La órdiga, oiga. Esta es la historia:
Salimos unos compañeros de trabajo y yo al bar de abajo a desayunar.
Uno de mis compañeros, es además amigo fuera del trabajo. En una de esas salidas de juerga sabadeteras, conoció a otra amiga mía de la que se ha quedado "prendado".
Estamos en la barra del bar pidiendo, y mi amigo, en lugar de la tostada y el café habituales, ha pedido sólo un triste café.
La camarera (una chica mas maja que las pesetas, tanto desde el punto de vista físico como en simpatía) se ha extrañado sobremanera (mi amigo traga por dos... o tres)
Le digo a la chica: "Es que está enamorado, y cuando está enamorado no le entra nada"
Contestación de la muérgana: "Pues a mi, cuando estoy enamorada, me entra de todo"
Con vuestro permiso, voy al lavabo a cambiarme los calzoncillos, y a asimilarlo todo.