Toda reforma social comporta un riesgo calculado, y siempre trae consigo la oposición sistemática de cierta gente. Me refiero con "tropezón" no al supuesto e hipotético daño que el hecho de tener padres homosexuales pueda causar al niño (no demostrado ni demostrable), sino a las zancadillas que se puedan poner a esta propuesta por parte de grupos de presión o similares y que puedan hacer "tropezar" la reforma.Claro, incluso tropezarse, sobre todo cuando lo que hay por medio son seres humanos, niños
Desafortunada intervención compañero...
Hablar de que por medio hay "seres humanos" es muy simplista: seres humanos hay de por medio en todas y cada una de las actividades humanas, y no todas están sometidas al riguroso examen de esta. Medir las conscuencias de un hecho nunca es fácil, y menos de la paternidad, incluida la tradicional paternidad heterosexual que, hasta ahora, ha producido su buen puñado de monstruos. La paternidad es siempre un riesgo PARA CUALQUIERA, sea cual sea su condición sexual o su preparación; una cosa es tener unos mínimos de criterio para discernir quienes pueden ser mejores padres y otra es inventar trabas en función de arquetipos culturales, que no naturales, como es la desconfianza hacia los homosexuales.
:ipon