Tema: Mary Shelley, la creadora de Frankenstein

Ya en el kiosko:



Por su parte, el núm. 486 de Dirigido por… dedica el grueso de su portada a su principal contenido de este mes: la primera entrega del dossier en dos partes titulado 200 años de Frankenstein, el cual, con motivo del bicentenario de la publicación de Frankenstein, o el moderno Prometeo, de Mary Shelley, aborda lo que ha dado de sí el mito en cine y televisión. La entrega de este mes se compone de los siguientes artículos: La mujer y el monstruo [Diego Salgado y Elisa McCausland], El Dr. Frankenstein, supongo [Jesús Palacios], Frankenstein y la Universal [Albert Galera], y Erótico, cómico y terrorífico. El mito de Frankenstein visto a través del Cinema Bis [José Luis Salvador Estébenez]; y, además, de las antologías dedicadas a El doctor Frankenstein, de James Whale [Jordi Batlle Caminal], La novia de Frankenstein, de James Whale [Tonio L. Alarcón], La sombra de Frankenstein, de Rowland V. Lee [Quim Casas], Frankenstein 70, de Howard W. Koch [Luis Pérez Ochando], Frankenstein Conquers the World, de Ishiro Honda [Ramon Freixas & Joan Bassa], El jovencito Frankenstein, de Mel Brooks [Quim Casas], y The Rocky Horror Picture Show, de Jim Sharman [Israel Paredes Badía].

http://elcineseguntfv.blogspot.com.es/

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Revisitada The Bride.

Y a mí que me gusta este peculiar acercamiento al mito en clave feminista, lo mismo que me gusta el Drácula de Badham, oye, a pesar de las malísimas críticas que en general han recibido siempre ambas. Y sin embargo, he de conceder que al final me acaba interesando mucho más la preciosa historia de amistad entre el simpático enano Rinaldo (un extraordinario David Rapaport) y el Monstruo, (Clancy Brown), bautizado aquí como Victor (nombre que, sin embargo, corresponde a su creador) y su progresivo proceso de humanización, que corre precisamente parejo a la deshumanización de su creador, el Barón Frankenstein (Sting), que presenta un Frankenstein calavera, irresponsable y francamente antipático, y aún así, con algo de peligrosamente carismático en la tradición del mejor Peter Cushing de la Hammer. A pesar de las implicaciones de la historia -un hombre que se hace una mujer a su medida, a la manera de un Pigmalión o una My Fair Lady, y nos gusta que las mujeres sean cultas y bien educadas siempre y cuando no nos superen a nosotros, los hombres, o den señales de querer independizarse de nuestro lazo patriarcal- lo que pasa con Eva, la novia (una Jennifer Beals que llega a hacerse un tanto irritante, toda ojitos, dientes y expresiones ojipláticas, con algún momento WTF, como cuando se presenta desnuda en el salón o le ruge al gato de la Condesa), su también progresiva evolución y su historia de amor final en plan Bella y Bestia acaban por resultar más aburridas.

Todo ello preciosamente envuelto con una ambientación campestre y luminosa, pero muy sugerente, a años luz de lo que suelen ser otras versiones más lóbregas de la historia, en la que no faltarán guiños a las clásicas películas de la Universal, a las que sin embargo, se dará la vuelta al calcetín como también se lo da a lo que ocurre en la novela (el Monstruo, en su primera reacción egoísta, pide a Frankenstein una mujer que no es sino una complaciente muñequita para su placer; lo que obtiene aquí es una mujer independiente que lo supera en muchos aspectos, pero que, como en la clásica historia de hadas, lo ama no por bello o ingenioso, sino por sincero y por tener buenos sentimientos), el encuentro con los niños (aquí, más bien crueles y desagradables), el ciego (que lo traicionará y lo entregará a la justicia), las imágenes del Monstruo encadenado a la pared, del laboratorio del Doctor en una torre donde no faltan una especie de Doctor Pretorius y de asistente jorobado... y una maravillosa partitura, que combina los sonidos sintéticos con los sinfónicos, de un exuberante romanticismo y firmada por el gran Maurice Jarre.

Imperfecta, sí. Menor, sí. Pero muy disfrutable.

Un apunte teatral: se está representando en Barcelona, en el TNC, "Frankenstein", adaptación de Guillerm Morales de la novela de Mary Shelley, dirigida por Carme Portaceli, con Joel Joan como el monstruo y Àngel Llàcer como el doctor Frankenstein.

La escenografía es muy sobria, con pocos elementos sobre el escenario, alejada de lo que sería una ambientación gótica. Se intenta dar un poco ese aspecto siniestro con proyecciones sobre la pared del fondo del escenario (algo que últimamente se está poniendo de moda, al menos en los montajes del TNC: hay que llenar un espacio enorme con poco coste, supongo), en forma de rayos, tormenta, imágenes del bosque,etc.

La adaptación modifica substancialmente la novela: la creación de la criatura se produce en la casa de los Frankenstein, no en Ingolstadt; es a Henry a quien se culpa del asesinato del hermano de Víctor y por ello es ajusticiado (cambio de roles un tanto absurdo); Víctor llega a construir una novia para el monstruo, para lo cual urga entre tumbas con la ayuda del monstruo, pero la destroza en el último momento, en el laboratorio de la mansión familiar; y el cambio más importante, al final monstruo y doctor se "hermanan" de manera peculiar.

A pesar de todas las licencias, la obra se deja ver, destacando en especial la composición que Joel Joan hace del monstruo: algo torpón en los movimientos, no como en la novela, pero un ser sensible e inteligente, que busca por encima de todo el amor de sus semejantes, y si actúa violentamente es por venganza, como pago del odio irracional que recibe por parte de todos (menos de De Lacey, interpretado por Lluís Marco paternalmente, siendo el mismo actor el que interpreta al padre de Víctor, lo cual ayuda a la imagen especular entre doctor y criatura por la que apuesta la adaptación).

Veo que la moda iniciada por Branagh/De Niro de poner al Monstruo calvo y con levitón de enterrador sigue causando estragos ...

En Madrid eso de ponerles imágenes proyectadas por el fondo también se hace mucho (lo vi las dos últimas veces que he ido al teatro, a ver Galileo y Panorama desde del puente).

Aquí amenazan con montar en el teatro El jovencito Frankenstein ¡El musical! , para lo cual están llevando a cabo un pintoresco cásting de feos que sepan cantar...

Iniciado por Jane Olsen

Veo que la moda iniciada por Branagh/De Niro de poner al Monstruo calvo y con levitón de enterrador sigue causando estragos ...

En Madrid eso de ponerles imágenes proyectadas por el fondo también se hace mucho (lo vi las dos últimas veces que he ido al teatro, a ver Galileo y Panorama desde del puente).

Aquí amenazan con montar en el teatro El jovencito Frankenstein ¡El musical! , para lo cual están llevando a cabo un pintoresco cásting de feos que sepan cantar...

Sí, ya comienza a ser un "disfraz" del monstruo tan tópico y manido como el de Karloff. Además, se acompaña de unos zapatones descomunales, supongo que para realzar la altura del personaje (aunque Joan es lo bastante alto como para el detalle me parezca innecesario). Con todo, se deja ver. No sé si tienen intención de hacer el montaje también en castellano y girarlo por España. En Barcelona está teniendo mucho éxito de público.

Iniciado por mad dog earle

Sí, ya comienza a ser un "disfraz" del monstruo tan tópico y manido como el de Karloff. Además, se acompaña de unos zapatones descomunales, supongo que para realzar la altura del personaje (aunque Joan es lo bastante alto como para el detalle me parezca innecesario). Con todo, se deja ver. No sé si tienen intención de hacer el montaje también en castellano y girarlo por España. En Barcelona está teniendo mucho éxito de público.

Aunque ahora que lo pienso, lo del Monstruo calvo venía de antes ...



Aunque tampoco es que ahí hicieran una interpretación demasiado afortunada del mismo ...

En fin, casi tan malo como el Drácula reinona de Coppola ...

Una preguntita a los fans del personaje. De pequeño vi, alquilada de videoclub, una versión de Frankenstein extremadamente rara. De hecho recuerdo poco (casi nada) del monstruo en cuestión, pero sí recuerdo que una chica le veía y la metían en un manicomio, donde un loco la perseguía intentando matarla... por lo que recuerdo, yo diría que no era americana sino europea. ¿A alguien le suena?

Iniciado por Charles Lee Ra

Una preguntita a los fans del personaje. De pequeño vi, alquilada de videoclub, una versión de Frankenstein extremadamente rara. De hecho recuerdo poco (casi nada) del monstruo en cuestión, pero sí recuerdo que una chica le veía y la metían en un manicomio, donde un loco la perseguía intentando matarla... por lo que recuerdo, yo diría que no era americana sino europea. ¿A alguien le suena?

Ni idea . Quizá sea la versión de David Wickes, que tengo muy enterrada en mi memoria, y en la que salían cosas realmente bizarras... U otra que hay de 1984 con Carrie Fisher como Elizabeth que tampoco tengo nada reciente... De todas formas, hay muchas que no he visto. Si tuviera algo más de tiempo, me pondría a investigar al respecto... Quiero también montarme un ciclo de monstruos, pues hay varias versiones que quiero revisar (la de Branagh, una que hay de los años 70' y alguna más), si se saltaran las alarmas te avisaré por algún hilo.

Iniciado por Charles Lee Ra

Una preguntita a los fans del personaje. De pequeño vi, alquilada de videoclub, una versión de Frankenstein extremadamente rara. De hecho recuerdo poco (casi nada) del monstruo en cuestión, pero sí recuerdo que una chica le veía y la metían en un manicomio, donde un loco la perseguía intentando matarla... por lo que recuerdo, yo diría que no era americana sino europea. ¿A alguien le suena?

Parece un cruce entre BEDLAM (1946) de Mark Robson y FRANKENSTEIN AND THE MONSTER FROM HELL (1974) de Terry Fisher.

Frankenstein (1968).

Capítulo de los varios que constaba una serie de televisión inglesa que se emitió de 1966 a 1970 -"Mystery and Imagination"-, y cada uno de cuyos episodios era una adaptación en formato televisivo-teatral de alguna historia clásica de terror o misterio de la literatura británica o americana. Como pasó con otras series de televisión clásicas de esa época, los primeros capítulos no se han conservado, pues, dado lo caras que eran las cintas de vídeo en aquella época, las reutilizaron para grabar otras cosas en ellas. En un formato televisivo de poco más de una hora de duración, contaban una historia del terror clásico, entre las cuales estaban Drácula, El ladrón de cadáveres, La joya de las siete estrellas, El corazón delator, Carmilla, o como es este caso, Frankenstein.

Siempre me ha fascinado la interdependencia dramática de Victor Frankesntein y su Monstruo. Uno es como el reflejo negativo del otro, su doble tenebroso (¿o acaso es al revés..? Siempre he tenido serias dudas sobre cuál de ellos dos era el verdadero monstruo...). La idea del doble, tan presente en la literatura fantástica del Romanticismo, y que probablemente alcanza su punto culminante en El Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Y siempre me he preguntado ¿por qué nunca nadie ha tenido la idea de hacer una versión de Frankenstein en la que del Doctor y su Monstruo se parezcan (creo que algo así sí se ha hecho en algunas versiones teatrales)? Más aún: que los interprete el mismo actor. Pues aquí, lo hacen. Un joven Ian Holm interpreta tanto al estudiante de medicina como al trágico resultado de su desquiciado experimento...



Por demás, aunque muy, muy baratita (casi toda la acción transcurre en interiores y en la ciudad alemana de Heilingenstadt, o algo así, a donde Victor se ha trasladado a estudiar), y muy limitada por el formato televisivo (las pausas para los anuncios están ahí, y muchas cosas de la historia se han simplificado), es bastante fiel al libro, y busca una aproximación hacia la historia que tira más a lo trágico (como en las versiones de 1973, 1977 y 2004) que por lo terrorífico. Victor Frankenstein ni es barón, ni es doctor ni nada que se le parezca: es un simple estudiante suizo, aunque contando con la ayuda de dos acólitos (uno de ellos jorobado y de nombre Fritz, en un más que probable guiño al Frankenstein de la Universal). Su mentor principal será el Profesor Krempe (Richard Vernon), mostrado aquí de manera más simpática a como se le retrataba en la novela original. Pronto se dará cuenta de que no aspira ni a la medicina ni a la cirugía, sino a algo más grande. El frenesí y la megalomanía se apoderarán de él cuando, estando a punto de completar su experimento secreto, de manera inesperada, se presenten en la ciudad su prometida Elizabeth junto con su hermano pequeño Wilhelm y la criada Justine, quienes pronto se sienten alarmados ante la extraña conducta de Victor. Éste tiene ribetes de libertino amoral típicamente ilustrado, un poco al estilo del Barón Frankenstein de la Hammer. La identificación progresiva entre creador y criatura se irá haciendo cada vez mayor a lo largo de la historia: comenzando por el momento en que el Monstruo (llamado aquí, simplemente, La Cosa) es animado: situado en una especie de armazón donde permanece de pie con los brazos en cruz (¿otra alegoría religiosa de las muchas que salpimentean la obra...?), su creador se parará frenéticamente delante de él en idéntica postura.

El Frankenstein posterior a su experimento es, sin embargo, un ser muy distinto. Arrepentido, temeroso, ya nada desafiante... Sin embargo, no podrá deshacer lo que ha hecho o vivir como si nada hubiera pasado, como bien pronto comprende. Se da cuenta de que ha creado un Monstruo a su imagen y semejanza, y lleno del mismo orgullo temerario que él llevaba en su corazón.

La Cosa nace aquí en un grado de desarrollo más avanzado que el de otros Monstruos, y nada más abrir los ojos le hace a su creador una pregunta terrible: "¿Quién soy yo?". Pero, horrorizado, en lugar de contestar, lo expulsará de su lado. Para la pobre Cosa empieza un tortuoso peregrinar por un solitario valle de lágrimas. Es rechazado por de Lacey (que aquí es un fanático religioso, incapaz de comprender la naturaleza del ser que el sino aciago ha traído a su casa), y por Félix, su hijo (un lisiado amargado y vengativo, que será finalmente quien delate a Frankenstein). Desde ese momento, La Cosa sólo pensará en vengarse de ese Creador que lo ha hecho feo y sufriente y que lo ha expulsado además de su lado, sin haber cometido más pecado -en ese momento, al menos- que la mera existencia. Asesinará a William, tal y como ocurre en el libro, arreglando las pruebas para que la inocente Justine sea acusada y ejecutada; será nuevamente objeto del rechazo y la frustración cuando Victor acceda a crear una compañera para él, que destruirá al poco, incapaz de seguir con la tarea; matará al pobre Clerval -de lo que acusarán a Frankenstein- y finalmente terminará con la vida de Elizabeth poco después de la boda, para terror del confundido Victor, quien, sin embargo, de algún modo siente que esta sucesión de catástrofes es, si ni justa, al menos merecida. La confrontación final entre ambos aquí no tendrá lugar en el Polo Norte, sino en el atrio de una iglesia vacía con reminescencias de templo griego (otra referencia religiosa); tras haber impedido a su creador que lo mate, será el Monstruo quien le dé muerte con la misma arma que le quitó, para desaparecer poco después -suponemos que, como en el libro, para suicidarse-.

El guión hace un uso liberal de diálogos y frases directamente sacados del libro. Victor Frankenstein y su criatura no sólo se parecen -hasta el punto de que a veces, son confundidos-, sino que tienen una especie de conexión espiritual: él sabe cuando su monstruo está cerca porque lo siente (en la película, se usa un fantasmal sonido de latidos de corazón que se aceleran -quizá una referencia a El corazón delator de Poe, otra obra sobre gente con mala conciencia). Podría haber sido una de las grandes versiones de la historia, porque tiene algunas muy buenas ideas y una aproximación muy original -y a la vez, respetuosa- al material original, pero hay unas cuantas cosas que lo impiden. Una es, como ya queda dicho, la escasez presupuestaria, francamente manifiesta en detalles como el cutre maquillaje del Monstruo; otra, el formato televisivo y sus limitaciones, o la poca pericia del director, que podría haber tirado más por lo artístico y lo sugestivo en un Frankenstein tan trágico y psicológico como lo era éste. El otro es, quizá... Ian Holm, que sin duda es un actor muy competente y hace un buen trabajo, pero que por físico -canijillo y rechonchete- ni me da demasiado la imagen de Victor Frankenstein ni la de su Monstruo. Tampoco ayuda la caracterización: se limitan a ponerle una costura en la frente de cuño karloffiano, medio lado de la cara chungo, donde parece que le han contentado con ponerle un pegote de plastelina, cuatro vendas mugrientas por el cuerpo y la capa que desechó el Conde Drácula en la misma serie directamente sobre la piel, poniendo así un precedente para el Frankenstein de Kenneth Branagh (como curiosidad; Holm aparecería también en esta versión, en el papel del padre de Frankenstein), y hala, a correr. También hubiera funcionado mejor si le hubieran dado al personaje de La Cosa un tratamiento más coherente. Lo que en el libro y en otras versiones de la historia son meses y años, aquí son días, y el aprendizaje del Monstruo se pasa por alto y no se explica en ningún momento. Monstruo que, por otra parte, unas veces es muy elocuente y consciente, como en el libro -llegando a transmitir esa fragilidad inocente y trágica que era uno de sus rasgos más conmovedores, y que tan pocas veces se ha reflejado en la pequeña y gran pantalla-, y que en otras, actúa de manera primitiva y caprichosa -la escena que monta en el salón de la posada tras matar a Elizabeth es de traca , aparte de ridícula, no se justifica de ninguna manera-.

Pese a todo, muy digna del visionado.

He visto esta versión gracias a tu comentario. Coincido plenamente en la frase final: a mí también me parece una versión muy digna. Las limitaciones televisivas son obvias (similares a las que se pueden encontrar en muchos capítulos de "Historias para no dormir"), pero, con todo, el guion y la dirección funcionan bastante bien. El maquillaje es pobre, sin duda, pero resulta que acabo de ver The Evil of Frankenstein, de Freddie Francis... por lo que, visto el film de la Hammer, el aspecto de Holm como monstruo me parece digno de un Oscar.





Lo del parecido entre Frankenstein y la criatura, ciertamente, es algo que se desprende del fondo del relato (aunque no del texto de Shelley): al fin y al cabo, Frankenstein se erige como dios creador, y ya sabemos que, según la Biblia, Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Este detalle especular, que también se da en la obra teatral que comenté hace unas semanas, conecta como bien dices con el doble, el doppelgänger, de tradición romántico-germana, aunque nos sitúa lejos de los monstruos de la Universal o de la Hammer.

El detalle del armazón en forma de cruz (que también se utiliza en cierta manera en la obra teatral que cito)



me recuerda el final del Episodio III de Star Wars: La venganza de los Sith. Como no la había visto hasta hace pocos días, nunca había reparado en lo mucho que se aproxima el personaje de Darth Vader al del monstruo, e incluso a una cierta lectura cristológica, ya que Anakin Skywalker se puede decir que resucita.



Por último, la ciudad donde estudia Frankenstein es en esta adaptación Heidelberg, no Ingolstadt como en la novela.

Próximamente, miraré la de Drácula, que también comentaste en otro hilo.

Gracias .

A mí, The Evil of Frankenstein sí me gustó. El arranque me pareció muy bueno, la inclusión de la feria de caligariano cuño, la chica -muy alejada de la exuberancia usual en las heroínas de la Hammer- con la que el Monstruo traba una especie de amistad, el Barón que aquí es un poco menos mezquino y malvado que en otras entregas anteriores (su venganza, aquí, está más o menos justificada)... aunque es verdad que el maquillaje del Monstruo deja muchísimo que desear, y que la película tiene altibajos.

El detalle del Monstruo puesto en cruz creo que también lo he visto en algún que otro sitio, pero no me preguntes dónde .

Con La venganza de los Sith tengo serios problemas, empezando por las motivaciones de los personajes y el retrato que se hace de éstos. Es evidente que el paralelismo con las viejas películas de Frankenstein está muy buscado... pero yo recuerdo que cuando lo vi en el cine me pareció una escena bastante ridícula ... Más propia de una parodia de Frankenstein que de una película seria. Por otra parte, cabe destacar el simbolismo opuesto de las muertes -por así decirlo- de ambos personajes principales: Anakin, en un mundo de fuego y volcanes, un verdadero infierno; Padme, envuelta en ondulantes vestidos azules y rodeada de flores, en una imagen claramente reminiscente de la iconografía tradicional de Ofelia (una imagen de inocencia rota):







Una metáfora que en su día me pareció demasiado evidente y tirando a burda.

Quizá no es este el hilo apropiado, ni yo soy un fan de Star Wars, pero esta Semana Santa, en lugar de las clásicas películas de romanos con o sin referencia bíblica, me he metido entre pecho y espalda la primera trilogía, los episodios I, II y III. Solo había visto por televisión el I y el II, y ahora he añadido por primera vez el III, que me parece con mucha diferencia el mejor de los tres, sin que con ello quiera decir que me ha gustado. Lo que pasa es que el I me parece una bobada, con uno de los personajes más estúpidos de la historia del cine (Jar Jar) y un Anakin en versión para niños aborrecible. El II nos endilga una historia romántica entre Anakin y Padme que hace llorar... de pena, y la tres consigue los mejores momentos (o, mejor dicho, las mejores intenciones) gracias a ese progresivo oscurecimiento del personaje de Anakin y su transición traumática a Darth Vader. Incluso visualmente toda esta entrega se hace más oscura y lúgubre. Con todo, las piruetas de los combates de los jedis hechas por ordenador (lo de Yoda como saltimbanqui tiene delito) y lo mal, malísimo, actor que demuestra ser Hayden Christensen malogran algunos detalles interesantes, además de que como bien dices hay demasiado tópicos: la referencia a Ofelia de Millais es muy clara, así como los detalles frankensteinianos del final, o la también evidente temática bíblica que impregna toda la saga. A mí, en general, me han aburrido y me han parecido mal dirigidas por Lucas, con un guion confuso y mal desarrollado.



Brillan, eso sí, algunas ambientaciones y decorados (esos fondos digitales, algunos de gran belleza). En fin, vista ya por completo y seguida, dudo que la vuelva a revisar nunca más.









Y respecto a la de Francis, a mí no me ha desagradado, pero el guion flojea y la presencia del monstruo cae en más de una ocasión en lo ridículo, parece la criatura de los últimos títulos de la Universal.

Iniciado por mad dog earle

Quizá no es este el hilo apropiado, ni yo soy un fan de Star Wars, pero esta Semana Santa, en lugar de las clásicas películas de romanos con o sin referencia bíblica, me he metido entre pecho y espalda la primera trilogía, los episodios I, II y III. Solo había visto por televisión el I y el II, y ahora he añadido por primera vez el III, que me parece con mucha diferencia el mejor de los tres, sin que con ello quiera decir que me ha gustado. Lo que pasa es que el I me parece una bobada, con uno de los personajes más estúpidos de la historia del cine (Jar Jar) y un Anakin en versión para niños aborrecible. El II nos endilga una historia romántica entre Anakin y Padme que hace llorar... de pena, y la tres consigue los mejores momentos (o, mejor dicho, las mejores intenciones) gracias a ese progresivo oscurecimiento del personaje de Anakin y su transición traumática a Darth Vader. Incluso visualmente toda esta entrega se hace más oscura y lúgubre. Con todo, las piruetas de los combates de los jedis hechas por ordenador (lo de Yoda como saltimbanqui tiene delito) y lo mal, malísimo, actor que demuestra ser Hayden Christensen malogran algunos detalles interesantes, además de que como bien dices hay demasiado tópicos: la referencia a Ofelia de Millais es muy clara, así como los detalles frankensteinianos del final, o la también evidente temática bíblica que impregna toda la saga. A mí, en general, me han aburrido y me han parecido mal dirigidas por Lucas, con un guion confuso y mal desarrollado.



Brillan, eso sí, algunas ambientaciones y decorados (esos fondos digitales, algunos de gran belleza). En fin, vista ya por completo y seguida, dudo que la vuelva a revisar nunca más.









Y respecto a la de Francis, a mí no me ha desagradado, pero el guion flojea y la presencia del monstruo cae en más de una ocasión en lo ridículo, parece la criatura de los últimos títulos de la Universal.

Las precuelas de Star Wars consiguieron que, poco a poco, empezara a perder interés por la franquicia, algo que se ha acabado por materializar con las últimas películas que han sacado (que tienen algunos detalles que me han gustado, pero que, en conjunto, me han parecido muy erráticas, como si no hubiera un plan definido y no tuvieran claro qué historias nos quieren contar y con qué tono), o como si quisieran -y éste quizá es otro problema gordo, no sólo de Star Wars, sino de todo el cine de ahora en general- contentar a todo el úblico cuando esto no es posible. Ya las precuelas marcaban una diferencia de tono importante respecto de la trilogía original, donde las acciones de los personajes eran la que ellos elegían y marcaban su destino. Como en las tragedias clásicas. Como en el propio Frankenstein (que si ha alcanzado nuestros días, es porque tiene mucho de grandeza trágica). Luke corre a enfrentarse a Vader por su cuenta y riesgo, desoyendo los consejos de todos, y ésto es casi su perdición. Asistimos a su muerte simbólica -de manera más estilizada y más conseguida que la de Anakin en Mustafar- en el tenebroso corazón de la Ciudad Nube (un infierno en medio del cielo). En las precuelas no, en las precuelas todo lo que pasa es por obra y gracia del malísimo Palpatine que convierte en meros peones de sus designios al resto de los personajes, y esto es tan burdo y tan evidente para el espectador que sorprende que nadie entre los protagonistas de la historia se dé cuenta. A menos que quieras contemplar el último acto de rebelión de Vader contra su mentor-creador Palpatine en El retorno del Jedi como un paralelismo con el Monstruo. Si bien esa escena, muy atropellada, no tiene toda la fuerza que sería de desear en un momento de tanta trascendencia narrativa. Sin embargo, a la postre, Star Wars está más cerca de Drácula -una historia de buenos contra malos, que me gusta, indudablemente, pero que no es tan absorbente y fascinante-, que de Frankenstein, una historia de trágica rebeldía prometeica donde no hay buenos ni villanos claros, y la rebeldía del Monstruo hacia su creador es el reflejo de la rebeldía de éste contra Dios (aunque ésto no se plantee expresamente en el libro, Frankenstein nunca dice "voy a ocupar el lugar de Dios arrogándome la potestad creadora").

Hay más referencias a Frankenstein en Star Wars, sobre todo en lo que es el Universo Expandido (ése que Disney ahora se ha cargado), pero están más diluidas, se quedan más e los típicos tópicos de "mad doctors" del cine de serie b. Por ejemplo, en la historia del Doctor Evazan, ese feísimo personaje con el que Luke tiene un encontronazo en el bar de Mos Eisley, y del que se cuenta que acaba desterrado en un planeta dejado de la mano de Dios () haciendo extraños experimentos en los cuales incluso habría llegado a resucitar a los muertos.

Iniciado por Diodati

Pues sí. Aún así, para mí la película es una interesante mezcla de ficción y realidad. La criatura demasiado estrambótica para mi gusto, pero el conjunto me funciona. Aunque aquí pesa más la ciencia ficción y las metáforas que el horror.

La tenía olvidada. Ayer volví a verla y... ¡Crom! ¡Con razón la tenía olvidada!

Iniciado por octopodiforme

La tenía olvidada. Ayer volví a verla y... ¡Crom! ¡Con razón la tenía olvidada!

La película tiene un poco los mismos problemas que el Frankenstein de Kenneth Branagh (demasiado grotesca para que te la tomes en serio; demasiado aburrida y pretenciosa como para que te rías con ella): arranca muy bien, con mucha seriedad y compostura, pero al cabo de diez minutos pierde completamente la cabeza. Al igual que la mencionada cinta, hacia la mitad parece que quiere arreglarse, y en su tramo final vuelve a caer en el despiporre más absoluto, incluyendo decorados que parecen desechados de una de Sci-Fi de los 50' y brazos arrancados usados como porras.

El libro en que se basa éso sí, aunque un tanto raruno, merece mucho la pena.

Iniciado por Jane Olsen

La película tiene un poco los mismos problemas que el Frankenstein de Kenneth Branagh (demasiado grotesca para que te la tomes en serio; demasiado aburrida y pretenciosa como para que te rías con ella)

Ahí me temo que disentimos.

Revisitada El cerebro de Frankenstein (título menos impactante que el original Frankenstein must be destroyed).

Recuerdo que sólo la había visto una vez, hace ya tiempo, recién empezada mi andadura por este foro y por este hilo, y que no me gustó demasiado. Ahora, que voy comprendiendo mejor la mística de los Frankensteins hammerianos, la he degustado en mucha mayor profundidad.

No me voy a extender demasiado en su comentario. Sólo decir que quizá estemos ante la más sombría y nihilista de todas las películas de Frankenstein producidas por la Hammer. Los elementos terroríficos se han diluido de un modo sorprendente para dejar que la tragedia, el fatalismo y la crítica (tanto a la sociedad como a la ciencia cuando va desprovista de compromiso ético y de sentido humanista) cobren protagonismo. El Barón Frankenstein (el siempre acertado Peter Cushing) es aquí un personaje más frío, implacable y cruel de lo que hemos visto nunca, en el cual, el sentido altruista que pudieran tener alguna vez sus experimentos se ha desvanecido por completo. Frankenstein es un Maquiavelo de la ciencia, para el cual el fin siempre justifica los medios, y que no sólo se ha colocado fuera de la sociedad, sino por encima del bien y del mal. Pero más que un superhombre en el sentido nietzschiano de la palabra, este Frankenstein es una especie de Marqués de Sade de la ciencia, cuyos experimentos, más que probar teorías científicas, parecen encaminados a causar el mayor sufrimiento posible, de una manera gratuita, a los seres que le rodean y que se han convertido en sus simples peones. Pero es que estos peones son personajes casi tan corrompidos como el propio Frankenstein: la autoridades incompetentes, los científicos aparentemente respetables que se dedican a los más cuestionables experimentos de tapadillo, hasta los enamorados tontorrones, que serán las primeras víctimas del Barón (que se pasa toda la película atormentando en especial de diversas maneras a Anna- Verónica Carlson-), que se dedican a trapichear con droga para poder pagar el caro sanatorio donde está ingresada la madre de ella. Quizá el único personaje que escape a tanta corrupción moral sea Ella, la infortunada esposa del profesor Brandt -quien se volvió loco tras colaborar en los experimentos del Barón-, y que pese a todo, no se librará de un destino trágico.

El final es desolador, a la par con la novela de la Shelley, pero si ahí todo acababa en los desiertos de hielo del Ártico, aquí, -como en otras cintas del ciclo- será aquí un infierno de fuego lo que ponga fin a los crímenes y los fallidos intentos de Frankenstein por triunfar sobre la naturaleza e ir más allá. Ha mentido, ha robado, ha asesinado, ha chantajeado, ha violado y ha, en suma, destruido la felicidad de sus semejantes sólo para ver cómo el fuego lo consume todo. Frankenstein está destinado a intentarlo todo una y otra vez más sin jamás obtener el éxito en sus blasfemos experimentos. Desde luego, el apelativo de Capitán Ahab de la ciencia le va que ni pintado.

Se restaura el Frankenstein de 1910 (y puede verse gratis)

La biblioteca del congreso de Estados Unidos cuelga on line la restauración que ha hecho de la primera adaptación al cine de la novela de Mary Shelley

http://cinemania.elmundo.es/noticias...-verlo-gratis/