Munich es una ciudad a medio camino entre una capital de provincias y un centro ecónomico -financiero de primer orden. Es una ciudad moderna pero con elementos de su pasado medieval que la convierten en uno de los sitios con mayor calidad de vida de Europa. Todo ello hace que regresar a la capital del Estado Libre de Baviera sea siempre algo agradable. Y mucho más, si lo hacemos para disfrutar de una afición que en Alemania se desarrolla y se entiende muy bien. No en vano, muchos de los expositores eran alemanes, de la misma forma que brillaban por su ausencia conocidas marcas americanas y británicas. Entiendo la dificultad de cruzar el Atlántico, pero lo del Canal de la Mancha se me hace más difícil de justificar, sobretodo cuando hay gente que lo ha llegado a cruzar a nado.


He de decir que mi visita a la High End 2013 se ha concentrado en una sola larga jornada que hemos exprimido al máximo. Como es lógico, el mayor interés de la feria se centró en la visita a las diferentes salas de audición de las marcas más exclusivas. Pero también es cierto que una serie de circunstancias dificultan la evaluación exhaustiva de los diferentes equipos. En primer lugar, no deja de sorprenderme la mala elección de la música por parte de algunos expositores. A ello hay que añadir la guerra de volumen que los estrechos tabiques entre salas no hacen más que agravar. Creo que hay sistemas stereo que los hemos oido en 1.2.1, es decir, al sonido de las cajas de una sala se superponían los de las adyacentes a derecha e izquierda, sobretodo con los furibundos ataques y contraataques a base de graves y subgraves que retumbaban e invadían pasillos y areas vecinas. Parece una tontería pero no lo es. De hecho, hemos oido cajas acústicas de muchos miles de euros, como por ejemplo, las Tannoy Prestige Canterbury a un absurdo nivel de volúmen que llegaba a hacer desagradable su escucha. Reconozco, también que, a partir de media tarde, la saturación de audiciones embotaba ya mi cerebro y me dificultaba discernir la calidad de cada equipo.
Pero, por citar alguna curiosidad, nos han sorpendido gratamente productos de Magico, Kharma, MBL... y a un nivel más democrático, Dynaudio, Amphion, Gato Audio, PMC y Elac con cajas acústicas bien construidas y que sonaban de lujo.


Hemos conocido fabricantes con buenos precios como Taga Harmony, cuyas columnas y monitores tienen unos acabados dignos de marcas mucho más prestigiosas, aunque alguno de sus diseños sea sospechosamente parecido a B&W o KEF. Y hablando de diseños, en el tema de altavoces, hemos detectado dos grandes grupos o lineas a seguir: las columnas estrechas y profundas escrupulosamente rectangulares (con varios transductores no muy grandes) y, por otro lado, los diseños atrevidos y extravagantes que, con alguna digna excepción, acaban resultando cargantes y deformes por no decir antiestéticos directamente. Mientras que Focal parece abandonar ya la tan criticada rejilla en ángulo para adoptar una plana más elegante, Phonar parece haber retrocedido con las nuevas P4, P6 y P8 que, en directo, se ven incluso más feas que en las fotos. A un nivel mucho más elitista, Vivid Audio y Estelon deslumbran a los visitantes con sus curvas futuristas y, por qué no decirlo, con su sonido.


Aunque también hemos visto auténticas lavadoras o lavaplatos, incluso un amplificador más grande que una cabina de teléfonos. Mención especial merecen unas etapas cuyas válvulas gigantes, casi al rojo vivo, calientan más que una estufa de leña a pleno rendimiento. Por no hablar de cables con el diámetro de una hembra de pitón reticulada haciendo la digestión y a punto de deshuevar. Increible. Sin mencionar marcas, hemos escuchado equipos de cientos de miles de euros que eran incapaces de superar a unos buenos monitores de apenas 7.500 euros. Debería hacernos reflexionar hasta qué punto, a partir de un cierto nivel se puede seguir escalando más. Productos de 170.000 euros (o equipos completos de 500.000) ¿Tienen algún sentido para un uso exsclusivamente doméstico?


Muchas otras cajas acústicas marcaban precios muy dispares a pesar de montar los mismos transductores Scan-Speak, especialmente de las series Revelator y Ring-Radiator. Visitantes asíduos a la feria, me comentan la proliferación y posterior desaparición de pequeños fabricantes cuya presunta falta de continuidad aleja a las tiendas especializadas que prefieren marcas más grandes y consolidadas.
Pero también nos han impresionado electrónicas como las de Dan D'Agostino o McIntosh, con una estética neoclásica y una calidad constructiva verdaderamente notables. Muy remarcable también el esfuerzo comercial de Sonus Faber, con un gran despliegue de medios en dos espacios de grandes dimensiones. Las Guarnieri Evolution son dignas de ver, oir y tocar. Aunque el espectáculo lo daba Carlos Santana en una gran pantalla rodeada de decenas de altavoces y subwoofers Sonus convenientemente excitados por McIntosh a toda máquina.


Por otro lado, es muy curioso lo que está sucediendo con el home cimema, que una vez superado el boom anterior, va claramente de baja pero, al mismo tiempo, los fabricantes tampoco se atreven a abandonarlo, por si acaso revive. En mi opinión, el clásico formato estéreo no tiene nada que envidiar en cuanto a musicalidad e, incluso los conciertos en directo, conservan su espectacularidad en una reproducción a dos canales. Yo he ido a muchos conciertos y la música viene desde el escenario, no de los lados ni de atrás. Hasta me atrevería a decir que en un concierto presencial en directo el sonido apenas ofrece separación stereo. A veces, la remasterización multicanal no deja de ser una recreación de la realidad un tanto artificial.


En otro orden de cosas, dos conocidas marcas generalista se introducen en el mundo de los auriculares y aprovechan para presentar en esta feria dos interesantísimos productos que no precisan de amplificación dedicada. De hecho, están pensados para que puedan conectarse directamente al smarphone, tablet, mp3... Son los KEF M500 y los Focal Spirit One. Por cierto, unos de ellos suenan mucho mejor que los otros... pero eso es algo que desvelaremos en otra ocasión.

En cuanto a la reproducción analógica, vimos bastantes giradiscos, pero en la mayoría de demos optaban por los cd, dejando a los platos a un lado girando en solitario. No deja de ser curioso por no decir revelador, aunque no me voy a posicionar en este tema porque aún no tengo una opinión suficientemente fundamentada. Eso sí, hemos visto verdaderas obras de arte por no llamarlas directamente auténticas esculturas cromadas destinadas a presidir el equipo musical.

Por lo demás, recordar que en Baviera, a pesar de una mal justificada fama, se come bien y se bebe mejor y, aunque con ciertas rigideces culturales, todo funciona a la perfección y con precios correctísimos. Por eso recomiendo siempre Munich como base para visitar los cercanos Alpes y conocer un poco las costumbres y el carácter bávaros, que, para muchos, es la esencia tradicionalista de Alemania. Y, volviendo a lo nuestro, Munich nos ha demostrado que, a pesar de la situación en algunos mercados locales, el High End sigue vivo y coleante.

Manel Segarra