El principio del fin fueron los repentinos anuncios de Haagen Daaz (o como coño se escriba) y de salones para bodas. La gente no dijo nada y a partir de ahí, el despiporre. Incluyendo ese insoportable anuncio del niño gilipollas enseñando a su padre a comerse una Oreo. Dios, odio a los niños de los anuncios y al erizo de los seguros.
¡Queremos un biopic sobre los hermanos Marx!
Pues en el anuncio salía un tío en una ducha, le pasaba algo (no me acuerdo 100% del todo) y de golpe y porrazo la tía que tenía delante empieza a gritar a voz en cuello, un foco se enciende iluminándola y empieza a decir algo de no se qué compañía telefónica le daba X minutos al mes por tanto dinero.
Sé que cada cual hace el trabajo que le encargan pero sentí un poco de vergüenza ajena. Además, se puso de pié y no paraba de gritar. También era algo que no se había visto en la vida. Claro está, cuando acabó todo el mundo aplaudió pero las caras de la peña era de: ¿pero que está haciendo esta pava?
Henry, a mí me pasa lo mismo que a ti, me he llegado a comprar Vhs que no me interesaban por ver si traían trailers. El de El regreso de los muertos vivientes me daba un miedo atroz, salía, por ejemplo, en Una Pandilla Alucinante. Tenemos que hablar
Los mejores trailers, los de pelis de ninjas de Joseph Lai o Tomas Tang, con frases como "importantes ninjas secretos". Luego las pelis eran una putísima trailer, pero los trailers son una cúspi del thrash.
www.viruete.com
Lo puto peor