Tema: Mary Shelley (Haifaa Al-Mansour, 2018)

Tráiler doblado:

Esto... leed lo que pone abajo:




Especialmente recomendada para el fomento de la igualdad de género

Iniciado por Hansen

Vista ayer noche...

No es que sea gran cosa pero sí es más que correcta. Nada por el drama con buenas interpretaciones al tiempo que la protagonista va acumulando una experiencia vital que le resultará fundamental hasta parir su gran obra, todavía siendo muy jovencita.

Parece bastante apegada a la biografía de la autora -al ceñirse a Frankenstein básicamente no llegan ni a transcurrir tres años en su vida- y al mismo tiempo conocemos de refilón a otros personajes como Lord Byron, dotando al conjunto de matices como el rol socialmente secundario de la mujer como esposa/amante, la frustración de los autores sin renombre o el amor libre.

Lo mejor se lo reserva para el final, con la consecución de su obra, el impacto que esta tuvo entre el mundo literario de la época o las conversaciones sobre el personaje principal y su auténtico significado (una con su marido y otra con su hermana, que son un poco el corazón de la película).

De menos a más, acaba dejando buen poso...

Hansen, muy de acuerdo con todos tus comentarios. El film no es ninguna maravilla pero como indcias, sí que creo que es más que correcto en muchísimos de sus apartados.

Y como indicas, va de menos a más. Toda la parte de Villa Diodati me parece conseguidísima, donde vemos lo que comentas, el papel de la mujer en la época, las relaciones entre los cinco personajes de la villa y las connotaciones de amor libre que hay en las mismas. Además de que creo que se presenta de forma sencilla y elegante el chispazo de inspiración que tiene la autora.

Y luego están esos diálogos que mencionas, verdadera clave para entender no sólo la obra de Mary Shelley sino también la de Polidori (entre estos dos personajes para mí estaría un tercer diálogo clave), para mí siendo ambas obras sendas maneras de afrontar y superar unas relaciones con matices casi vampíricos (como Polidori le reprocha a Percy Shelley en Villa Diodati) entre Mary y Percy Shelley, más en un plano sentimental y de poder y entre Polidori y Lord Byron más en un plano de autoría.

Saludos

Yo quizá vaya a verla la semana que viene.

No me espero gran cosa. Remando al viento me parece una película fallida, la clase de cosa que sobre el papel pinta muy bien pero que luego en la práctica no funciona. De las otras dos que hay por ahí, cuanto menos se hable mejor.

Iniciado por Jane Olsen

Yo quizá vaya a verla la semana que viene.

No me espero gran cosa. Remando al viento me parece una película fallida, la clase de cosa que sobre el papel pinta muy bien pero que luego en la práctica no funciona. De las otras dos que hay por ahí, cuanto menos se hable mejor.

A mí Remando al viento me gustó muchísmo (y eso que a Grant no le veo como Byron). Hace un rato he estado mirando ediciones de Gothic de Ken Russell que, seguramente será una versión desatada.

Saludos

Le hubiese perdonado a esta película prácticamente todo y hubiese visto con agrado casi cualquier propuesta, aunque sólo arañara la superficie de esa densa madeja de esperanzas e iluminaciones que supone la primera mitad del siglo XIX. Tan fascinante y germinal me parece la época.

Pero es cierto que me hubiera dejado un cierto poso de amargura el que se hubiese desperdiciado la ocasión para mostrar, aunque sea someramente, las tensiones personales y sociales de esa explosión estética, moral y política que supuso el Romanticismo, tan deudora, aunque sólo sea por antítesis, del neoclasicismo francés.

Y en este aspecto no defrauda. Tampoco se sumerge profundamente en cuestiones que me hubiese gustado ver, como las continuas presiones sociales y políticas, las demandas judiciales, las prohibiciones, los enfrentamientos. Porque en este vástago romántico se va más allá del relato sentimental al estilo Charlotte Brontë o Jane Austen para adentrarnos en los terrenos vertiginosos de la absoluta libertad y de la absoluta soledad, que tan proféticamente vio Friedrich en sus cuadros.

Apenas vemos pinceladas, trazos aquí y allá, pero ¿cómo no recordar que ese señor empobrecido, librero a duras penas, es uno de los primeros teóricos del pensamiento anarquista? ¿Cómo olvidar que esa madre fallecida, que se menciona apenas en un par de momentos, es la primera teórica del feminismo? Entre esas cuatro paredes, en esas conversaciones que vemos tan inocentemente tomando té, se están gestando movimientos que moverán masas apenas medio siglo más tarde. Y es una película sin hacer.

Spoiler:

No obstante, y afortunadamente, pronto se compensan las iniciales inquietudes melodramáticas por el drama de la creatividad y el egoísmo. Para mi no hay mejor escena que resuma la película que ese momento en que Polidori ante Mary Shelley habla sobre el vampirismo intelectual y sentimental al que uno y otro están sometidos. Casi recordé escenas de esa terrible película sobre la vida de Jacqueline du Pre, ese otro tormentoso trío donde todos se ahogan en su miserias.

Cuando ese conflicto sale a relucir, todo cambia, hasta el aspecto de los personajes cambia, todo se vuelve más amargo y real. Y en esa realidad, llena de la culpa que a veces la libertad otorga, nace alguno de los mitos románticos más imperecederos.

Sin duda la película es otra a partir del fallecimiento de la hija de Mary. Queda un regusto de cuentas pendientes, de reproches, que aún quedan más marcadas por el sentimiento de culpa de su marido tras el suicidio de su primera esposa.

Y, ante ese conflicto de intereses y sentimientos, la reunión de Ginebra es, con mucho, la catarsis, el momento de maduración de una trama, de encuentro y de enfrentamiento ante la realidad. Ya nada será lo mismo para ninguno de los presentes, convertidos todos en modernos Prometeos creados por el violento desdén y capricho de Lord Byron. Él los agita y los reta, y de ese reto nace el genio.

Mary, a partir de ahí, reacciona y en su drama se supera y crece. Por fin deja de ser un mero personaje que vive a la sombra de Percy Shelley para convertirse en el verdadero centro de la historia, con total autonomía y personalidad. He ahí una verdadera heroína romántica, de carne y hueso.

Sin duda la película es una invitación, una puerta abierta que nos invita a sumergirnos en ese proceloso mundo de los librepensadores anglosajones que, desde Thomas Paine hasta Godwin, llevaron hasta sus últimas consecuencias los retos de la libertad. Por favor, vayan más allá de Frankenstein. De esas raíces, de sus destellos místicos, de sus errores y aciertos, se nutre el árbol cuyos frutos hoy casi inadvertidamente contemplamos. Pasen y véanlo.

Recién vista.

¿Cómo una película sobre Mary Shelley, la adolescente que creó un monstruo, sobre el Romanticismo...puede ser tan condenadamente aburrida? ¿Cómo una historia con tantas posibilidades, y más en los tiempos en que vivimos, se queda en un mero telefilme de sobremesa, lleno de tópicos y de lugares comunes, de mujeres inteligentes que quieren empoderarse, pero que fracasan porque este es un mundo de hombres, de madres con problemas y de hombres que parecen sensibles e idealistas pero que a la hora de la verdad son los machirulos egoístas e irresponsables de siempre (¿qué puedo decir de ese Shelley que parece una caricatura de Edward Cullen y de ese Byron como de cuchufleta y maquillado como una prostituta?)? Por demás, todo es muy adocenadito, muy políticamente correcto, muy eucológico, muy palatable, muy para todos los públicos. Algo así como Frankenstein meets Crepúsculo, sucedáneo bajo en calorías de romance gótico para milennials. La película no se aclara en si es una historia sobre artistas románticos presentados como estrellas de rock perpetuamente borrachas y viviendo en la bohemia enfocada a adolescentes -pero ojo, muy poco escandalosa, la película pasa de puntillas por los aspectos más escabrosos de la historia, como el matrimonio previo de Shelley o el pasado revolucionario de Godwin- o una historia seria y adulta sobre las frustraciones y los fantasmas de un Siglo de las Luces fracasado, que iba a traer el progreso y el bienestar a la humanidad, y que como Frankenstein, acabó en una pesadilla sangrienta (llámese Revolución Francesa, llámese era industrial) y que halla un extraño reflejo en la peripecia vital de la propia Mary. La película se toma además un montón de tiempo para no contarte nada, es básicamente una serie de promesas que no se cumplen. Promete algo, a ratos interesa, en algún momento hasta emociona, y siempre, siempre aburre soberanamente. Mary es una chica que sueña con ser escritora y perseguir sus sueños, pero que se ahoga en un mezquino ambiente pequeño burgués, con una madrastra opresiva y metomentodo y un padre que pasa de todo y que no toma en serio sus inquietudes literarias, porque éso de las historietas de monstruos no es verdadera literatura. Plano de nubecitas. Tarda un montón de tiempo en arrancar para contarte el viaje de Mary a Escocia, ahora vemos cómo crece la hierba, otro montón de tiempo para contarte como conoce a Shelley, parece que se está tomando el tiempo para explicarte bien algo, pero tampoco pasa nada de éso, a mirar las nubes, huy, que se nos acaba el tiempo, hay que poner lo de la Villa Diodati (¡que ni siquiera se parece a la verdadera Villa Diodati!), la creación de la novela más famosa de la anticipación científica es un atropellado video-clip de dos minutos, vuelta a mirar a las alturas y otro cuarto de hora para contarte lo que pasó después, que tampoco es que pase demasiado (¿qué necesidad hay de poner un cartelito para contarte que el padre de Mary se encargó de que hubiera una segunda edición donde se acreditaba a su hija como autora, si ya lo estás viendo ?). Pero sobre lo que había realmente tras la novela, muy poquito, y de lo que había en la mente de Mary, poco también. Y esto poco, que es lo más interesante, casi al final y en un par de escenas muy cortitas y casi atropelladas -cuando explica por que el libro es como es y no puede tener final feliz, reconociendo el fracaso del ideal romántico de manera implícita-, con Polidori y con Shelley, que es de lo poco realmente interesante de la película.
Mayestáticamente aburrida, la ambientación y la fidelidad de la historia no son tampoco especialmente destacables (¡ésa iglesia donde hay una Virgen de Olot !). Esto sería excusable si esa fidelidad se hubiera sacrificado para contarnos algo realmente personal o especial (como hizo Gonzalo Suárez), pero no es el caso. Como la Bella de Emma Watson, la Elisa de La forma del agua, la Mary Shelley de Elle Fanning pasará a la nómina de nuevas heroínas feministas de la era del Me Too, pero por demás, no será especialmente recordada. Y éso que su interpretación de de lo poco que realmente me ha gustado, insuflando a su Mary una mezcla de pasión e inteligencia que la elevan por encima de todos los que están a su alrededor, y que considero no debían de estar muy alejadas de lo que debía ser la verdadera Mary. El personaje de Polidori, que sufre de las mismas injusticias que Mary, y que también es el único otro dotado de sensatez en una película que parece deliberadamente repleta de personajes antipáticos y estúpidos, y la conversación que mantiene con ella, también merece destacarse.

Fotografía oscurísima y sucia, que no se ve nada, como parece ser la tónica dominante en muchas películas de ahora, y música modernilla que no pega ni con cola.

Esta película es como decía Rossini que era de la música de Wagner: tiene momentos estupendos y cuartos de hora horribles.

Totalmente de acuerdo con lo de que la calidad de la película se multiplica en su segunda mitad dejando un buen poso al final. El problema es que le cuesta arrancar bastante y se pierde en convencionalismos propios de melodramas románticos.

Otra narración más rompedora, algún empuje de la bso y más ritmo en el montaje harían de este biopic algo más valioso.

"Frankenstein o el moderno prometeo" es una de mis obras favoritas y creo que para alguien que no haya investigado sobre la autora puede salir de la sala entendiendo muy bien su motivación a la hora de escribirla; con eso ya es más que suficiente, pero con algo más de clímax se hubiera podido lograr que la gente saliera con ganas de devorar la historia.

Elle Fanning soberbia y la fotografía, para mí, muy adecuada.