Los más veteranos del lugar recordaréis cómo, en otoño de 2002, me había impuesto un "plan quinquenal proyectoril", consistente en comprarme un proyector de gama media (2.000 euros) y cambiarlo cada año. Entonces, compré un Sanyo Z1 con el que estuve un añito. Y en 2003, el candidato mejor colocado era el Sanyo Z2 (todavía no había salido el Pana AE500). Con los DLP no estaba muy seguro; si incluso un Sim2 de chorrocientas mil pelas me dejaba KO de los arcoiris y jaquecas.
Pero entonces, apareció una oferta que no pude rechazar: un BenQ PE8700 a precio absolutamente tirado para la época (por lo que pude saber luego, precio de distribuidor). Así que mandé a la porra el probar-probar-probar y me lo pillé.
Y hasta ahora.
Seguramente si lo vendiese ahora, no sacaría ni la mitad de lo que me costó. ¿Y? Mil euros al año por ver cine en casa de P.M. me parece un gasto aceptable, frente a lo que supondría haber pasado un año más con un proyector inferior. Claro que la cosa mejoró muchísimo desde que me compré un Pioneer 868.
Por supuesto, sigo alerta ante las posibles novedades, pero de momento no ha salido nada que me impulse a cambiar.
Ayer para celebrarlo me vi
Batman Begins (DVD z1)