"Aunque les insultara, todos querían ser mis amigos"
IMA SANCHÍS - 31/10/2006
Tengo 50 y tantos. Nací en Virginia y vivo en California. Estoy casado por segunda vez y tengo 7 hijos. Estudié música, comunicación de masas y política pública. Bush es un desgraciado, hace seis años EE. UU. era un país respetado, hoy no nos traga nadie. Creo que la religión organizada es el antagonismo de la espiritualidad
De los 24 a los 32 años fue un dios. "Todo lo que me enseñaron sobre decencia, respeto y buenas maneras quedó anulado. Podíamos decir y hacer lo que nos diera la gana, nos adoraban, nos servían. Era divertido y feliz, pero confuso". Copeland fue el creador de The Police: "Era mi plan, las canciones de Sting y la música de Andy". Hijo de uno de los fundadores de la CIA, se crió entre las elites norteamericanas afincadas en países árabes. Cuando The Police se disolvió se convirtió en compositor de bandas sonoras (Coppola, Oliver Stone, Bruno Barreto) y ha llevado su buen humor y su ironía al festival In-Edit, donde presenta ´Everyone stares: The Police inside out´, un documental con las cintas que él mismo fue grabando a lo largo de la carrera de The Police.
- Su padre era de la CIA...
- Me enteré y por casualidad a los 18 años, cuando me cayó un libro de mi padre en las manos. La única faceta que yo conocí de su vida de espía era que acudía a muchos cócteles; por lo demás, mi padre era músico de jazz, trompeta de la Glenn Miller Band.
- ¿Y mamá?
- Durante la II Guerra Mundial trabajó para la inteligencia británica. Pero cuando vivimos en Damasco, El Cairo y Beirut recuperó su profesión: era una reputada arqueóloga. Yo no entendía ni los títulos de sus libros.
- ¿Qué tal la infancia en los países árabes?
- Privilegiada, pertenecía a una isla de norteamericanos que vivíamos ajenos al mundo exterior, a la vida real. Con el tiempo me he dado cuenta de que tiene mucho más valor crecer en un país como Líbano que en EE. UU., porque culturalmente es mucho más rico.
- ¿Y un pijo como usted es el responsable de The Police?
- Sí, ja, ja. Cuando yo era joven el flower power empezaba a estar desgastado, ahora estábamos orientados hacia la rabia urbana. Me di cuenta de que la única esperanza para hacer carrera era apuntarse a una novísima tendencia: el punk. Así que decidí crear un grupo y encontrar un nombre hostil.
- Todo muy racional.
- La fórmula The Police se diseñó en una pizarra. Decidí que seríamos tres porque resultaba más barato, tendríamos más espacio en el coche y menos amplificadores que cargar. Cuando vi a Sting tocando en una banda de jazz de Newcastle lo tuve claro.
- ¿Por qué?
- A pesar de que era un desconocido, tenía muchísimo carisma y quería comerse el mundo. Se vino a Londres.
- ¿Usted iba de punk?
- De punk fino. El problema es que Sting era un músico de jazz y la música que yo le proponía era como un insulto, pero me siguió. Andy era un guitarra que estaba muy por encima de nosotros, pero le gustábamos. El problema era que ya teníamos guitarrista.
- ¿Traicionaron a Henry Padovani?
- Él era el auténtico punk y en Londres los críticos lo querían a él. Pero, como buen punk, sólo sabía tres acordes de guitarra. Sting había empezado a componer y la música de Andy era excelente, todo cambió para The Police. Pero para los críticos, que se fuera Padovani fue nuestra muerte, así que nos fuimos a América y el resto ya es historia.
- Ocho años en la cumbre del rock.
- Pude experimentar el sueño de mi vida, crear un grupo con éxito, pero multiplicado por diez. Aprendí cosas muy inútiles, cosas que nunca debería haber aprendido.
- ¿Por ejemplo?
- A no llevar dinero en el bolsillo, a esperar a que otro me abriera la puerta... Me trataban como si yo fuera una gran dama. Aunque insultara a la gente, seguían queriendo ser mis amigos. Dejé de conducir, de pisar las calles, viajaba y viajaba, y dejé de saber en qué ciudad estaba.
- ¿Y cómo se sentía?
- Era un excelente gilipollas. Por fortuna se terminó y empecé una nueva carrera y una nueva vida. Pude encontrar una mujer maravillosa y formar una familia. Aprendí a abrirle la puerta a ella, pagar, conducir... Sigo siendo un gilipollas, pero al menos soy consciente de ello y lo trabajo.
- ¿La vida real quedaba demasiado lejos?
- Sí, tierra firme quedaba muy muy abajo y empezamos a sentir vértigo. Pero estábamos rodeados de toda una industria musical, 150 personas dependían de nosotros. Aquello era una jaula dorada, entendí que la única forma de salir de ella era destruyéndola.
- ¿Tenía confianza con alguien, algún interlocutor que lo pusiera en su sitio?
- Sting y Andy. Éramos como tres hermanos, un lugar seguro, pero a la vez sabíamos herirnos. Se dice que nosotros siempre discutíamos y es totalmente falso. Nos peleábamos, claro, pero lo normal. Y desde que dejamos morir al grupo hemos seguido siendo buenos amigos.
- ¿Existía algo fuera de The Police?
- No. Tenía una casa, una mujer, una familia, pero no sabía quiénes eran. Mi verdadera familia eran Sting y Andy, la realidad era el tour y lo extraño era llegar a casa. Por fortuna, mis hijos empezaron a nacer en los últimos tres años del grupo, así que me perdí poco. Cuando todo acabó me sentí muy feliz.
- ¿Por qué?
- Descubrí maravillado lo que es sentirse padre, es mucho mejor que ser una estrella del rock, así que inmediatamente hice unos cuantos hijos más.
- Disolver el grupo ¿fue una decisión consensuada?
- Sí, la tomamos de manera muy calmada. Lo hicimos en una limusina, sin mánager, sin representantes, porque para el resto del mundo nuestra decisión era un desastre.
- ¿No había nada más?
- Sting resultó ser un compositor brillante, y que le cambiáramos cosas le provocaba frustración; esto empezó con el tercer álbum, pero milagrosamente hicimos dos más.
- ¿Le costó adaptarse a la vida normal?
- Me convertí en compositor de bandas sonoras. Al cabo de cinco años me di cuenta de que de mi grupo de amigos del club de polo yo era el único que tenía los pelos descontrolados y vestía como un adolescente, así que decidí vestirme como ellos, de Ralph Lauren; por fortuna, Fiona me ubicó.
- No abusaron ustedes de las drogas.
- Nos precedían grandes estrellas aniquiladas por las drogas. Nosotros nos lo pasamos muy bien gracias a ellas, pero nunca abusamos, éramos unos boy scouts.
La contra
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