Cuando se estrenó "La joven del agua", comentándolo con un colega, vaticiné que aquello era el fin de Shymalan como autor total de sus pelis y que intentaría apuntarse a una franquicia de éxito o dirigir proyectos de encargo para sobrevivir en la industria. Shyamalan llegó a un punto crítico en la obra de un director de cine, que es dirigir una peli autoreferencial y en la que trata de explicarse o justificarse (en ocasiones es lo casi lo mismo) ante público y crítica. Hay más ejemplos, y casi todos marcan un punto descendente en la carrera de un director, un "hasta aquí he llegado" inexorable. Otro ejemplo reciente es "Glory to the Filmmaker" de Kitano. El ejemplo más famoso es Fellini 8½. Son documentos estremecedores por lo que significan en la carrera de los directores y por lo que explican sobre el proceso creativo en eso del cine. Shylamayan tiene mérito por hacerlo en pleno mainstream de Hollywoody. Que después de eso aún esté estrenando pelis en busca de nuevo blockbuster, fracaso tras fracaso, es muestra de una tenacidad casi heroíca, aunque no sabría decir si demasiado inteligente por su parte. Supongo que refugiarse en el cine más independiente o mirar hacia Europa en busca de financiación no entra dentro de su mentalidad, demasiado americana en ese aspecto. Es un caso curioso.