Sí, en el libro el capitán decide volver a casa, pero no es sólo por conocer la historia de Frankenstein, sino por otras razones. La tripulación se le medio amotina, el tiempo es muy malo... Además, el propio Frankenstein, poco antes de morir, les echa a los del barco un discurso sobre las grandes obras, y el perseguir los sueños.
Con todo, el final del libro es muy ambiguo -y bastante pesimista- pues no te llega a quedar claro si Walton consigue realmente regresar a Inglaterra, y si en caso de que regresara, lograra repetir el intento (es una cosa que fascinaba a la gente de la época,
el hallazgo de un paso al noroeste, y que dio origen a no pocas historias dantescas y misteriosas de tripulaciones perdidas). Yo creo que la Shelley vaticinaba en su obra -y esta es una de las cosas que más han fascinado a los que se han adentrado en ella- el fracaso del ideal revolucionario y del Romanticismo. Algo que iba a hacer libres y mejores a las personas y acabó con un montón de cadáveres (este año he leído Historia de dos ciudades, de Dickens, que también trata un poco de éso, pero desde otra perspectiva, y con un final, en todo caso, más esperanzador). De hecho, se suelen trazar paralelismos con su última obra,
El último hombre -que tengo pendiente para leer- que también termina con desoladoras visiones de utopías rotas, de muerte y de soledad.