Hombres de mañana (
No Greater Glory, 1934), de Frank Borzage. Borzage es de esos grandes directores de los que, desgraciadamente, he tenido acceso a pocos de sus films, unos cinco (¡y imdb le atribuye más de un centenar de acreditaciones como director!). Uno de los que he visto es
Adiós a las armas, de 1932, adaptación de la novela de Ernest Hemingway, alegato antibelicista. En este film, rodado dos años después, adapta una conocida novela del escritor húngaro Ferenc Molnár (titulada “Los muchachos de la calle Pal”, de 1906: hay traducciones al castellano y al catalán editadas por Bambú), uno de los muchos intelectuales de origen judío que emigró a Estados Unidos a causa de la expansión del nazismo.
Si bien la novela sitúa la acción en Budapest, en 1889, la película traslada la acción, inicialmente, a la I Guerra Mundial, para lo cual utiliza, al parecer, varios planos de combates tomados prestados de
Sin novedad en el frente, de Lewis Milestone, otro espléndido film antibelicista. Uno de los soldados, herido, despotrica contra el patriotismo, diciendo que es una mentira. Pero en la siguiente secuencia lo volvemos a ver convertido ahora en un profesor de escuela que canta las virtudes precisamente de ese patriotismo denostado, de la gloria de luchar por el país de uno, o sea, un mensaje ultranacionalista en la línea de los que se vivieron durante la década de los 30 y que condujeron a la II Guerra Mundial. Estamos en Budapest, en 1934, y el clima prebélico, y en paralelo la inutilidad y el absurdo de la guerra, se va a representar por medio de dos bandas de muchachos, de niños en muchos casos, organizados como grupos con instrucción, vestimenta y jerarquía de carácter militar. Uno de ellos, el de los chicos más jóvenes, intenta proteger un solar como territorio propio para sus juegos. Otro, el de los “camisas rojas”, algo mayores, quieren apoderarse de ese terreno y hacerlo suyo. El conflicto acabará con una “guerra a pequeña escala”,
en la cual uno de los chicos más pequeños, Nemecsek (George P.Breakston),
participará a pesar de estar enfermo, dejándose literalmente la vida en ello. Borzage realiza un magnífico trabajo de dirección de actores, la mayoría muy jóvenes. La película se inicia con un cierto tono ligero, casi de comedia juvenil, pero que se va tiñendo poco a poco de tristeza, hasta el lacrimógeno y terrible momento final.
Todo el enfrentamiento, además, se demuestra que ha sido inútil, puesto que finalizada la “guerra”, entran las excavadoras en el solar e inician las obras de construcción, con lo cual el objetivo por el que luchaban desaparece.
Además de otros jóvenes actores (Jimmy Butler –que, irónicamente, murió combatiendo en Francia en 1945-, Jackie Searl, Frankie Darro), también cuenta con la presencia de algunos veteranos, como el fordiano John Qualen y Lois Wilson, los padres de Nemecsek.