Así que, dicho esto, para que un musical me guste, lo básico es que cuente una buena historia y me lo haga pasar bien entre canción y canción. El caso de Mamma Mía!, sin espantarme, desde luego no es ese. No he visto el musical original en el que basan la peli, pero imagino que no variará demasiado y la historia es, como poco, improbable. La cosa va de una chica joven que vive con su madre en una pequeñísima isla griega. Está a punto de casarse y desea conocer a su padre para que pueda estar con ella en ese momento. Nada más comenzar la peli vemos que ha encontrado el viejo diario de su madre donde figuran tres amores que coinciden con el momento en que fue concebida, así que invita a los tres padres (da igual que tras 20 años cualquier dato del diario resultase inútil para dar con ellos, los invita a la boda y ellos van). Así que ya tenemos lío, una chica deseando conocer a su padre de los tres probables, mientras trata de ocultar a su madre que los ha invitado a la boda, y esquiva a su novio, que tampoco sabe nada del tema.
La situación es totalmente rocambolesca y podría haber derivado en una comedia de enredo bastante jugosa, pero no hay nada de eso. Simplemente es una situación planteada para meter con calzador los temas más populares de ABBA en la misma película.
De hecho es que no pude evitar tener una terrible sensación de oportunidad desaprovechada, no sólo por la idea, que aunque no me entusiasme, como digo, podía haber dado mucho más de sí que una simple peli donde todos se esquivan hasta que se juntan, sino porque tener un reparto con Meryl Streep, Stellan Skarsgaard, Pierce Brosnan, Christine Baranski, Julie Walters y Colin Firth como principales bazas (a parte de Amanda Seyfried y Dominic Cooper, que llegarán alto no muy tarde) y sólo utilizarlo para acabar la peli con un número musical absurdo con ropa hortera porque hace mucha gracia verlos con pantalón campana y lentejuelas. Y no destripo nada porque eso sucede una vez que termina la peli como tal. Cogen a los actores, los plantan en un escenario y los visten de ABBA para que la gente se ría de ellos. Y para colmo te hace los bises y cierran el conjunto con unas imágenes del grupo original.
No aburre en exceso, pero como digo, es una peli al servicio de las canciones y no al revés. Al margen de la música, que además me pareció excesiva en la segunda mitad de la peli, donde algunos numeritos encima eran sosos y ralentizaban el conjunto, el resto es como ver una peli sosa de Garry Marshall. Igual de moñas y con ese punto horteril, pero sin momentos especialmente divertidos. Ni Meryl Streep, que hace lo que puede, salva algo así. Me quedo con Christine Baranski (Bowfinger) y Julie Walters (Billy Elliott) como lo mejor de la peli, y eso que se limitan a hacer de amigas gritonoas, excéntricas y locatis, pero hasta eso lo hacen bien. La primera se quiere ligar al clon del negro de pelo esponjoso de High School Musical y la segunda hace de solterona simpática.
Para fans de ABBA, no se me ocurre recomendársela ni siquiera a los amantes de los musicales, porque es que ni los números musicales son nada del otro jueves. Flojos, sosos y muchas veces con planos que parecen metidos con calzador y mezclados sin criterio. Hay números donde o bien han rodado las cosas en días y horas distintas, que lo dudo, o cada operador de cámara ha hecho lo que le ha salido de los bajos (un plano con flu, otro sin flu, uno a contraluz y anaranjado y el otro con luz más frontal y azulado…).
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