar de que Manuel Berenguer aparece acreditado como cámara de la segunda unidad), ni hay tampoco esos osados planos en picado del film sobre Jesús (solo destacaría el plano final en que vemos entrar a la emperatriz china en el salón del trono, aunque el picado tampoco es tan extremo como en los de Rey de reyes), ni siquiera el color está presente con la misma fuerza expresiva ni hay un esfuerzo de dotar de un bello carácter pictórico a las composiciones de los planos. En esta ocasión firma la fotografía un veterano Jack Hildyard (responsable, por ejemplo, de El puente sobre el río Kwai o De repente, el último verano). Especialmente pertinente resulta la mención al film de Lean, porque hay algo de leaniano en esta película, esa mezcla de historia y romance, de épica e intimismo, pero que en realidad se queda más en el papel que en las imágenes (guion de nuevo de Philip Yordan y Bernard Gordon, pero con más participantes en la escritura). Como pasó a menudo en las películas de Ray, el rodaje fue accidentado y además no lo pudo finalizar: Ray sufrió un severo ataque al corazón que obligo a que acabaran la película el británico Guy Green y el que era director de la segunda unidad, Andrew Marton (al que todos recordaremos como codirector de Las minas del rey Salomón).

Un problema de la larga, larguísima historia que se nos narra, es que carece de interés más allá de la posible espectacularidad de las imágenes. Contar el conflicto de los bóxers en China en el año 1900 es casi como hablar de la historia de los marcianos. Ni las intrigas de la corte de la emperatriz Tzu-Hsi (una espléndida Flora Robson, quizá lo mejor de la película),



entre el general Jung-Lu (Leo Genn) y el príncipe Tuan (el sibilino Robert Helpmann),



nos interesan ni están suficientemente bien explicadas, ni comprendemos qué demonios es eso de los “bóxers” (¿grupo político, movimiento religioso, milicia paramilitar, radicales nacionalistas? ¿Un poco de todo?),



ni entendemos el porqué de la presencia de una docena de países occidentales en Pekín (bueno, sí, la codicia imperialista, pero ¿por qué tantos países?), la mayoría con sus ejércitos correspondientes, descritos además con toda la carga de tópicos habituales: el contraste entre la legación norteamericana, con un contingente militar dirigido por el mayor Lewis (un Charlton Heston entre aguerrido y chulesco), y la británica bajo las flemáticas órdenes de Sir Arthur (David Niven, con su elegancia proverbial), es de manual.



El resto, rusos, japoneses, italianos, alemanes, franceses (incluso españoles), dan la nota de color, banderas, fanfarrias y desfiladas incluidas.

El conflicto va a provocar que todas las legaciones occidentales queden encerradas en Pekín durante los 55 días del título, al no aceptar el ultimátum de dejar la ciudad en 24 horas. Es Sir Arthur quien, muy británicamente, los convence de permanecer (uno de los diplomáticos comentará que seguramente Dios debe ser inglés). A partir de ese momento serán sometidos a un cruento ataque primero de los bóxers y luego también en combinación con el ejército imperial. Hay notables agujeros en el guion, situaciones no explicadas o elipsis excesivas, que impiden comprender con detalle qué está pasando. Tampoco la relación sentimental entre el mayor Lewis y la baronesa Ivanoff (una Ava Gardner bastante ajustada a su papel, aunque al parecer su participación fue peor que un dolor de muelas para todo el equipo de rodaje, hasta el punto que se comenta que el personaje muere para poder librarse de la actriz) tiene mayor interés, inconstante en la narración, con largos períodos en que no juega ningún papel, y con una resolución un tanto fría.



Destaca la presencia de algunos secundarios, en especial el doctor (Paul Lukas), el sacerdote (Harry Andrews) o el sargento norteamericano (John Ireland).

Desde un punto de vista visual, parece todo supeditarse al formato de pantalla, que condiciona los planos en exceso: todo son largas trincheras, murallas, desfiladas militares, etc., sin saber trascender los límites de la dimensión del plano.







Poco me parece destacable en los 148 minutos (versión DVD) de la película. Hay algunos momentos de cierta tensión (la voladura del arsenal del ejército chino) o espectacularidad (el ataque de la torre de asalto) y algún plano de cierta belleza, pero el final, después de los 55 días de asedio, me parece simplemente bochornoso: la llegada sincronizada de todos los ejércitos extranjeros, al son de sus bandas militares, en una desfilada doblemente humillante para los chinos, que se supone que en última instancia luchaban para mantener el control de su país. Una auténtica apología del colonialismo y del intervencionismo occidental. Mientras tanto, vemos a la emperatriz sola, parece que abandonada por su corte, declarando que su dinastía ha llegado a su fin. Como colofón, Lewis se llevará a lomos del caballo una niña mestiza, hija de un oficial americano muerto en combate y de una mujer china que falleció con anterioridad. Ese toque “emotivo” del bondadoso, además de eficaz, militar norteamericano resulta particularmente artificioso.

Y con este film prácticamente acaba la carrera comercial de Nicholas Ray. Con poco más de 50 años, Ray podría haber dirigido aún muchas películas, pero lo cierto es que solo lo encontramos detrás de un film de terror abortado, The Doctor and the Devils (sobre los famosos ladrones de tumbas de Edimburgo, Burke y Hare); de otro experimental, We Can’t Go Home Again, rodado con sus alumnos; un corto erótico para un film colectivo, “The Janitor”, dentro de Wet Dreams; y finalmente una película testamentaria, dirigida junto a Wim Wenders, que es el testimonio fílmico de su muerte, antes de llegar a los setenta años, Lightning Over Water, con el que cerraremos el ciclo (¿te atreves, Alcaudón, aunque no apetezca?).

Comentaré un par de cositas del filme de Ray que lo tengo un poquito más reciente. De entrada, la historia quizá no daba mucho de sí; y por supuesto, las cosas no pasaron tal y como cuenta la película. Había un americano, por supuesto, entre los europeos sitiados, pero el papel preponderante en la defensa no le correspondió a él sino al embajador inglés (el personaje que hace David Niven). Y sí, entre ellos había también un español, que jugó un papel mucho más destacado de lo que muestra la película, donde los españoles son los primeros en bajarse del barco (y dicen algunos detractores de esta película que la inclusión del embajador español fue una concesión al gobierno de Franco que daba permiso para que la película se hiciera en Madrid ). Lo cierto es que el embajador español estaba en muy buenas relaciones con los chinos, y su mediación fue importante en la resolución del conflicto, pero, claro, éso no es tan cinemático como que los refuerzos lleguen en plan Séptimo de Caballería y salven el día .

Yo no sería muy duro, de todas formas, con la película, porque parece que Ray sólo estuvo como quince días en el rodaje, y el grueso de la película lo hicieron otros. Sin embargo, hay cosas muy del cine de Ray: esa querencia por personajes inadaptados y hasta algo marginales (la condesa rusa, en muy malas relaciones con su familia política y con un amante chino, algo que debió parecer en aquella época absolutamente escandaloso); la escena del baile nocturno en el templo abandonado entre la dicha condesa y el personaje de Heston, que me remite a esas ambientaciones desoladas de películas como Los amantes de la noche, Johnny Guitar o Rebelde sin causa; esa especie de romanticismo insatisfecho que parece marcar el carácter de varios de los personajes y las decisiones que toman. La música de Dimitri Tiomkin, a ratos intimista y a ratos titánica.

Luego hay otra cosa que apenas se explica, y es cuando vemos a la Emperatriz vestida de plebeya y lamentándose en el salón del trono vacío. Parece que cuando las legaciones fueron al fin socorridas, la familia imperial temió un ataque contra ellos, y huyeron de tapadillo a otra ciudad. Sin embargo, el Imperio estaba ya bastante tocado, y lo cierto es que llevaba tiempo así. La falta de un gobernante fuerte y decidido, las catástrofes naturales, la reticencia de las élites chinas a modernizar el país y su exacerbado chovinismo, el sentimiento de insatisfacción entre el pueblo (los bóxers, que no tenían programa en su agenda política más allá de echar a los odiados extranjeros, convertidos en chivo expiatorio), y por supuesto, el colonialismo occidental, que también fue una de las causas de la cercana ya Primera Guerra Mundial. Por demás, parece que Ci Xi no era tan mala como la película, y la propaganda occidental de la época, muestran, y que su único defecto fue su ansia para conservar el poder para sí y su familia a toda costa, pero tuvo que hacer frente a situaciones muy duras y a problemas de difícil solución.

De hecho, se parece bastante a lo que se ve en la siguiente, y creo que ya última, película del llamado Imperio Bronston en España: la muy reivindicable -aunque fallida en su momento- La caída del Imperio Romano.

Iniciado por muchogris

Aprovechando tu comentario: Jane, es Blood for Dracula una fiel adaptación? Es que desde mi punto de vista es bien sabido que Wagner se inspiró en la leyenda de Dracula para Der fliegende holländer hablando del amor tras la muerte. Curiosamente Morrissey comparte varios elementos en común con un director que me gusta mucho, Visconti. Desde el mas profundo hedonismo, usando imágenes preciosistas y hasta usando a actores de similares rasgos. El personaje de Udo Kier se inspiró en Helmut Berger haciendo de Dietrich en La caida de los dioses. Y desde esta depravación que supone no tener gusto y salirse de las normas, surgieron rumores de un romance entre ambos. Era bien sabida la homosexualidad de ambos, y de muchos directores de la época. Pues bien, atacando cabos se dice que Wagner cien años antes escribió el texto Der heute gehört uns Deutschland, un morgen die ganze welt... Una apropicionismo de los nazis que consiguió eliminar el verdadero significado que ocultaban sus textos. Porque es bien sabido por sus cartas (Con Ludwig II) y romances que lo que realmente querían conquistar era mundo con libertad sexual. Eso, y que los yogures de melón que tanto le gustaban a Stoker en los que está inspirada Blood for Dracula realmente saben a fresa.

Spoiler:

Si, es viernes. Pero también es el aniversario de la muerte de Thomas Beecham.

No la he visto, como no he visto tampoco la de Frankenstein de Warhol. La verdad es que me da bastante miedito (y no en el buen sentido) .

Pues es la primera noticia que tengo que de Stoker fuera mariposo, aunque desde hace años se rumorea que pudo haber muerto de sífilis, contagiada en alguna práctica sexual considerada inmoral en aquella época. Una película donde sí se trata éso es en la en general denostada versión de Drácula de la BBC de 2006, que, sin embargo, a mí me pareció un acercamiento original y estimable a la clásica historia del Archivampiro.

Pues ya he completado el visionado de El reino y me ha gustado, pero menos que la anterior de Sorogoyen, el motivo aparece a partir del momento que llamaré "Fiesta andorrana". Aún así creo que es una película notable, técnicamente extraordinaria, con una iluminación de nuevo magnífica (recuerdo una escena en un bar en la que a uno de los actores no se le ven los ojos por las sombras, clara referencia a El Padrino) sólo hay una cosa del estilo de su director que no me termina de gustar; (aunque le sienta bien) esa cámara temblorosa constantemente a lo Greengrass que también está presente en Que Dios nos perdone. Y es que tengo la impresión de que hay algo en esta última que la hace salir ganando en la comparación, la del serial killer tenía cierta sabor americano, sin dejar de ser nunca españolamente creíble, mientras que en la parte final de El reino se han pasado un poquito con algunos ingredientes.

Como creo que la mayoría de la película son virtudes, me voy a centrar únicamente en lo que no me ha terminado de convencer. Así que volvamos a hablar de la fiesta en ese diminuto paraíso fiscal, a partir de este momento las escenas de baja credibilidad, o más propias de lo visto hasta la saciedad en el cine americano, se suceden. Es como si hubieran confeccionado el guión viendo La Sexta las 24 horas y llegaran a un momento en que se preguntasen ¿pero cómo dar fin a una historia que no lo tiene? porque la corrupción política es como la dermatitis, cuando crees que la has curado vuelve otra vez. La respuesta parece haber sido hacer una visita a una residencia que no es la tuya pero en la que el tramposo entra como Pedro por su casa (aunque sin cambiar el colchón) y te llevas lo que quieras. ¡Claro, como en Andorra no hay guardia civil para vigilar de sol a sol la entrada de ciertos casoplones... ! Pues bueno, la sustracción se lleva a cabo estando el hombre solo frente a una decena de personas, no necesita maniatarles ni nada ya que tiene como única resistencia una puerta cerrada y un tío en una escalera en plan "pasaba por ahí".

Cuando dejamos la llamada "Fiesta andorrana" pasamos a otra secuencia que nombraré "El abogado evanescente". ¿Alguien sabe qué pasa con ese individuo? ¿un guiño a La aventura de Antonioni? Es entonces cuando aparece la millones de veces vista gasolinera y esa ventanita por la que no pasarían la mayoría de gorriones que picotean los suelos de nuestra tierra. Justo es reconocer que todos estos momentos están muy bien rodados y estupendamente iluminados pero cuando crees que la inverosimilitud no puede ser mayor hace acto de presencia el momento "Tuve un siniestro con un Seat Panda" (aunque lo más probable es que fuera mínimo un BMW). Ahí ya no tenía claro si estaba viendo Sangre fácil o El protegido porque al señor no le queda más que un pequeño rasguño que puede disimular para hacer la entrevista en el canal más plural del panorama nacional. ¿Y quien se encargará de hacer las preguntas? pues el personaje de escasa aparición de la interesante Bárbara Lennie, una fotocopia de cierta mujer libre cuya pareja a buen seguro no haya influido para nada en la presencia que tiene en la cadena. Todo ello dará lugar a un final abrupto que parece muy del gusto de su director.

Pese a ese tramo final, la película me ha gustado y otra vez más las actuaciones me parecen notables, aunque encuentro que Luis Zahera (buen actor, me parto al verle siempre que recuerdo el anuncio de la cerveza) está sobreactuado en la escena del balcón. Por cierto, que me da la sensación de que sea de obligado cumplimiento que Antonio de la Torre junto a Raúl Arévalo y Javier Gutiérrez estén siempre en las películas españolas destinadas a ser las de mayor interés para el público. Tanto esta película como la anterior de Sorogoyen demuestra que hay unos cuantos actores españoles que tienen un nivel más que aceptable por más que muchas veces les denostemos.

Amiga Jane, respeto tu ojeriza hacia James Stewart, pero has sido muy dura describiéndolo. Fíjate, que a mí me gusta muchísimo más en todas las que no son del Oeste en las que aparece él. Para mí, es una debilidad, pero también un actorazo como la copa de un pino.
Desde comedias antológicas, como Vive como quieras o Historias de Philadelphia, o todas sus películas maravillosas a las órdenes de Hitchcock, o esas dos maravillas únicas como El invisible Harvey o Qué bello es vivir, o en Anatomía de un asesinato, donde hace de abogado pero con un carácter muy singular, o el político de Caballero sin espada, o incluso el payaso de El mayor espectáculo del mundo...Yo le hubiera dado, aparte del que obtuvo por Philadelphia (que sinceramente no me parece su mejor actuación), un Oscar por Harvey y otro por Qué bello es vivir. En ambos casos, me parece superior su actuación a Fredric March (en Los mejores años de nuestra vida) y a Mel Ferrer (en Cyrano de Bergerac).

Por alusiones a Mizoguchi, y en lo que respecta a mi paisano Antonio De la Torre, este año creo que se ha hecho justicia por fin. Después de tantas nominaciones infructuosas en la categoría de mejor actor principal, por fin celebré que recibiera un Goya tan merecido por El reino. Creo que es un todoterreno, que tiene mucho mérito porque venía del periodismo (estaba en Canal Sur) y que poco a poco, viniendo de provincias, se ha hecho un hueco bien grande en el panorama español cinematográfico.

Iniciado por tomaszapa

Amiga Jane, respeto tu ojeriza hacia James Stewart, pero has sido muy dura describiéndolo. Fíjate, que a mí me gusta muchísimo más en todas las que no son del Oeste en las que aparece él. Para mí, es una debilidad, pero también un actorazo como la copa de un pino.
Desde comedias antológicas, como Vive como quieras o Historias de Philadelphia, o todas sus películas maravillosas a las órdenes de Hitchcock, o esas dos maravillas únicas como El invisible Harvey o Qué bello es vivir, o en Anatomía de un asesinato, donde hace de abogado pero con un carácter muy singular, o el político de Caballero sin espada, o incluso el payaso de El mayor espectáculo del mundo...Yo le hubiera dado, aparte del que obtuvo por Philadelphia (que sinceramente no me parece su mejor actuación), un Oscar por Harvey y otro por Qué bello es vivir. En ambos casos, me parece superior su actuación a Fredric March (en Los mejores años de nuestra vida) y a Mel Ferrer (en Cyrano de Bergerac).

En Historias de Filadelfia sí que está muy bien, pero es que toda la película es oro molido ...

Y a mí me encanta Fredric March, pero Los mejores años de nuestra vida me parece un coñazo ...