Okja es una película tan singular y provocadora, que merece ser recordada por lo que es, una gran película.
Es tal la cantidad de simbolismos presentes en la misma, que te dan ganas de coger papel y lápiz para ir apuntándolos sin parar. El símil que hacen en un momento de la peli en clara referencia a los campos de concentración Nazi, me puso el corazón en un puño.
No es sólo una crítica al tema principal que trata de manera evidente, sino que aprovecha para meterse con las absurdeces de la sociedad posmoderna tan maravillosa en la que vivimos. Hostias a la sociedad urbana, a las corporaciones que dominan el mundo, a los medios de comunicación, a las redes sociales,...vamos, que no deja títere con cabeza. No me extraña que con tamaño argumento ninguna major apostase por el ella en su momento. A mí me ha encantado.