Moby Dick (1956; John Huston)
Gran y deliciosa superproducción de aventuras de John Huston dirigida y coescrita por él mismo, y protagonizada por Gregory Peck, uno de los actores del Star System del momento, en una de sus, sin duda, mejores interpretaciones de su carrera, el Capitán Ahab: un tipo misterioso, de naturaleza casi más monstruosa que humana; traumatizado, con la cara deformada, llena de cicatrices, sumido en melancolía y a la vez obsesionado por vengarse del monstruo que le devoró la pierna y que ha condicionado su existencia: la ballena blanca Moby Dick. Y es que Huston utiliza el suspense y el misterio para retratar a Ahab desde el primer momento: la superstición de un ballenero en el puerto, avisando a Ismael antes de enrolarse en el barco de lo poco cuerdo que se encuentra el Capitán Ahab; los planos fijos que usa Huston sobre el camarote de Ahab con la puerta cerrada, dando a entender que algo raro pasa dentro; o los ruidos de la pata de palo de Ahab al pasearse por la cubierta de noche, como si fuera un espíritu vagando en medio de la noche
Moby Dick no parece una película convencional de aventuras, Huston rasca más allá de la superficie. La película no deja de ser vista como una alegoría bíblica del relato de Jonás y la Ballena (en este caso Ahab y Moby Dick), que Huston se recrea además antes de empezar la travesía en el sermón del evangelista en la iglesia. El forastero que viene al pueblo a cazar ballenas y a través del cual se canaliza la historia, se llama Ishmael, un nombre bíblico. La lucha existencial entre el ser humano (la tripulación de Ahab y los balleneros) y las fuerzas de la naturaleza o Dios (Moby Dick). O la lucha entre la razón del segundo de abordo, Starbuck (interpretado por un soberbio Leo Genn), y la venganza e ira de Ahab.
La película es una aventura fantástica ligera, con toques de humor sí, pero seria al fín y al cabo. Huston, como buen realizador, opta por insinuar el monstruo en vez de mostrarlo. lo va mostrando parcialmente hasta que lo hace totalmente en el ultimo tercio de la película ( algo que, copiará bien Spielberg un par de décadas después en Tiburón). De todas formas, hay veces que es mucho más terrorífico crear esa sensación; por ejemplo vemos una bandada de pájaros que la acompaña siempre a la ballena, o la expresión de Ahab "por allí resoplan" alertando del peligro del acecho de Moby Dick.
No quiero dejar pasar, aunque hoy se vea anticuado, el trabajo excepcional de la maqueta de la ballena, tanto a escala real como en miniatura, hecha por una empresa española aprovechando su rodaje en Canarias.
Lo que me falla es principalmente la voz en off del ballenero (no es necesaria en mi opinión para seguir la historia); el personaje del canibal que se hace amigo del ballenero y su correspondiente subtrama (pensándolo bien resulta un poco ridículo el estado de trance en que entra por haber visto su futuro en unas piedras). Pero bueno, no empequeñece la película; una gran película de aventuras, del mejor cine, del que ya no se hace.
La película es de notable alto, y no llega al sobresaliente por algún detalle.
Por cierto, no sabía que la película se había rodado en las Islas Canarias. Además, según parece Gregory Peck era muy educado y simpático con las gentes del lugar. Y según cuentan tanto Peck como Huston jugaban timbas de póker de madrugada, vamos que se lo pasaban en grande
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