Se suele decir que nos merecemos a las personas que nos tocan como pareja. No en el sentido de resignación que parece tener la frase sino en el de una especial química que pueda producirse entre dos miembros de una pareja.
Si hay algo más preocupante que estar con una pareja que nos parezca odiosa es... tener química con ella. Podemos aborrecer a una pareja porque nos muestra, en el fondo -como una imagen especular- nuestras propias miserias o porque no cumple nuestras expectativas ideales pero lo peor que puede pasar es que esa persona se nos encaje como un guante. Parece contradictorio pero no lo es:
Tenemos una forma de ser, estamos insertos en un punto dentro de un estrato social piramidal, tenemos un status, desempeñamos un rol. La sociedad según nuestras características ya nos tiene asignado un tipo de pareja.
"De forma natural" ligamos más facilmente con unas que con otras.
Sin embargo hay gente que es rebelde, no acepta ese papel que le toca jugar y, por tanto, tampoco acepta ese tipo de pareja que la sociedad le tiene asignada...
lucha, lucha...
Nosotros, que nos equivocamos constantemente y que no somos consecuentes con nosotros mismos porque no somos un sistema cerrado y lógico sino un puré de contradicciones (una manera trasnochada de decir lo mismo es que "nuestra mente quiere una cosa y nuestro cuerpo otra"), estamos además presionados por lo que quiere la sociedad para nosotros. Esta presión se traduce en esa manera "natural" (más bien diría "inexorable", como la ley de la gravedad) con la que facilmente ligamos con unas y no con otras.
...pero pocas veces queremos lo que la sociedad quiere para nosotros. Nosotros queremos más y mejor.
¿Hay algo más terrible que estar con una pareja que nos parezca odiosa y que a la vez sea la adecuada para nosotros, se adapte como un guante a nosotros? ¿hay algo que nos pueda decir más sobre quiénes somos, según la sociedad, aunque no nos guste reconocerlo?
¿Por qué acabamos cenando con un determinado tipo de mujer y no con otro?
Siempre hay una mujer ahí fuera esperándote. Sal a la calle y folla con ella.... pero no olvides taparte la nariz mientras lo hagas.
En definitiva si a uno no le gusta su pareja quizás es porque no se gusta a sí mismo. El apestoso olor de una mujer puede ser en realidad, sin darnos cuenta, nuestro propio apestoso olor.