Hace unos días tuve una experiencia en la tercera fase con una piscóloga familiar de alguien de mi curro mientras comíamos: en la conversación ella comentó algo así como que estaba recibiendo un curso para eliminar el juicio sobre las acciones ajenas porque claro, lo normal es que si alguien hacía algo que a ti te molestaba o considerabas fuera de lo normal lo lógico era pensar mal de él, sospechar de sus intenciones y acto seguido devolvérsela de alguna manera.
Yo le dije que en mi caso no solía ser así, ya que si alguien cometía alguna "falta" antes pienso que puede haber tenido un mal día o que se ha equivocado por torpeza o desconocimento, o que yo lo he interpretado mal, antes que juzgarle o acusarle de nada; este comentario pareció sentarle muy mal y me respondió en un tono bastante sarcástico que es que yo era "un bicho muy raro" y que se me "notaba de lejos".
Lo cierto es que después de esto me han ocurrido otra serie de historias para mi inexplicables a las que no puedo dar más interpretación que el hecho de que esta tía tiene razón: vivimos en un maldito mundo de suspicacias y sospechas, y quienes no pensamos mal del que hace cosas fuera de la ortodoxia somos "bichos raros".
Por ejemplo, un conocido mio, amigo de unos amigos, lleva un tiempo actuando de forma insoportable conmigo, me llama gordo, se mete con mi familia, si entra en mi casa pone a parir mis muebles, mi ropa y siempre suelta comentarios sarcásticos acerca de todo lo que hago y digo; durante un viaje vinícola que organicé para ir en grupo hace unas semanas, llegó a decirle a mi novia que cada vez que hablaba resultaba más insoportable, y se pilló un soberano rebote por la actitud de los camareros y la calidad de la comida de la zona (aunque bien es cierto que en el Valladolid profundo el personal es un poco bastante seco, pero no creo que ante la mala educación deba responderse con más mala educación)
Me topé a una vecina ayer mismo, saliendo del ascensor a las 11 de la noche, en el portal de casa; ella iba a la calle, la saludé, tomé el ascensor y subí a mi planta (2º piso). Cuando estaba abriendo la puerta de mi casa, aparece la tia subiendo las escalera y me increpa "tú no esperes a nadie, ¿eh?" Me costó un rato deducir que el cabreo venía porque la tia había bajado a dejar la basura a la puerta de la calle y cuando había vuelto había encontrado que el ascensor ya no estaba en el portal, sino 2 pisos más arriba. Me quedé callado, pénsando que en realidad si quería que la esperase me lo tendría que haber dicho, ya que yo no sabía donde iba ni me importaba, pero ella parecía dar por sentado que yo tenía que haber averigüado que iba a hacer y esperarla con la puerta del ascensor abierta... ¿?¿?¿?
Y este tipo de cosas las veo a diario: gente que se pilla unos rebotes tremebundos y la toma con el primero que pilla porque ha hecho algo que no le gusta, y no duda en insultar, acusar, burlarse y en algunos casos en difamar. Lo veo en mi bloque de edificios, en mi oficina, en el bar, en el metro, en todas partes, como si el mundo estuviese lleno de paranoicos sin modales ni escrúpulos y eso fuese lo lógico; un maldito mundo de suspicacias y sospechas, ante las cuales mi cara de alelado y mi silencio lleno de incomprensión cuando estas cosas suceden parece sentar como un tiro.
Pero lo cierto es que no lo entiendo; yo si tengo algo en contra de alguien o me lo callo e intento olvidarlo, o, en casos realmente inaguantables, se lo digo a la cara y si hay que darse de hostias pues nos damos; pero no la emprendo a puñaladas, comentarios sarcásticos y gilipolleces de estas, y me jode mucho que en algunas ocasiones intenten hacerme "cómplice" de este tipo de cosas. Mi tiempo es demasiado valioso como para tirarlo de esta forma, haciéndose uno mala sangre y demostrando cuanto odias a otra persona.
Esta gente llama imbécil al camarero del bar si se tropieza o les pone un café con leche en vez de un cortado, está más pendiente de la longitud de tus uñas o la pulcritud de tus zapatos que de tu conversación, y en general parecen ser estandartes o portavoces de alguna especie de ley no escrita sobre lo que se debe hacer y/o decir, una ley que según se ve todo el mundo conoce menos yo. Suelen buscar el apoyo o la aprobación a sus palabras e intentan destruir a quienes no están de acuerdo con ellos; son incapaces de debatir, solo entienden de posturas únicas y tienen la innata habilidad de cambiar de parecer de forma inmediata para arrimarse al ascua que más alumbra.
¿Alguien tiene la misma sensación que yo de estar rodeado de este tipo de seres que están continuamente juzgándote y hallándote culpable de algo? Y no me refiero a los juicios y los comentarios que todos hacemos con más o menos fortuna, que expresan nuestros puntos de vista y a veces puedan sentar mal a alguien, sino a ese otro tipo de juicio basado en la conjetura y la desconfianza, que acusa y condena dando por sentada la mala fe o la estupidez de quienes se equivocan o hacen cosas que no les gustan.
A lo mejor realmente empiezo a empranoiarme yo, y lo que debiera hacer es aprender a mandar a la gente a tomar por culo en vez de intentar comprenderlos...
:ipon